El 18 de junio pasado,
Martí Bátres Guadarrama, candidato a senador por Ciudad de México,
presentó los 50 puntos iniciales de una agenda legislativa que, se
infiere, no es únicamente individual: es la articulación de varios de
los
cómosfundamentales del proyecto de gobierno de Morena, desde el ámbito del Poder Legislativo.
Estos puntos son iniciales y abiertos a la discusión, pues como dice Martí,
queda abierta la agenda, sin embargo, porque un cambio produce nuevos cambios, y una sociedad liberada de la opresión adopta un renovado ánimo propositivo. Porque la historia nos enseña que los grandes procesos de transformación van abriendo sobre la marcha nuevas perspectivas, a veces impensadas. Las 50 propuestas tienen cuatro ejes, que cito:
• Combate a la corrupción, al derroche y los privilegios.
• Fomento al crecimiento económico.
• Derechos sociales y estado de bienestar social.
• Erradicación de la violencia y pleno ejercicio de los derechos humanos.
El combate a la corrupción empieza con la aprobación de la ley de
austeridad republicana. “Para eliminar privilegios y derroches en la
administración pública federal, bajando los sueldos desmedidos de los
altos mandos, eliminando bonos, sobresueldos, escoltas, guardaespaldas…
seguros médicos de gastos mayores con cargo al erario… entre otros
privilegios que hoy queremos eliminar para ahorrar recursos” y
destinarlos
al desarrollo económico y al desarrollo social.
En los puntos cuatro al ocho se enuncia la reforma educativa que el
país necesita y se presentan los temas de la que el país no necesita,
aprobada en 2013 por los partidos del régimen, y aquellos temas que
necesitan revisarse, discutirse o derogarse. Educación, salud y
seguridad social deben ser para todos. Entre otras propuestas, se
buscará establecer el seguro del desempleo (111 años después que en el
primer país que lo aprobó, la cuna del capitalismo industrial);
ratificar
el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo en materia de trabajo doméstico, y hacer universal la pensión para adultos mayores.
Aplaudo enfáticamente el punto 23: “Retomar el tema de los Acuerdos
de San Andrés Larráinzar plasmados en el proyecto legislativo conocido
como ley Cocopa, que quedó interrumpido en 2001, para cumplir
los compromisos que asumió el Estado mexicano con los pueblos indígenas
del país. Dichos acuerdos recogen no sólo postulados sociales, sino
también propuestas de democratización política, cuarto nivel de
gobierno, disfrute de los recursos naturales por los pueblos
originarios, así como el reconocimiento de nuestra diversidad
lingüística… y cultural”.
Paridad de género, derechos de las minorías, eliminación de
las actuales reservas en convenios internacionales de derechos humanos,
fomento a la cultura, no aumentar impuestos (un tema que yo discutiría),
pero ampliar y transparentar la recaudación, eliminación del fuero,
revertir la relección de legisladores y alcaldes (aplaudo de pie)… y,
entre otras: “En aras de proteger el ingreso de las familias, pero
también de alentar el crecimiento económico, nos comprometemos a no
aprobar más gasolinazos. Ni un solo gasolinazo más”.
Otros temas centrales serán la prohibición de privatizar los
servicios de agua; el apoyo a las pequeñas empresas, las cooperativas y
las empresas sociales; incluir en el TLCAN
los temas relativos a la fuerza de trabajo; particularmente, el tema del salario y el tema de la migración; aprobar la revocación de mandato; discutir y en su caso derogar la Ley de Seguridad Interior,
en virtud de las críticas recibidas desde la sociedad civil, por los excesos autoritarios en la misma.
Finalmente, se considera que estas propuestas son sólo un punto de
partida, porque se debe “recoger la agenda legislativa de la sociedad…”,
las ya planteadas por diversas organizaciones y las que se vayan
presentando.
Vamos a mantener las oficinas abiertas y vamos a trabajar en una lógica de parlamento abierto. Porque en nuestro país el pueblo es el soberano:
No entendemos el trabajo legislativo como un trabajo que se realiza a capricho e idea de los legisladores; en todo caso, somos representantes del verdadero soberano, el soberano es el pueblo, de acuerdo con nuestro esquema constitucional.
Es por ello y para ello que el nuevo gobierno de regeneración
nacional requiere una mayoría legislativa: también hay que rescatar al
poder que representa y legisla de su secuestro por las mafias de PRI y
PAN. ¿Contrapesos? Ya los hay, y muchos: los intereses creados, la
delincuencia organizada, los políticos corruptos y algunos empresarios
que se han beneficiado de ellos, un enemigo externo agresivo y
deslenguado… y también los límites constitucionales (derechos humanos y
otros muchos) al poder del Estado.
Hay que ser claros:
Si la mayoría del pueblo ya no quiere que permanezca la misma ruta económica y social, si la mayoría del pueblo quiere un cambio político, eso debe reflejarse también en el Poder Legislativo.
Twitter: @HistoriaPedro
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