6/30/2018

La mejor árbitra de Cuba está censurada


De 70 árbitros, sólo 11 son mujeres


La mejor árbitra de Cuba está censurada. Existen 11 árbitras en el panorama futbolístico cubano, casi nada si se compara con el número de hombres, que son más de 70. Solo dos de ellas tienen categoría internacional.

Yanelys Chávez era la tercera, la de mejor proyección, con un Pre-Mundial Sub 17 en su aval. Ninguna de las otras dos internacionales tenía un recorrido tan completo en el arbitraje. Sin embargo, la Federación Cubana de Fútbol la descartó.

El principal estadio de fútbol en Cuba —al menos en La Habana— es el Pedro Marrero, donde se efectúan, penosamente, los escasos partidos internacionales que juegan las selecciones nacionales. La mayoría de las temporadas ni siquiera hay partidos; las fechas FIFA son pasadas por alto, una y otra vez. En las instalaciones del Pedro Marrero radica el sitio de concentración de los equipos, masculino y femenino.

Adentro, 25 mujeres intentan descansar la fatiga de los entrenamientos, en la hora previa a un partido amistoso con el seleccionado de Nicaragua. Hay una sola ducha en condiciones, y la dieta para enfrentar el calentamiento y más de 90 minutos de juego, se reduce a arroz, chícharos y picadillo. Al día siguiente solo cambiará el chícharo por frijoles.
Muy cerca de las jugadoras, en el Pedro Marrero, aparece Yanelys Chávez, otrora árbitra FIFA y jueza en dichos amistosos. Chávez nació en el poblado villaclareño de Zulueta; tiene 34 años y una gran duda referente a su exclusión del listado FIFA ofrecido por la Federación Cubana de Fútbol (FCF) en diciembre del año pasado. Existen 11 árbitras en el panorama futbolístico nacional, un por ciento mínimo si se compara con el número de hombres, más de 70.
Sólo dos de ellas tienen categoría internacional; Chávez era la tercera, la de mejor proyección, con un Pre-Mundial Sub 17 en su aval. Ninguna de las otras dos internacionales tiene un recorrido tan completo en el arbitraje. Sin embargo, la FCF la descartó.

“La gente escucha, ya sean jugadores o entrenadores, que me presentan como árbitra nacional, y nadie entiende nada. Es muy duro para mí, porque ese gafete es tan difícil de conseguir. Que tu propio país te excluya sin motivos aparentes, duele. Ni siquiera mi presidente de la Federación, Luis Hernández, sabe que no soy árbitra FIFA. Así funciona, así se queda todo”, confesó Chávez.
Ningún directivo del fútbol en Cuba le ha explicado el motivo de su exclusión. En marzo, le escribió un mensaje de texto al presidente de la Federación. En la respuesta, Luis Hernández dijo que ignoraba la situación. El país pierde una árbitra FIFA, y el presidente no lo sabe.
Lo que sí confirma el caso de Chávez, junto al despropósito de la FCF, es que las mujeres en este mundillo tienen el doble de impedimentos.

LA GÉNESIS DEL FÚTBOL FEMENINO CUBANO

Cuando en la Isla se introdujo el fútbol femenino, por la década del 30 del pasado siglo, las señoritas del Club Baleares, de La Habana, se convirtieron en las primeras cubanas que practicaron ese deporte. Ellas, sin previo aviso, se habían unido con un equipo similar de la Juventud Asturiana para disputar un partido. Esa mañana olvidaron que el fútbol les estaba vedado. Pero todo quedó allí.
Ni el Club le dio alas a semejante jueguito, ni los decisores—todos hombres— en la Isla les vieron futuro a 22 mujeres corriendo detrás del balón. Otra vez las dejaban, sin reclamos, “fuera de juego”.
No fue hasta 1952 que nuevamente las mujeres se plantaron y armaron dos onces: por un lado el “Deportivo Cuba” y del otro el “Habana”. Ese choque se llevó algunos cintillos en la prensa nacional, tanto que se señaló como el primer partido oficial de fútbol femenino en la Isla. Fue un 8 de junio. Se separaron por colores, más que por calidad deportiva. Casi todas venían de la barriada de Puentes Grandes, en la capital cubana. El objetivo era conformar un equipo nacional que enfrentara a su similar de Costa Rica.

Las ticas vinieron al actual estadio Marrero (antiguamente La Tropical) y les ganaron tres veces a las cubanas. Después de 1959 se masificó el acceso al deporte, pero hacia el fútbol femenino nadie manifestó demasiado interés. Tanto que no fue hasta el 2002 que Cuba creó un Campeonato Nacional. Campeonato que no es tal, ya que solo incluye a cuatro o cinco selecciones, de las 15 provincias del país.

