11/29/2010

GOBERNAR CON EL MIEDO


José Enrique González Ruiz
Ya lo dijo Maquiavelo:
gobernante que no se hace amar,

tiene que hacerse temer.

Haiga sido como haiga sido

Como uno de los efectos de lo que millones de mexicanos consideramos un fraude electoral, Felipe Calderón se hizo de la Presidencia de la República, con la complicidad de los miembros del IFE y del TEPJF, a los que luego recompensó con generosidad. Ese defecto de origen lo llevó a echarse en brazos de los factores reales de poder: el Ejército y las televisoras principalmente, a cuyos intereses han favorecido sus acciones de gobierno.

También mantiene como aliada estratégica, aunque un tanto incómoda, a la impresentable lideresa del SNTE Elba Esther Gordillo Morales, por su habilidad para manipular al magisterio oficialista y convertirlo en promotor de marrullerías comiciales.
Al inicio de su sangriento sexenio, Calderón también trabó alianzas con el PRI, pues necesitaba sus votos en el Congreso.

Hizo a un lado todos los principios del panismo para cubrir a individuos de la calaña de Mario Marín, El góber precioso, y Ulises Ruiz Ortiz, señalado como responsable de, cuando menos, 23 homicidios durante la gran lucha de la APPO. Paso a paso, Calderón se ha ido retirando de los tricolores, en la medida en que éstos le exigen partes mayores y más sustanciosas del botín, y amenazan con volver a Los Pinos con Enrique Peña Nieto impulsado por Televisa.


El usurpador es un político sin valores morales; actúa pragmáticamente y sólo tiene interés en seguir con el pandero en la mano. Su más reciente adquisición es la corriente chuchista del PRD, con la que pretende impedir que Andrés Manuel López Obrador gane de nuevo en el 2012. Controla totalmente a su partido, el PAN, al grado de designar al presidente del Comité Ejecutivo Nacional: lo hizo con Germán Martínez y César Nava, y ahora quiere imponer a Roberto Gil. Con esa elasticidad ética y política, Calderón ha podido dar algunos golpes contundentes, como el extermino de Luz y Fuerza del Centro y el despido de más de 44 mil trabajadores electricistas.

La militarización como eje de la política del Ejecutivo Para poder satisfacer los intereses de la oligarquía (el reducido mundo de los megaempresarios transnacionales y locales), Calderón se alineó por completo a la estrategia norteamericana, refrendando la ASPAN y la Iniciativa Mérida, gemelos del Plan Colombia. Eso implica la utilización ilegal de las fuerzas armadas para controlar a la sociedad. Evidentemente, Calderón decidió gobernar con el miedo. Se hizo fotografiar y filmar con casaca castrense (aunque para su infortunio no cuidó el tamaño de la misma), proyectando con ello el poderoso mensaje de que serían los armados el instrumento de su legitimación. Asesorado por la derecha franquista de España (Aznar y compañía), declaró una guerra al narcotráfico con el objetivo político de legitimarse.

A Bush le había dado buen resultado lanzar la operación Justicia infinita, en un supuesto combate al terrorismo en todo el mundo, de modo que aquél siguió el ejemplo.
Los norteamericanos aplican una estrategia de Dominio de Espectro Completo, con la que subordinaron totalmente al gobierno de Colombia y mantienen en jaque a uno de los movimientos insurgentes más antiguos de América Latina. Del Plan Colombia saltaron al Plan México, en el cual se acomodó Calderón. El Ejército y la Marina fueron dotados de atribuciones extralegales para realizar tareas de seguridad pública. Previamente se reforzó su sistema de seguridad social y mejoraron sus remuneraciones (a diferencia de lo que ocurre con los salarios en general, que empobrecen dramáticamente).

Cuatro años después, el Ejército es un actor político de primer orden. El secretario de la Defensa Nacional que dijo estará en las calles por un período largo, pues son “los únicos” que pueden enfrentar a la delincuencia organizada. Pero ésta crece a ojos vistos y, según el secretario de Gobernación calderonista, Francisco Blake Mora, 400 municipios están bajo su mando. La presión social (de dentro y de fuera) por las múltiples violaciones a los derechos humanos, cuya expresión más visible son las cinco sentencias de la Corte Interamericana contra el Estado mexicano, no ha logrado avances significativos en la materia. Los castrenses ejercen una especie de veto a las leyes que tratan de armonizar las normas nacionales con las internacionales.

Un pueblo aterrorizado Los actos de terror que a diario vemos en la televisión, tienen amedrentada a la población. Grandes ciudades como Monterrey, puertos de fama mundial como Acapulco, centros de trabajo como los de la zona fronteriza y modestos municipios son flagelados por la violencia irracional. Y la única acción de gobierno consiste en hacer uso de los aparatos represivos, lo cual incrementa la violencia y la conculcación de los derechos humanos. Calderón quiere vencer a las y los mexicanos porque no puede convencernos de las bondades de su política. Gobierna con el miedo que infunden sus actos y con el miedo que él tiene a las reacciones populares.

Gobierna con decretos, porque es ésa la tendencia de los regímenes autoritarios. Gobierna con el terror, porque carece de consenso social. Gobierna con la fuerza porque no puede hacerlo con la ley.
josedesoledad@hotmail.com Cortesía de Forum en Línea

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