Ese
fascismo que no para de decir su nombre. Y va por más. La historia es
muy clara: siempre irá por más. Los medios y las redes ardieron. En la
frontera, las/los niñas/os fueron separadas/os de sus madres y/o padres
migrantes. Las imágenes de una niña pequeña llorando con tan inmensa
desesperación. Los cuerpecitos tendidos adentro de jaulas cubriéndose
con un material parecido al papel aluminio. Los rostros de las/os
chiquitas/os pegados a las rejas. Trump quiere a México
de rodillas. Quiere de rodillas a América Latina. Esos países de
migrantes "animales", esas culturas de "frijoleros". ¿Qué mejor aviso
que golpearnos donde más nos duele: en nuestras niñas/os? Una
advertencia más. Si el mundo se lo permite, él va por todo. ¿Qué viviría
si me arrancan a mis hijos? ¿qué viviría si me encierran y no puedo
hacer nada por ellos? ¿qué viviría sabiendo a un hijo en un espacio
hostil, aislado y sin derecho a las palabras?
Al mismo tiempo, Estados Unidos anunció su salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, justo al día siguiente de que la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
hiciera la denuncia de una práctica salvaje que desde hace meses toma
las fronteras con el slogan "Tolerancia cero": arrancan a las/os
niñas/os de los brazos de sus adultos tutelares. Los separan. Los
adultos son sujetos a proceso y después deportados. ¿Cómo encontrarán a
sus hijas/os? ¿Cómo podrán reunirse con ellas/os? ¿Qué pasa con los más
pequeños que olvidan/corren el riesgo de olvidar sus nombres, sus
referencias? ¿Qué viene para ellos después de un daño psíquico tan
profundo?
La noticia de la renuncia de Estados Unidos al Consejo levantó una oleada de miedo y de indignación. ¿Ahora van solos? ¿nos quedaremos a observar el in crescendo del tsunami fascista?
El mundo sí reaccionó. "Inadmisible", "Insoportable", "Un grave
atentado contra los Derechos de los Niños", "Crisis humanitaria". Los
representantes del gobierno de los Estados Unidos
apelaron a una remota ley que autoriza la segregación de los menores de
edad, y que es necesario cambiar para que las separaciones de las
familias se detengan. Trump se vio obligado a dar pasos
para atrás. Nos estaba poniendo a prueba. Avanzó y esperó la respuesta.
Sin despeinarse. La intensidad de la reacción fue tal que tuvo que
retractarse, por esta vez.
Doble discurso
Pero la chamarra de Melania fue la descarada portadora del doble discurso. ¿De veras podríamos suponer un segundo que la esposa de Trump
no se dio cuenta de la brutalidad del mensaje inscrito en su espalda?
¿no hubo nadie allí para señalárselo? Justo para tomar el avión rumbo a
un centro de detención infantil la first lady eligió una chamarra que dice: "I really don't care, do u?"
("Realmente no me importa, ¿y a ti?" ). Un mensaje dirigido a los
millones de personas en el mundo que consideraron el aislamiento de los
niños como inadmisible (derogar la ley), un guiño para los votantes de Trump: la chamarra. Una especie de: "no se inquieten, acá seguimos en el voy derecho y no me quito". "Melania,
tú también eres madre", escriben en las pancartas. Pero a la heredera
de Eva Braun, de Clara Petacci, migrante ella misma, ¿qué podrían
importarle los pequeños "frijoleros"? Y nos lo gritó en la cara. También
sin despeinarse.
El plantón frente a la embajada de los Estados Unidos
El
Comité binacional migrante. Las organizaciones que por décadas han
trabajado en el apoyo a las familias. Grandes mantas colgadas en las
rejas de la Embajada. Bebés de plástico. El contingente de madres con
sus hijas/os camina desde la Victoria Alada (Ángel de la Independencia)
con sus pancartas y con sus niños de la mano o en carriolas. Bebés en
brazos. Una joven embarazada con un letrero en su vientre: "ningún ser
humano es ilegal". Muchas/os jóvenes. Las consignas: "No a las jaulas,
los niños a las aulas". "Son niños, no rehenes", "Familias unidas, jamás
divididas". "Trump fascista", "Abajo los muros,
migrantes seguros". El contingente que llegó desde las tres de la tarde
se va nutriendo. Cada vez somos más. Un grupo de muchachas con una manta
por los derechos de las familias migrantes toma Reforma. Primero un
carril. Luego los dos. Nadie se asoma por parte de la Embajada. Las
mujeres policías se colocan de un lado y del otro del plantón por un tiempo breve. Es una marcha más que pacífica. "Compañeras, tráiganse a sus niños". "Ustedes acá con nosotras/os". Se retiran.
Cantamos
el Himno Nacional. Retomo las palabras de la psicoanalista Jimena
García: ""La separación de niños de sus padres en la frontera de EU y
los estados de crueldad psíquica que conlleva tal acto. Recordé el
discurso de Jacques Derrida en los estados generales del psicoanálisis:
'se puede hacer cesar la crueldad sangrienta, poner fin al asesinato con
arma blanca, con guillotina, a los teatros clásicos o modernos de la
guerra sangrienta, pero según Nietzsche o Freud, todo eso será
suplantado por una crueldad psíquica, que inventará nuevos recursos. Una
crueldad psíquica, sería siempre una crueldad de la psyché, un estado
del alma, por tanto, siempre algo vivo, una crueldad no sangrienta'. Un
estado del alma se vuelve irreversible, son muchos los niños marcados
por el dolor de la separación, por guerra, por políticas de exclusión y
discriminación, por desaparición de los padres, no sólo es EU es el
planeta en guerra".
La crueldad psíquica
La
denigración de los seres humanos. Un tatuaje invisible y feroz en el
corazón de los niños y de sus familiares. Una compañera toma el
micrófono y nos llama a cantar un himno latinoamericano (seamos
religiosos o no): "Sólo le pido a dios". Los jóvenes se saben
"Frijolero", completita y "Gimme the power", (después de "Matarile al
maricón", sigo sin soportar a Molotov). Un contingente de universitarios
solicita que la Embajada reciba una carta. Continuan sin asomarse, pero
seguro que no están sordos. A diferencia de alguna otra ocasión que me
narró Adriana Bernal, la seguridad de la Embajada nunca salió a
sugerirnos que circulemos. Están obligados a reconocer sus excesos.
Nos
despedimos con "Cielito lindo". Nada de iras destempladas desde el
plantón, nada de chauvinismos desaforados. Justicia. Respeto a los Derechos Humanos. Dignidad. El enemigo es Trump y su gobierno. ¿A ti no te importa, Melania?
Eso pensaba Eva Braun, mientras torturaban y asesinaban niños, ella
acariciaba a sus perritos. Somos millones de mexicanas/os, millones de
latinoamericanos. Estamos alerta. Esta vez los ojos del mundo se
concentraron en esa frontera. No podemos permitir el despojo en la
frontera norte. Tenemos que luchar contra el despojo en la frontera sur.
"Ningún ser humano es ilegal".
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