Ámbar es la encarnación de toda la violencia de que puede ser posible al verter odio hacia las mujeres.
Como si fuera un catálogo misógino, esta joven universitaria fue
víctima de tres hombres, que según la autoridad investigadora,
perpetraron el asesinato el pasado 30 de mayo.
Ese día en particular, Sonora se vistió de negro, pues varias mujeres
fueron atacadas en Hermosillo, de distintas formas. Además una niña en
San Luis Río Colorado fue localizada sin vida, mientras otra de las
mujeres sobrevivió a un ataque brutal en Navojoa, al sur del estado, del
que se recuperó gracias a la pronta intervención médica y a que tuvo
los medios para restablecerse.
Esa jornada, llamada “jueves negro”, no ha sido la única en donde
varias mujeres y niñas fueron asesinadas, pero ahora lo sabemos más
rápido, en forma inmediata y la sociedad pide cuentas públicamente a las
autoridades.
Ese jueves donde el feminicidio fue el protagonista, justamente fue
cuando nos enteramos de que habían encontrado el cuerpecito de una niña
que era buscada desde unos días antes en San Luis Río Colorado,
población fronteriza con Estados Unidos.
Más adelante sabríamos que como hacen muchos autores de feminicidio
infantil, el agresor fingió preocupación por la niña, y se integró a las
brigadas de búsqueda.
Finalmente la Fiscalía lo detuvo, le dictaron prisión preventiva,
solo para dar a conocer muy pronto que se había suicidado en las celdas,
mientras cumplía prisión preventiva. La sensación colectiva fue una vez
más de impunidad.
De la otra mujer asesinada y arrojada en vía pública, solo sabíamos
que era una persona joven, y más adelante sabríamos que portaba un
tatuaje, pues luego de muchos días sin identificar, la fiscalía decidió
publicar una fotografía de éste para motivar a quienes la conocían a que
se acercaran a ofrecer datos para su reconocimiento.
A esta fecha, no se ha dado mayor información sobre ese caso, pero
dio resultado la estrategia, pues fue identificada por personas
conocidas, gracias al diseño del tatuaje que fue publicado en medios y
redes sociales.
Pero fue el caso de Ámbar que hizo recordar ese jueves negro, pues la
FGJES decidió comunicar este lunes a través de un boletín informativo
sobre las novedades que había acerca de la investigación.
Desde ayer, igual que el jueves negro, las condiciones de su muerte
están en boca y redes de medios de comunicación, en muchas personas a
quienes había conmovido su pérdida y sobre todo, la forma en que fue
privada de la vida, por el grado de crueldad como se hizo.
La Fiscalía asegura que fueron tres las personas vinculadas a
proceso, y que se ampliaría a seis meses la investigación, tiempo en el
que los posibles responsables permanecerán en prisión preventiva.
Como sea, el reporte que la Fiscalía hizo ayer a la sociedad
sonorense para dar avance de cómo va el caso, revivió la conmoción, y la
evidencia de la sensibilidad de esa sociedad dolida por los agravios
contra cualquiera que carezca de poder y que está vulnerable a los
depredadores que andan en pos de sus presas.
La violencia física, sexual, psicológica y patrimonial, estuvieron presentes en la atrocidad que cometieron contra Ámbar.
Como si quisieran escribir en su cuerpo una lección de por qué es
necesario incluir en la legislación una descripción para tanto daño, con
su respectiva sanción, sus asesinos plasmaron todo el odio de que se
puede ser capaz no para privarla de la vida, sino para hacerla sufrir.
El feminicidio de Ámbar pone sobre la mesa varios retos. El más
importante, investigar y juzgar con perspectiva de género. El debido
proceso para quienes están vinculados por su muerte, y ahora, el
resarcir a la sociedad que se sintió ofendida, cuando en su boletín la
fiscalía afirma que: “Lamentablemente Ámbar Dolores “N” se relacionó con
personas inapropiadas”.
La excesiva descripción de las agresiones contra la víctima es
muestra de que todavía nos falta redondear el reflejo de la eficacia que
se ha demostrado ante los más recientes casos de feminicidio, en un
lenguaje que cuide la dignidad de la víctima, sin dejar de informar.
Ámbar no es un caso más, como no lo fue Itzel, como no lo es Amparo Sarahí, como no lo han sido las 78 asesinadas de este año.
Todas y cada una tenían proyectos de vida, tenían derechos. Pero por
el que nos toca luchar es por el de la justicia porque ellas ya no están
para reclamarla, pero quedamos aquí para representarlas.
Ámbar, como lo fue Priscilla Hernández en su momento, es ya un
símbolo de cómo se debe y no se debe abordar un caso tan grave. Por
Ámbar, por Itzel, por Amparo, por Elvia fue que se decidió solicitar la
segunda Alerta de Violencia de Género en Sonora.
Son seis municipios para los que se ha solicitado: Hermosillo, Cajeme, San Luis Río Colorado, Nogales, Guaymas y Empalme.
Muy pronto, el grupo de trabajo que investiga la solicitud emitirá su
primer informe sobre lo que encontró, y deberá comunicarlo a la
Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la violencia contra las
mujeres (Conavim).
Deberá también pronunciarse sobre si considera que se debe o no
declarar la AVGM, y será Conavim quien defina si la decreta, o solo hace
recomendaciones.
La esperanza está puesta en que esta vez, la Conavim tome una
resolución seria, acorde a la gravedad de la situación y deseche las
estratagemas que otrora permitían que los gobiernos de los estados
jugaran con las recomendaciones que al final eran sugerencias y no
medidas obligatorias.
Si de verdad a esta nueva administración le importan la vida y la
libertad de las mujeres, ésta es su oportunidad de demostrarlo, por
Ámbar, por todas.
* Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Hermosillo, son.
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