Antonio Gershenson
La Jornada
La energía nuclear y
la eliminación gradual del uso del uranio como elemento importante ha
sido parte de la política derechista de gobiernos mexicanos anteriores.
Ya hablamos de dos de ellos, el de Miguel de la Madrid Hurtado y el de
Carlos Salinas de Gortari, principalmente, y otros que les siguieron,
que cambiaron leyes en perjuicio del uso de la energía nuclear y, en
general, ocasionaron con ello una caída en el uso de estas
posibilidades. Para Uramex, la entonces existente entidad paraestatal,
en 1985 fue transformado varias veces, primero fue Consejo y otros
nombres posteriores, hasta ser hoy el Servicio Geológico Mexicano.
Muchos nombres sí, ninguna producción.
Vamos a informar sobre la cantidad de uranio que se detectó en 1983.
Empezamos por el estado de Chihuahua, en donde se llegó a tener
alrededor de mil personas trabajando en la exploración para encontrar
uranio. En los alrededores de la Sierra Peña se detectaron
aproximadamente 2 mil 789 toneladas de uranio en U3O8.
Seguimos con Nuevo León, donde se calcularon reservas cercanas a 5
mil 75 toneladas de U3O8, en Cuenca de Burgos, en la zona del Río Bravo y
otras. Sonora, en la Sierra de Aconchi, de la Sierra Madre Occidental,
con un cálculo de mil 664 toneladas. Durango, en la Sierra de Coneto,
con mil267 toneladas. Oaxaca, donde se encontraron manifestaciones de
uranio en Santa Catarina Yayata y San Juan Mixtepec, con un tonelaje de
alrededor de 696 toneladas de U3O8. Todas estas cifras fueron las
máximas calcu-ladas de uranio en México, y allí continúan.
En diversos momentos y distintos medios de información se han
manifestado preocupación y rechazo por la vía nuclear para abastecer de
electricidad al país. Se magnifica, en ocasiones, el peligro para la
salud por la utilización del uranio para ese fin.
La existencia de la única central nuclear en México, prácticamente se toma como una bomba de tiempo.
El proyecto para generar electricidad a través del uranio existe
desde la década de los 50. Sin embargo, la construcción de la planta dio
inicio hasta 1976 y el funcionamiento de la central comenzó el 29 de
julio de 1990 en su primera unidad, y la segunda el 10 de abril de 1995.
La primera cumpliría 30 años el año próximo, y la segunda, en seis
años. El uranio es radioactivo como en las bombas atómicas.
El desinterés por el desarrollo de la industria nuclear (y natural)
en México ha representado un alto costo para la generación de
electricidad en la nación. Desde un principio, el proyecto mexicano se
vio en la necesidad de recurrir a la asesoría extranjera para la
fundación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, primero en 1956 y
para la construcción de la planta y su equipamiento después.
El reactor seleccionado para las condiciones de la Central Nuclear en
Laguna Verde fue de 654MWe. La empresa General Electric firmó el
contrato de venta con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. La venta
del turbogenerador estuvo a cargo de la empresa Mitsubishi.
Se calcula que se gastaron alrededor de 3 mil 500 millones de dólares
en la construcción y equipamiento de la central. Cifra que fue
considerada un gasto inútil, ya que su vida útil sería de sólo 30 años.
En la realidad esto fue rebasado.
Especialmente, la industria nuclear nacional no se ha desarrollado
porque se sigue dependiendo de la industria nuclear de Estados Unidos.
Lo menos que se debería hacer al respecto es:
1. Revivir totalmente la producción de toneladas de uranio en U3O8.
2. Construir en México nuevas plantas de uranio, no con radioactividad, como las bombas atómicas.
3. Generar con estas plantas una amplia cantidad de electricidad.
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