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La llegada de Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, además de tantas cosas que se ha llevado, también ha traído nuevos miedos y amenazas, y una forma de egoísmo que rápidamente ha cuajado en quienes tienen la posibilidad de reivindicarse a sí mismos sobre los demás, es decir, en quienes se encuentran en posiciones de poder. Y dijo eso de “America first” para
imponer sus condiciones al resto de los países, algo que difícilmente,
por ejemplo, podría haber hecho Haití para reivindicarse con un “Haiti first”, pero además lo hizo para reivindicar una forma diferente de gestionar su posición de poder con el doble objetivo de disfrutar de sus privilegios y de restringir de manera directa al resto sus derechos y oportunidades, al tener que plegarse ante lo prioritario de su afirmación. Es la ostentación intimidatoria que da y quita al mismo tiempo.
Y como el machismo es la posición de poder construida sobre la identidad y la condición de los hombres, pues ahora imitan al líder y dicen “Men first” para exigir que “los hombres son primero” y después, si acaso, las mujeres. En su día lo denominé “machismo exhibicionista” para
indicar que lo que ahora interesa es presumir de ese machismo y
exhibirlo para delimitar el terreno propio, que es aquel que se pisa y
lleva allí donde cada hombre va, porque el machismo no tiene fronteras.
Y como tal privilegio hay que presumir de él, pues
de lo contrario, esa posición de poder se puede confundir con el
ejercicio de las funciones propias de determinadas circunstancias, no
con la condición, algo que restaría “imagen” y capacidad de influir en
el resto. Por eso el poder conlleva el abuso como demostración y como reivindicación,
puesto que es en él donde se deja constancia de la verdadera capacidad,
no en hacer o mandar aquello que corresponde en determinados contextos.
Un jefe demuestra su poder cuando le dice a un trabajador o trabajadora
de la empresa, “baja al bar de la esquina y súbeme un café”, no cuando dice “hazme una fotocopia de este informe”; las dos son órdenes, pero la primera es injusta y sustentada en el abuso y en la amenaza implícita en caso de no cumplirla.
Por eso, ante el avance de la Igualdad y la movilización feminista de las mujeres, el machismo ha dicho lo de “Men first”, y
reivindica su posición a través del exhibicionismo machista para hacer
ostentación de su posición y privilegios, y para advertir de los límites
y de las consecuencias que pueden sufrir las mujeres en caso de
superarlos.
Y si eso que es algo habitual en el día a día, un Mundial del fútbol se presenta como el mejor escaparate para mostrarlo y demostrarlo. Lo hemos visto en los anuncios y en los episodios de violencia entre aficiones para que no se olvide que es un “tema de hombres” y que la hombría es parte esencial del mismo, se observa en la movilización de prostitutas
que acompaña a una competición de este tipo para que luego esos hombres
“demuestren su virilidad”, se comprueba en las continuas referencias a las mujeres más sexis de los jugadores convocados, con alineaciones y convocatorias como si se tratara del equipo de gala; o en los abusos que están sufriendo muchas reporteras mientras hacen su trabajo. Y todo ello se refuerza cuando vemos a hombres de distintos países que humillan a mujeres al hacerle repetir ante sus teléfonos palabras de contenido sexual mientras las graban.
Aquí hemos conocido algunas de las que han hecho en castellano
aficionados de Colombia, Perú y Argentina, pero dudo que se hayan
limitado a esos casos.
Cuatro son las características de estas actuaciones machistas:
- Un hombre presume de una mujer por el aspecto físico de ella.
- Demuestra su hombría al hacerle repetir frases de contenido sexual hacia él o sus amigos.
- Lo hace a través de la humillación y riéndose de la mujer, a la que suele intentar besar al final.
- Todo queda grabado para poder compartirlo y demostrar su “gesta”, pues el machismo se “demuestra andando” por la senda machista. De ese modo reciben el reconocimiento por parte de sus pares, y suben en consideración dentro del grupo como “más hombres”.
Lo terrible de toda esta situación, aunque no se hable tanto de ello, es que junto a este machismo exhibicionista también está la “exhibición del machismo” en forma de violencia.
Una violencia que durante estos días violará a muchas mujeres y
terminará asesinando a tantas otras por todo el planeta, como demuestran
algunos estudios que vinculan el aumento de femicidios en algunos
países con las competiciones deportivas televisadas.
El “machismo es mundial”, no cada cuatro años, sino todos los días.
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