María
Elena R, una joven de 26 años de edad fue atacada con ácido al interior
de su propio domicilio por un hombre, presuntamente contratado para
cometer el delito.
Fue ayer lunes alrededor de las 10:00 horas cuando el sujeto, que al
parecer ya está plenamente identificado, ingresó al domicilio ubicado en
el municipio de Huajuapan de León, Oaxaca, para lanzar el líquido
directo a la cara y cuerpo de María Elena. En el auxilio, la madre de la
joven también resultó con quemaduras.
Ambas mujeres fueron trasladadas a la policlínica de aquel municipio.
Información consultada señala que el agresor dejó una nota en la que
señalaba que el ataque era en venganza por un conflicto personal.
Hasta el ataque con ácido ocurrido el pasado 9 de septiembre, en
Oaxaca no había antecedentes de este tipo de agresiones contra las
mujeres, característico de países del sureste asiático, así como de
Colombia, y que en distintos estados de México se comenzaron a presentar
en recientes años.
Utilizadas como armas, las sustancias abrasivas no sólo causan
sufrimiento físico o incluso la muerte, sino también imponen un dolor
psicológico que acompañará a la víctima de por vida.
Este tipo de ataque no busca la muerte de la víctima sino afectar de
manera permanente su vida debido a las secuelas, pues el líquido
destruye en instantes los glóbulos oculares, párpados, oídos, labios,
nariz y boca.
Una revisión realizada a cifras del Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) evidencia que a pesar de
lo grave que resultan estas agresiones, las cifras son invisibles. El
crimen en expansión ha pasado desapercibido frente a otras experiencias
de violencia extrema.
La desconfiguración producida por el ácido lleva los daños físicos a
un plano psicológico, ya que las víctimas sufren depresión y trastornos
por el cambio de apariencia.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Citlallí López Velázquez
Cimacnoticias | Oaxaca, Oax.
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