EN CARNE PROPIA

La árbitra Yanelys Chávez también vivió los vaivenes del balompié femenino en la Isla. En Zulueta, acaso el pueblo más futbolístico de Cuba, Yanelys pateó el balón por primera vez en su vida.
Aunque en la Escuela de Iniciación deportiva (EIDE) practicó atletismo hasta que el fútbol femenino ganó más respeto oficial, primeramente en La Habana. En la capital se mantuvo como atleta, hasta que sufrió una lesión grave en una pierna.
Jugaba en la misma posición que David Beckham. Se hizo fanática de su estilo de juego. Cobraba buenos tiros libres. Por eso se hizo seguidora de Inglaterra: "Con mi lesión llegaron las limitantes dentro de la selección nacional: nadie quería correr riesgos conmigo. En 2010, me salí y empecé a interesarme por el arbitraje”.

Como las liguillas femeninas son casi inexistentes en Cuba, las árbitras se ocupan de los partidos masculinos. A partir de su paso de jugadora a jueza, Yanelys Chávez tendría que lidiar con la furia y las frases hirientes de 22 hombres. Ha expulsado jugadores, ha expulsado técnicos, en la mayoría de las ocasiones por ataques verbales.
“Es muy normal que te digan que no sabes nada de fútbol, o que te pregunten irónicamente quién te hizo ‘árbitro’”.
Desde las gradas el panorama no luce muy distinto. Los partidos de fútbol en la Isla ocurren en horarios vespertinos, a falta de alumbrado en los estadios. Quienes asisten, regularmente, llevan bebidas alcohólicas, aunque por ley, esté prohibido el consumo de ron o cerveza en los campos deportivos. Aunque en Zulueta, donde nació, Yanelys recibe respeto, fuera de allí los improperios son habituales.

“Marimacho, ciega, bruta” suele ser la seguidilla de agravios. De todas maneras, para la árbitra la peor discriminación sucede en silencio, puertas adentro.
En algún momento dice que la situación es tan compleja que no encuentra palabras para explicarse. “Se sabe si se vive. Hay mucha discriminación: no porque lo diga yo, sino porque especialistas en la materia lo han reconocido. Existen árbitras que trabajan la primera división de este país, y están mucho más capacitadas que los hombres. Muchos de ellos no reúnen las condiciones y, sin embargo, siguen ahí, por encima de nosotras, porque son hombres”.
El reparto dispar de la autoridad, se trate de árbitros o de entrenadores, ha sido criticado como un fenómeno mundial. La presidenta de la Asociación de Árbitros de Fútbol de Long Island (LISRA, por sus siglas en inglés) Cathy Caldwell, afirma que se pierden tres veces más mujeres que hombres en el mundo del arbitraje, debido al abuso verbal. La Women in Football (WiF) también ha recibido en 2018 un asombroso aumento general del 397.2 por ciento en las denuncias relacionadas con discriminación sexual e incidentes de acoso hacia jugadoras, árbitras y periodistas deportivas.
En Cuba no existe ninguna organización encargada de reportar estos incidentes o denuncias.

Ni siquiera la FCF se ha manifestado públicamente sobre dichas preocupaciones. Los hombres también dirigen la Federación. “En mi caso, solo otra mujer, Irasema Aguilera, asesora de arbitraje en la FCF, fue la única persona que se acercó a la Federación Cubana a solicitar una explicación sobre mi exclusión de la lista FIFA. Todavía no ha obtenido una respuesta, ni la tendrá”, asegura Chávez.
En 2017, en un torneo inclusivo de fútbol, auspiciado por la UNICEF en la Isla, Chávez tocó de soslayo la agenda de género en este ámbito. Invitada por su carácter de árbitra internacional, la zulueteña dijo que con el torneo e iniciativas semejantes se le mostraba al mundo que las niñas y los niños pueden dedicarse a las mismas actividades. Pero Chávez no sabía que estaba en su último año como árbitra FIFA.
Por estos días ha escuchado rumores sobre la posibilidad de reincorporarla. “Sinceramente, ya no tengo ningún interés en eso. Con la Federación, y con quienes manejan sus hilos, no quiero ningún tipo de roce.”

* Este artículo fue retomado de la revista digital Tremenda Nota
Foto: Carolina Vilches Monzón
Por: Mayli Estevez*
Cimacnoticias | Villa Clara, Cuba.- 

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