De 70 árbitros, sólo 11 son mujeres
La
mejor árbitra de Cuba está censurada. Existen 11 árbitras en el
panorama futbolístico cubano, casi nada si se compara con el número de
hombres, que son más de 70. Solo dos de ellas tienen categoría
internacional.
Yanelys Chávez era la tercera, la de mejor proyección, con un
Pre-Mundial Sub 17 en su aval. Ninguna de las otras dos internacionales
tenía un recorrido tan completo en el arbitraje. Sin embargo, la
Federación Cubana de Fútbol la descartó.
El principal estadio de fútbol en Cuba —al menos en La Habana— es el
Pedro Marrero, donde se efectúan, penosamente, los escasos partidos
internacionales que juegan las selecciones nacionales. La mayoría de las
temporadas ni siquiera hay partidos; las fechas FIFA son pasadas por
alto, una y otra vez. En las instalaciones del Pedro Marrero radica el
sitio de concentración de los equipos, masculino y femenino.
Adentro, 25 mujeres intentan descansar la fatiga de los
entrenamientos, en la hora previa a un partido amistoso con el
seleccionado de Nicaragua. Hay una sola ducha en condiciones, y la dieta
para enfrentar el calentamiento y más de 90 minutos de juego, se reduce
a arroz, chícharos y picadillo. Al día siguiente solo cambiará el
chícharo por frijoles.
Muy cerca de las jugadoras, en el Pedro Marrero, aparece Yanelys
Chávez, otrora árbitra FIFA y jueza en dichos amistosos. Chávez nació en
el poblado villaclareño de Zulueta; tiene 34 años y una gran duda
referente a su exclusión del listado FIFA ofrecido por la Federación
Cubana de Fútbol (FCF) en diciembre del año pasado. Existen 11 árbitras
en el panorama futbolístico nacional, un por ciento mínimo si se compara
con el número de hombres, más de 70.
Sólo dos de ellas tienen categoría internacional; Chávez era la
tercera, la de mejor proyección, con un Pre-Mundial Sub 17 en su aval.
Ninguna de las otras dos internacionales tiene un recorrido tan completo
en el arbitraje. Sin embargo, la FCF la descartó.
“La gente escucha, ya sean jugadores o entrenadores, que me presentan
como árbitra nacional, y nadie entiende nada. Es muy duro para mí,
porque ese gafete es tan difícil de conseguir. Que tu propio país te
excluya sin motivos aparentes, duele. Ni siquiera mi presidente de la
Federación, Luis Hernández, sabe que no soy árbitra FIFA. Así funciona,
así se queda todo”, confesó Chávez.
Ningún directivo del fútbol en Cuba le ha explicado el motivo de su
exclusión. En marzo, le escribió un mensaje de texto al presidente de la
Federación. En la respuesta, Luis Hernández dijo que ignoraba la
situación. El país pierde una árbitra FIFA, y el presidente no lo sabe.
Lo que sí confirma el caso de Chávez, junto al despropósito de la
FCF, es que las mujeres en este mundillo tienen el doble de
impedimentos.
LA GÉNESIS DEL FÚTBOL FEMENINO CUBANO
Cuando en la Isla se introdujo el fútbol femenino, por la década del
30 del pasado siglo, las señoritas del Club Baleares, de La Habana, se
convirtieron en las primeras cubanas que practicaron ese deporte. Ellas,
sin previo aviso, se habían unido con un equipo similar de la Juventud
Asturiana para disputar un partido. Esa mañana olvidaron que el fútbol
les estaba vedado. Pero todo quedó allí.
Ni el Club le dio alas a semejante jueguito, ni los decisores—todos
hombres— en la Isla les vieron futuro a 22 mujeres corriendo detrás del
balón. Otra vez las dejaban, sin reclamos, “fuera de juego”.
No fue hasta 1952 que nuevamente las mujeres se plantaron y armaron
dos onces: por un lado el “Deportivo Cuba” y del otro el “Habana”. Ese
choque se llevó algunos cintillos en la prensa nacional, tanto que se
señaló como el primer partido oficial de fútbol femenino en la Isla. Fue
un 8 de junio. Se separaron por colores, más que por calidad deportiva.
Casi todas venían de la barriada de Puentes Grandes, en la capital
cubana. El objetivo era conformar un equipo nacional que enfrentara a su
similar de Costa Rica.
Las ticas vinieron al actual estadio Marrero (antiguamente La
Tropical) y les ganaron tres veces a las cubanas. Después de 1959 se
masificó el acceso al deporte, pero hacia el fútbol femenino nadie
manifestó demasiado interés. Tanto que no fue hasta el 2002 que Cuba
creó un Campeonato Nacional. Campeonato que no es tal, ya que solo
incluye a cuatro o cinco selecciones, de las 15 provincias del país.
