Desde la Luna de Valencia
Por: Teresa Mollá Castells*
Con
la puesta en libertad de los cinco violadores de Pamplona, la justicia
ha dado un claro mensaje de su grado de patriarcalización y rechazo a
las libertades de las mujeres. Ha actuado, por llamarlo delicadamente,
como otra "manada".
Una "manada" de gente que opina que a pesar de la gravedad de los
hechos, estos cinco salvajes malnacidos, tienen derecho a una libertad
que la víctima de sus actos ya jamás podrá tener.
Una "manada" a quien la seguridad de las mujeres, de todas las
mujeres, les importa un pimiento y a quienes otorgan la responsabilidad
de su autoprotección. Y en lugar de mandar un claro mensaje del
posicionamiento de la justicia al lado de las víctimas, se han
posicionado al lado de los agresores salvajes. Y en dos ocasiones.
Esta justicia patriarcal nos está llevando a las mujeres a armarnos
de argumentos para seguir saliendo a la calle y para también exigir alto
y claro la formación básica en igualdad de género y en los diferentes
tipos de violencias machistas que sufrimos a diario las mujeres y las
niñas. Esa formación, al igual que la revisión del corpus jurídico para
despatriarcalizarlo es urgente. Y lo es porque nuestra seguridad y
nuestras vidas están en peligro.
A sus señorías frufrús les da igual una violación en grupo que un
asesinato siempre que las víctimas sean mujeres, claro. Siempre le
buscan las vueltas para poder interpretar y aplicar las leyes en sus
grados mínimos a los asesinos o violadores.
Pero eso sí, cuando es una mujer la que agrede o asesina, son implacables en todos los aspectos.
La verdad es que estoy harta, muy harta y muy enfadada por cómo se ha
llevado jurídicamente todo este tema de los violadores de Pamplona. No
soy abogada, como todo el mundo sabe. Solo soy una activista feminista
que ha visto como, con este tema y una vez más, se han sobrepasado todas
las líneas de ultraje a la dignidad de la víctima. Y con ella las de
las mujeres en general.
Y ahora leo en las redes sociales como ya hay programas de televisión
que están pactando entrevistas con los violadores y sus familias. Otra
"manada" la de estos programas y otros medios de comunicación que
pretenden justificar las actitudes de estos cinco miserables violadores y
criminalizar al feminismo que ha salido en masa a las calles para
protestar por la decisión de dejarles en libertad.
Recordemos que estos cinco violadores no han pedido perdón a la
víctima ni han mostrado el menor arrepentimiento por sus fechorías.
Recordemos que también violaron en Pozoblanco. Y también recordemos que
dos de ellos son parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Las "manadas" mediáticas y jurídicas tendrán que hacer frente a las
consecuencias de sus actos. Y me refiero a que en demasiadas ocasiones
se les olvida que las mujeres somos consumidoras y aunque no se tenga en
cuenta hay muchas letradas que son feministas y muy buenas en ambos
sentidos.
Estoy harta de tener que alzar la voz por estas tropelías. Muy harta
pero no queda más remedio que seguir saliendo a la calle y seguir
alzando la voz para acusar directamente a todas esas manadas
proteccionistas con el patriarcado a costa de la salud, de la seguridad e
incluso a costa de la vida de demasiadas mujeres y niñas.
Estoy segura que las mujeres volveremos a salir a la calles en masa
como en las últimas ocasiones para recordarles a todas esas manadas que
estamos aquí y que sabemos quiénes son. Que no nos quedaremos en casa
por muy cansadas que estemos ante sus sentencias, sus programas, sus
justificaciones continuadas de hechos que atentan contra nuestra
libertad y nuestra seguridad.
La iniciativa de algunos establecimientos de Sevilla en los que se
niegan a atender a todo lo que huela a estos cinco violadores me parece
admirable puesto que han antepuesto su dignidad y disconformidad con los
hechos a su actividad económica.
No sé cómo, pero hemos de actuar. Y lo hemos de hacer desde todos los
frentes. Desde las aulas comentando la barbaridad de los hechos y
condenándolos, por supuesto. Educando en igualdad desde las familias y
la escuela. Mostrando públicamente nuestro rechazo a este tipo de
terrorismo patriarcal que nos agrede desde todos los frentes
criminalizando siempre a las víctimas y justificando a los agresores
violadores y asesinos.
Desde el pasado 8 de marzo hemos salido muchas veces a las calles. Y
vamos a seguir saliendo. Pero se ha de actuar desde otras instancias
cambiando leyes y actitudes personales.
Se ha de actuar, también, desde la revisión de los valores mediáticos
revisando prioridades. Desde los propios agentes jurídicos en todos los
ámbitos y niveles para que espectáculos como los del juicio de estos
cinco violadores con sus abogados no solo cuestionando la verdad de la
víctima, sino toda su vida, no vuelvan a ocurrir nunca. Las facultades
deben formar profesionales éticos y no carroñeros a los que la dignidad,
la libertad y la seguridad de las mujeres no les importa nada.
Se ha perdido una gran ocasión por parte de sus señorías frufrús de
mostrar que la justicia no desprecia a las mujeres. Una ocasión donde
mostrar que realmente la justicia es justa con toda la ciudadanía y no
solo con los de siempre. Ahora ya sabemos que no es así, puesto que la
propia justicia ha sido violada y retorcida por quienes deberían
impartirla. Pero claro, la justicia, aunque sea simbólicamente, también
es una mujer y puede ser abusada, violada, torturada e incluso asesinada
cada vez que les convenga.No sé cómo ni de qué manera pero voy a seguir
saliendo a la calle para exigir igualdad y respeto para con los
derechos de todas las mujeres. Y también denunciando a quienes actúan de
esta vil manera pisoteando nuestras libertades y nuestros derechos a
una vida libre de todo tipo de violencias machistas y, por lo tanto,
contra la opresión patriarcal.
* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ontinyent, Esp.-
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