(Artículo)
El jurista Rogelio Muñiz Toledo plantea que, si gana, López Obrador deberá elegir entre presidencia rígida o coalición.
Por Rogelio Muñiz Toledo*
El
altamente probable triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la
elección presidencial sería la tercera alternancia en la transición y la
oportunidad para lograr los cambios del régimen político y del modelo
de desarrollo económico.
López Obrador sería el presidente con la
mayor legitimidad desde que hay elecciones razonablemente auténticas y
medianamente equitativas en México, no solo porque su triunfo sería
incuestionable, sino porque tendría en torno a él un amplio consenso
sobre el impostergable cambio de régimen.
De conformidad con las nuevas reglas del sistema presidencial, incorporadas al texto constitucional en 2014, habría tres posibles escenarios para que López Obrador conformara su gobierno.
De conformidad con las nuevas reglas del sistema presidencial, incorporadas al texto constitucional en 2014, habría tres posibles escenarios para que López Obrador conformara su gobierno.
En un primer escenario, podría optar por
formar su gobierno sobre la base del sistema presidencial rígido, en el
que el poder se concentra en el titular del Poder Ejecutivo. Este sería
el escenario más probable si ganara por un amplio margen y/o alcanzara
la mayoría absoluta en al menos una de las cámaras del Congreso de la
Unión, sobre todo si es en la de Diputados, porque en esas condiciones
tendría pocos incentivos para optar por un gobierno de coalición que le
significaría perder el control sobre su programa de gobierno, al tener
que negociar su contenido con los partidos coaligados, y ceder parte del
gabinete a éstos, para lograr una coalición mayoritaria en el Senado
que aprobara el programa y ratificara el gabinete del gobierno de
coalición.
Si no obtuviera la mayoría absoluta en
ninguna de las cámaras, pero lograra los consensos sobre temas
estratégicos del cambio del régimen político, también podría optar por
esta vía, apoyado en su amplia legitimidad, sobre todo si al inicio de
la próxima legislatura construye los acuerdos parlamentarios para
garantizar las mayorías que requeriría para la formación y el inicio de
su gobierno.
Este primer escenario requeriría lograr
acuerdos con las oposiciones para garantizar condiciones de
gobernabilidad, entre otras razones, porque necesitaría construir las
mayorías para la aprobación del presupuesto y de la legislación
indispensable para ejecutar su programa de gobierno y porque a partir de
diciembre de 2018 el presidente de la República no podrá nombrar
libremente a tres de sus secretarios de Estado. Por mandato
constitucional (artículos 74 fracción III y 76 fracción II), si el
titular del Poder Ejecutivo no opta por el gobierno de coalición, el
secretario de Hacienda deberá ser ratificado por la Cámara de Diputados y
los de Relaciones Exteriores y de la Función Pública por el Senado.
Un
segundo escenario sería que formara un gobierno de coalición desde el
inicio de su administración. Los incentivos para optar por esta vía son
bajos para un presidente con un alto nivel de legitimidad y con un
considerable número de legisladores en ambas cámaras, aunque no tenga la
mayoría absoluta en ninguna de ellas, pero pueden ser lo
suficientemente poderosos si al inicio de la legislatura no lograra los
acuerdos para garantizar la conformación de su gobierno y las
condiciones de gobernabilidad necesarias para implementar su programa de
gobierno.
La decisión dependería del balance del
costo-beneficio de ambas alternativas: compartir el gobierno con la
oposición a cambio de contar con mayorías estables en el Congreso versus
construir condiciones de gobernabilidad, con una negociación eficaz en
el Legislativo, sin necesidad de compartir el gobierno pero sin mayorías
aseguradas.
No debiera descartarse la posibilidad de
que, si no tuviera mayoría absoluta en ninguna de las cámaras, las
oposiciones pudieran intentar generar las condiciones para que los
incentivos se alinearan en favor de la opción del gobierno de coalición.
Un tercer escenario sería que optara por
iniciar su gobierno bajo el modelo del sistema presidencial rígido,
pero sin descartar la posibilidad de formar un gobierno de coalición en
algún momento de la primera mitad de su sexenio, sobre todo si las
negociaciones para garantizar la gobernabilidad no son exitosas en el
primer año de su administración; o que fuera por el gobierno de
coalición en la segunda parte de su periodo de gobierno, si en la
elecciones intermedias no consigue la mayoría en la Cámara de Diputados.
*Abogado, consultor electoral @RogelioMunizT
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