EN CARNE PROPIA
La árbitra Yanelys Chávez también vivió los vaivenes del balompié
femenino en la Isla. En Zulueta, acaso el pueblo más futbolístico de
Cuba, Yanelys pateó el balón por primera vez en su vida.
Aunque en la Escuela de Iniciación deportiva (EIDE) practicó
atletismo hasta que el fútbol femenino ganó más respeto oficial,
primeramente en La Habana. En la capital se mantuvo como atleta, hasta
que sufrió una lesión grave en una pierna.
Jugaba en la misma posición que David Beckham. Se hizo fanática de su
estilo de juego. Cobraba buenos tiros libres. Por eso se hizo seguidora
de Inglaterra: "Con mi lesión llegaron las limitantes dentro de la
selección nacional: nadie quería correr riesgos conmigo. En 2010, me
salí y empecé a interesarme por el arbitraje”.
Como las liguillas femeninas son casi inexistentes en Cuba, las
árbitras se ocupan de los partidos masculinos. A partir de su paso de
jugadora a jueza, Yanelys Chávez tendría que lidiar con la furia y las
frases hirientes de 22 hombres. Ha expulsado jugadores, ha expulsado
técnicos, en la mayoría de las ocasiones por ataques verbales.
“Es muy normal que te digan que no sabes nada de fútbol, o que te pregunten irónicamente quién te hizo ‘árbitro’”.
Desde las gradas el panorama no luce muy distinto. Los partidos de
fútbol en la Isla ocurren en horarios vespertinos, a falta de alumbrado
en los estadios. Quienes asisten, regularmente, llevan bebidas
alcohólicas, aunque por ley, esté prohibido el consumo de ron o cerveza
en los campos deportivos. Aunque en Zulueta, donde nació, Yanelys recibe
respeto, fuera de allí los improperios son habituales.
“Marimacho, ciega, bruta” suele ser la seguidilla de agravios. De
todas maneras, para la árbitra la peor discriminación sucede en
silencio, puertas adentro.
En algún momento dice que la situación es tan compleja que no
encuentra palabras para explicarse. “Se sabe si se vive. Hay mucha
discriminación: no porque lo diga yo, sino porque especialistas en la
materia lo han reconocido. Existen árbitras que trabajan la primera
división de este país, y están mucho más capacitadas que los hombres.
Muchos de ellos no reúnen las condiciones y, sin embargo, siguen ahí,
por encima de nosotras, porque son hombres”.
El reparto dispar de la autoridad, se trate de árbitros o de
entrenadores, ha sido criticado como un fenómeno mundial. La presidenta
de la Asociación de Árbitros de Fútbol de Long Island (LISRA, por sus
siglas en inglés) Cathy Caldwell, afirma que se pierden tres veces más
mujeres que hombres en el mundo del arbitraje, debido al abuso verbal.
La Women in Football (WiF) también ha recibido en 2018 un asombroso
aumento general del 397.2 por ciento en las denuncias relacionadas con
discriminación sexual e incidentes de acoso hacia jugadoras, árbitras y
periodistas deportivas.
En Cuba no existe ninguna organización encargada de reportar estos incidentes o denuncias.
Ni siquiera la FCF se ha manifestado públicamente sobre dichas
preocupaciones. Los hombres también dirigen la Federación. “En mi caso,
solo otra mujer, Irasema Aguilera, asesora de arbitraje en la FCF, fue
la única persona que se acercó a la Federación Cubana a solicitar una
explicación sobre mi exclusión de la lista FIFA. Todavía no ha obtenido
una respuesta, ni la tendrá”, asegura Chávez.
En 2017, en un torneo inclusivo de fútbol, auspiciado por la UNICEF
en la Isla, Chávez tocó de soslayo la agenda de género en este ámbito.
Invitada por su carácter de árbitra internacional, la zulueteña dijo que
con el torneo e iniciativas semejantes se le mostraba al mundo que las
niñas y los niños pueden dedicarse a las mismas actividades. Pero Chávez
no sabía que estaba en su último año como árbitra FIFA.
Por estos días ha escuchado rumores sobre la posibilidad de
reincorporarla. “Sinceramente, ya no tengo ningún interés en eso. Con la
Federación, y con quienes manejan sus hilos, no quiero ningún tipo de
roce.”
* Este artículo fue retomado de la revista digital Tremenda Nota
Foto: Carolina Vilches Monzón
Por: Mayli Estevez*
Cimacnoticias | Villa Clara, Cuba.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario