Grandes empresarios que
chantajean a sus trabajadores, medios hegemónicos que falsean la
realidad y la corrupta maquinaria institucional, electoral y de compra
de votos del oficialismo corporativista del PRI se alían para tratar de
impedir la victoria de la centroizquierda en México en las elecciones
presidenciales del próximo domingo.
La todavía muy poderosa
maquinaria del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI)
recibe los últimos ajustes para ser puesta en funcionamiento en los
comicios presidenciales del 1 de julio e impedir la elección del
centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, con ventajas de 12 y 22
puntos sobre sus dos contendientes de la derecha, Ricardo Anaya y José
Antonio Meade, respectivamente.
López Obrador llamó al Instituto
Nacional Electoral (INE) a realizar un esfuerzo para que la noche del
primero de julio se den a conocer los resultados preliminares de los
comicios, luego que éste informara que los resultados de los comicios
los dará a conocer hasta lunes 2 de julio. Señaló que pese a ir muy
arriba en las encuestas es necesario no confiarse y emitir un voto
masivo en las elecciones del próximo domingo.
“No hay que
confiarse. La mafia del poder existe y los jefes están desesperados. Es
indispensable el voto masivo, que el triunfo sea contundente y que
podamos decir ´tengan para que aprendan´", señaló. La presidenta
nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, aseveró que “esta elección está
definida, está decidida, no queremos que con manejos y manipulaciones
quieran hacer otra cosa, la única manera de remontar la ventaja es con
fraude, y no se los vamos a permitir”.
El PRI moviliza 665 mil
410 operadores y representantes tratando cde apalanzar la candidatura de
Meade, el tercero en discordia. “No hay otro partido que tenga un
implante verdaderamente nacional que esté presente en todos los estados y
municipios, que ha probado una enorme eficacia”, advirtió Alfonso
Zárate en El Universal.
Ricardo Anaya, del derechista PAN,
segundo en las encuestas, también ataca permanentemente a López Obrador y
afirma que el candidato se desinfla: “los bots con los que manipulan
las redes sociales no van a votar este domingo, y nosotros con esta
fuerza ciudadana, con votos reales vamos a ganar la presidencia”.
Su
optimismo se basa en el triunfo de México en el Mundial de México y sus
actos de cierre de campaña, donde insistió en sus compromisos de
campaña de combatir la corrupción, bajar el impuesto a las gasolinas,
otorgar apoyos a las mujeres y a los adultos mayores, así como becas a
los jóvenes.
A principios de 2017, Cambridge Analytica (CA), que
utilizó información personal de los usuarios de Facebook para “dirigir”
el resultado de las elecciones en Estados Unidos, se acercó al PRI para
ofrecerle un plan que surtiría el mismo efecto en la elección del
próximo 1 de julio, a favor de Meade.
El plan le costaría 7.2
millones de dólares al PRI, informó el diario estadounidense The New
York Times (“Los recursos del PRI en las presidenciales: de Cambridge
Analytica a la politización de la justicia publicada”), donde afirma que
“ante muy malos números en encuestas para el voto presidencial”,
Cambridge Analytica le ofreció ayudar al PRI a ganar tal como lo había
hecho con Donald Trump. La propuesta fue plasmada en 57 páginas que
redactó la compañía y a la que tuvo acceso el NYT.
El PRI revisó
esa propuesta durante meses, abundó el diario, y al final decidió que no
necesitaba pagar millones de dólares a alguien externo para una campaña
sucia. En su presentación, refirió el diario, la empresa prometió
mejorar la imagen del PRI y destruir la de su principal competencia,
López Obrador, “con técnicas similares a las empleadas en contra de
Hillary Clinton en la elección presidencial de 2016”.
CA
prometió “una poderosa estrategia de campaña negativa para socavar” a
López Obrador. Pese a haber rechazado el plan, el PRI sí usó una serie
de estrategias mediáticas, a instituciones de procuración de la ley y a
órganos judiciales que controla. Según el NYT, con frecuencia, el gasto
del gobierno aumenta en programas para el combate del hambre o para
ayudar a los pobres, y dichos programas son transformados en máquinas de
compra de voto durante los años electorales.
Los gastos totales
en los principales programas sociales mexicanos se dispararon un 20% en
los primeros cuatro meses del año, de acuerdo con el grupo de Acción
Ciudadana Frente a la Pobreza, refirió el rotativo. Pese a todos sus
esfuerzos, indicó el NYT, las ganancias han sido marginales para el
partido gobernante, que se encamina a una derrota contundente en julio,
con Meade en un distante tercer lugar en encuestas.
De hecho,
resaltó, las acciones priistas parecen haber surtido el efecto contrario
y posiblemente terminaron por ayudar a López Obrador. Lo mismo pasó con
las presiones de los grandes magnates, directivos y dueños de medios de
comunicación, grupos financieros, compañías de infraestructura y de
otros giros, que cerraron filas con Meade.
Las conocidas
prácticas del corporativismo priista están puestas a disposición del
candidato oficialista: en los actos de campaña, la CNC, el sindicato
petrolero o Antorcha Campesina llenan auditorios o explanadas con miles
de acarreados, a quienes los oradores enardecen y ponen a punto, hasta
que aparece el aspirante y la euforia se esfuma, señala la revista
Proceso.
El “músculo electoral” del PRI parece no ser
suficiente para impulsar a Meade, que se escucha plano, frío y que,
además, en sus promocionales de televisión no hace oferta alguna y se
limita a tratar de ensuciar la imagen de López Obrador, quien para ser
el próximo presidente, no solo debe arrasar en votos, sino superar las
trampas y fraudes de las dos coaliciones de derecha y del estblishment
mexicano.
Gerardo Villagrán del Corral.
Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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