Asa Cristina Laurell
La Jornada
Llegar al gobierno significa
instrumentar las propuestas de política expresadas durante la campaña.
Conlleva el reto de traducir los principios políticos generales en
procesos concretos de transformación o, dicho de otra manera, de
traducir lo político y en políticas concretas. Se trata de forjar una
nueva práctica de transformación desde dentro del propio Estado y para
ser exitosa debe ejecutar un cambio profundo en su arreglo
institucional. Esta temática ha sido abordada en todos los países con
gobiernos progresistas y es un problema crucial en la construcción de la
nueva sociedad.
En este campo, entre los políticos con amplia experiencia en la
conducción del Estado, destacan Carlos Matus, el ministro de economía de
Salvador Allende, y García Linera, vicepresidente de Bolivia. Matus
desarrolló su teoría sobre la planeación estratégica como un camino de
solución a los problemas de la economía en la fase anterior al golpe de
Estado en Chile. Sus proposiciones han dado origen a una corriente de
pensamiento y de acción en América Latina, particularmente en Argentina.
García Linera ha centrado su reflexión en las contradicciones del
proceso de transformación en su país y enfatiza como una de sus
principales vertientes la
institucionalidad material del Estado, entendida como normas, reglas, burocracias y presupuestos, entre otras. Esta institucionalidad es específica para distintos espacios y tiene grados de complejidad variables.
El sector salud se caracteriza por una institucionalidad estatal muy
compleja que combina la prestación de servicios de salud, acciones de
promoción y educación en este aspecto, un entramado organizativo
fragmentado y legal complejo, intereses creados burocráticos y
sindicales poderosos, la regulación de intereses comerciales influyentes
y nichos importantes de corrupción. La estrategia de transformación de
este sector requiere, de entrada, reconstruir la institucionalidad que
ha sido desmontada por la aplicación, desde el exterior y sin la
comprensión, de los procesos internos y de modelos organizativos tomados
prestados de la ideología político-económica neoliberal. Tales son la
descentralización y el Seguro Popular.
La transformación del sector salud requiere de un conocimiento
profundo de su tejido actual. Representan un ámbito particularmente
importante las condiciones en que se encuentran las unidades y las redes
integradas de servicios de salud (RISS), dado que es donde la población
busca asistencia cuando está enferma. Sin embargo, los servicios de
primer nivel de atención son también el soporte de las actividades de
educación y promoción de la salud y el punto de partida de las RISS. Una
parte importante de los Servicios Estatales de Salud (SESA) sufre
limitaciones por falta de una planeación estratégica y de una
organización que garanticen su gradual y sostenido mejoramiento. Para
lograrlo es necesario tener un marco metodológico, con el fin de
construir un modelo operativo sostenible.
Existe un consenso absoluto respecto de que el primer nivel de
atención debe resolver entre 80 y 85 por ciento de los problemas de
salud, pero este postulado no tiene un correlato en un modelo
organizativo y un proceso metodológico para alcanzarlo. La Subsecretaría
de Integración y Desarrollo de Sistema de Salud (SIDSS), junto con el
IMSS y el Issste, ha formulado un nuevo modelo para el primer nivel de
atención, que incluye un procedimiento para su organización. Establece
un nuevo arreglo organizacional, que es el Distrito de Salud, el cual
sustituye a la jurisdicción sanitaria. El Distrito de Salud es un modelo
transversal de rectoría y operación en un territorio definido con
tareas que van desde la vigilancia epidemiológica hasta la gestión de
las redes de atención en este nivel y la referencia-contrarreferencia a
los otros niveles de complejidad. Estipula las características, así como
las funciones de sus componentes y tiene en su interior redes de
atención que se conectan con niveles de complejidad fuera del distrito.
Su cuerpo directivo tiene funciones definidas que garantizan que las
tareas del primer nivel se concreten y realicen. La nueva organización
disminuye las tareas burocráticas para los trabajadores, con el fin de
que se dediquen a quehaceres directamente relacionados con la salud. Va
acompañada de actividades intensas de educación continua o capacitación;
un nuevo sistema de información con recuperación de información en
todos los niveles como base de la planeación estratégica y
participativa, así como indicadores para seguir avances y detectar
problemas. Adicionalmente, agrega una tecnología apropiada para apoyar
las actividades sustantivas, que son las relativas a la salud de la
población.
Este primer nivel reorganizado y las RISS son la garantía real del derecho a la protección de la salud.
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