“Por tu derecho a saber y mi derecho a informar”
Nutrida marcha del gremio periodístico pide alto a la impunidad
Por Anayeli García Martínez
México, D.F., 9 ago 10 (CIMAC).- Sin protagonismos personales, sindicales o de grupos políticos, cientos de periodistas de medios impresos y electrónicos, salieron a la calle para manifestar su indignación por la creciente inseguridad que en el primer semestre de 2010, cobró la vida de 10 periodistas y mantiene desaparecidos a 11, entre ellos una mujer.
Luego de caminar por casi una hora, desde la Columna de la Independencia, periodistas de reconocida trayectoria, freelance, editores, camarógrafos, fotógrafos, jefes de información, algunos directivos y defensores de la libertad de expresión, se congregaron a las afueras de la Secretaria de Gobernación.
Ahí reunidos, se hizo presente la única frase que lanzó al unísono el gremio considerado a sí mismo como apático: ¡“Ni uno más, ni uno más, ni uno más”!. Luego se escuchó el Himno Nacional en voz de quienes están acostumbrados a buscar, investigar, analizar y difundir la información y la nota, pero no a ser parte de ella.
El recorrido de protesta, calificado por muchos como “atípico”, fue el resultado de la demanda de liberación de cuatro periodistas secuestrados el pasado 26 de julio, un hecho que demostró algo que ya se sabía y que ha sido ampliamente documentado en el país: la falta de garantías para ejercer el derecho a libertad de expresión y a la información.
“Han pasado por lo menos 25 años desde que los periodistas no salíamos a manifestarnos. Desde la muerte de Manuel Buendía” recordó la periodista Elía Baltazar. Otro directivo de medios afirmó “en las pocas protestas contra la impunidad, las desapariciones y asesinatos de reporteros sólo asisten cerca de 30 compañeros”.
Pero esta vez fueron cerca de mil quienes gracias a la convocatoria, difundida ampliamente en las redes sociales, se unieron en lo que sería una “protesta silenciosa”.
EL NO SILENCIO
Sin embargo, fue inevitable no romper el silencio, los murmullos, las charlas y los comentarios no se hicieron esperar entre compañeros y colegas que caminaban por avenida Reforma.
Hubo estudiantes y profesores de escuelas de comunicación y periodismo, simpatizantes, algunos funcionarios de oficinas de comunicación social, pero en su mayoría fueron comunicadores, mujeres y hombres, algunas reporteras caminaron con sus hijos. De una carreola pendía el letrero “mi mami es reportera, por favor cuídenla”. Otros caminaron con grabadoras y micrófonos en mano.
Una reportera del Estado de México lleva consigo su máquina mecánica de escribir, otra de Puebla una cartulina que dice “Basta de crímenes contra periodistas”. Y las frases siguen “Por tu derecho a saber y mi derecho a informar, alto a la impunidad, no más agresiones contra periodistas”.
Algunos más caminan con cinta adhesiva o cadenas en la boca, con fotos de los asesinados, con la imagen de las periodistas Teresa Bautista, Felicitas Martínez y María Esther Aguilar Camsibe.
Cerca de la una y media de la tarde, el recorrido concluyó en la Secretaria de Gobernación. Luego de colgar en las rejas la gran manta con los nombres de los 64 periodistas asesinados y de los 12 que permanecen desaparecidos.
De manera insólita, los asistentes no sólo apoyaron la protesta, también la reportearon, y aunque estuvieron presentes personajes como Miguel Ángel Granados Chapa, Raymundo Riva Palacio, Ricardo Rocha, Froylán López Narváez, y representantes de organizaciones como la Sociedad Interamericana de Prensa, Reporteros Sin Fronteras, Cencos y Artículo 19, no hubo discursos, sólo hubo esporádicas declaraciones.
Para los periodistas quedó la conciencia de gremio. Para la sociedad el mensaje, que no es nuevo, pero se debía reiterar no sólo al gobierno, también a todos aquellos que de alguna manera intervienen en el quehacer informativo: “Por tu derecho a saber y mi derecho a informar. Alto a la impunidad, ¡No más agresiones contra periodistas!
El mensaje de las y los periodistas no se quedó aquí, se replicó en todo el país, en Morelia, Michoacán; en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; y en Tijuana, Baja California, donde también se realizaron marchas de protesta.
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