Carta de la periodista Soledad Jarquín Edgar
Violencia, corrupción e impunidad
#JusticiaParaSol
Faltan sólo unos días para que termine el proceso electoral más
violento de la historia. Hasta empezamos a perder la cuenta del número
de víctimas en sólo unos meses. Son los tiempos de una “democracia bajo
fuego” sin estar en guerra.
Detrás de cada víctima quedamos muchas más víctimas. La muerte
violenta alcanzó a muchas personas inocentes, tantas que su sangre ha
regado este país doliente donde la palabra justicia y las voces que la
demandamos y reclamamos renunciamos a que quede en desuso, en la
costumbre, en el abismo de la impunidad y de la omisión.
Soy Soledad Jarquín Edgar, la madre de MARÍA DEL SOL CRUZ JARQUÍN,
una joven de 27 años víctima de esa circunstancia letal que vive México y
la corrupción que se empalma con el viento del poder desmedido y la
ambición que podría materializarse sin recato alguno a través de las
urnas.
Ella, mi hija, es parte de esa juventud sacrificada en este país que
desacierta el rumbo para las y los jóvenes, un país equivocado para
ellas y ellos, un país cuyo gobierno ha dado muestras que no le importan
esos muchachos y muchachas sin oportunidades para consolidar sus
proyectos de vida y sus deseos profesionales.
Enviada por su jefe, Francisco Montero López, ahora ex secretario de
Asuntos Indígenas del gobierno de Oaxaca que encabeza Alejandro Murat
Hinojosa, para apoyar con su trabajo como fotógrafa y videasta y hasta
de diseño de propaganda de la campaña política del candidato del
PRI-PVEM-PNA a la presidencia municipal de Juchitán de Zaragoza, Hageo
Montero López. Si ella se negaba perdería su empleo como jefa del
departamento de Comunicación Indígena Intercultural, una oportunidad que
había recibido de manera formal apenas el 1 de enero pasado, una
oportunidad que emocionada había recibido sin saber que marcaría de
manera fatal su destino por el capricho de un político que a todas luces
incurrió en un delito electoral.
Lejos de su fuente de trabajo en una oficina de la llamada Ciudad
Administrativa en Tlalixtac de Cabrera, un municipio conurbado a la
ciudad de Oaxaca, murió en Juchitán de Zaragoza acribillada junto con la
candidata a segunda concejala de ese municipio ubicado en la región del
Istmo de Tehuantepec, Pamela Itzamaray Terán Pineda y el conductor del
vehículo Adelfo Guerra, la madrugada del 2 de junio.
Lejos de su casa, MARIA DEL SOL, la más pequeña de mis hijas, fue
víctima no sólo de un acto criminal, sino también de la corrupción que
se afanan en cometer algunos funcionarios como Francisco Montero López
para favorecer con recursos públicos, materiales y humanos, de la
Secretaría de Asuntos Indígenas a su hermano Hageo Montero López, quien
este domingo sin pena ni vergüenza alguna pretende ser electo presidente
municipal de Juchitán de Zaragoza, un pueblo lastimado por los sismos
de septiembre pasado, pero más que nada, por la desgracia de las malas
prácticas políticas, hasta el grado de convertirlo en uno de los 10
primeros municipios más violentos del país.
Tanto el ex funcionario como su hermano, el candidato a la
presidencia municipal del PRI, no tuvieron el valor de comunicarse
conmigo aquella fatídica madrugada del 2 de junio para darme la fatal
noticia, un acto que se espera de cualquier persona con algo de
humanidad en el corazón. Así por horas, MARÍA DEL SOL permaneció en
calidad de “desconocida” en un servicio médico forense “particular”, aun
cuando entre sus pertenencias se encontraba su credencial para votar y
una credencial de la Secretaría de Asuntos Indígenas. Fueron las
preguntas de una compañera de trabajo y las mías las que me llevaron la
mañana de aquel día, que quisiera borrar de mi memoria, a determinar que
una de las victimas del triple asesinato era mi hija.
Por el contrario, Francisco y Hageo Montero López cometieron más
actos de corrupción en las mismas horas en que la angustia y el dolor
consumían mi vida. Pretendiendo eliminar toda prueba del trabajo que mi
hija desarrollaba contra su voluntad para no perder su trabajo (en un
país donde lo que menos tienen las y los jóvenes son oportunidades), al
robar de entre sus pertenencias el equipo de trabajo propiedad de mi
hija -una cámara fotográfica, una cámara de video y su computadora-.
Hoy a 24 días del 2 de junio no encuentro las palabras exactas para
describir su infame cobardía, que en lugar de limpiar sus huellas
terminaron por ensuciar el crimen que contra ella cometieron.
Como tampoco entiendo la postura del Partido Revolucionario
Institucional, cuyos dirigentes René Juárez Cisneros, en el ámbito
nacional, y Jorge González Ilescas, en el estatal, no han dado respuesta
a una carta que públicamente presenté y les envíe el pasado 7 de junio
solicitando se retirara la candidatura de Hageo Montero López a la
presidencia municipal de Juchitán de Zaragoza, como un acto de
congruencia con uno de los principales dichos del candidato presidencial
de ese partido, José Antonio Meade, quien aseguró que no pactaría con
delincuentes. Los hechos demuestran otra cosa.
Por el contrario, en el PRI están convencidos que el asesinato de mi
hija no tendría nada que ver, lo califican como un hecho aislado,
prefieren, como sucede con la Secretaria General del PRI en Oaxaca,
Mariana Nassar Piñeyro, no mirar el fondo fangoso y mal oliente en que
se convierte la utilización y desvío de recursos públicos, materiales y
humanos que laboran para una dependencia del gobierno de Alejandro
Murat, para respaldar con su trabajo profesional, las campañas políticas
de candidatos de su partido, un hecho que la Ley Electoral tipifica
como un DELITO, y lo hacen fieles a su costumbre, pero eso tiene un
nombre: COMPLICIDAD, es crimen organizado.
A priistas como los Montero López, y de otras y otros que se niegan a
cambiar como lo exige la sociedad mexicana, nada les importa la vida de
las personas, creen que pueden disponer de los seres humanos que
jerárquicamente dependen de ellos, son reyezuelos políticos corruptos e
insaciables detrás poder.
Ante los oídos sordos del PRI, ojalá el pueblo de Juchitán no se equivoque este 1 de julio.
Entre tanto, seguiré a través de las vías legales buscando y clamando
justicia para MARÍA DEL SOL, mi pequeña hija cuyos sueños han sido
arrebatados desde el momento en que fue enviada por el ex secretario de
Asuntos Indígenas, Francisco Montero López, para apoyar la candidatura
de su hermano Hageo Montero López.
Si esto no es corrupción, que el PRI me diga cómo se le llama, porque
todavía hay quienes nos negamos a aceptar vivir la tragedia de ser
víctimas de las malas prácticas políticas que llevaron a MARIA DEL SOL
CRUZ JARQUIN a ese destino que ella ni nadie se merecen.
#JusticiaParaSol
Con todo mi dolor
Soledad Jarquín Edgar
Imagen retomada de Chelsy Wong
Por: Soledad Jarquín Edgar Cimacnoticias | Oaxaca, Oax .-
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