La administración de Felipe Calderón mantiene negociaciones con los llamados sindicatos charros o corporativos, otrora maquinaria obrera afiliada al PRI. Dona más de 75 millones de pesos a las viejas centrales y a los sindicatos incorporados a su propio sistema, revelan documentos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
En casi cinco años, el gobierno de Felipe Calderón ha entregado más de 75 millones de pesos a los sindicatos oficiales. Entre las organizaciones sindicales más beneficiadas, se encuentra la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que ha recibido “donativos” por casi 30 millones de pesos en dos ejercicios fiscales.
Desde el primer año de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) dictaminó inconsistencias en la operación de recursos. No obstante, informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) revelan que de enero de 2007 a diciembre de 2010, la dependencia a cargo de Ernesto Cordero Arroyo ha entregado 78 millones 985 mil 566 pesos.
Los anexos de los Informes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, 2007-2010, descubren 17 transferencias a las cuentas de los sindicatos afiliados a instituciones públicas y a las viejas centrales obreras afiliadas al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Provenientes del erario y justificados bajo la partida 7505 “Donativos a instituciones sin fines de lucro”, los movimientos monetarios se realizaron a través de las secretarías de Economía, del Trabajo y Previsión Social (STPS), Relaciones Exteriores, así como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Comité Nacional Mixto de Protección al Salario (Conapros).
Es la continuidad de la protección y los privilegios a los llamados “sindicatos charros”, opinan especialistas. “En el panismo, las centrales obreras refuncionalizan los acuerdos que tenían con el PRI, garantizan que el nuevo gobierno no toque sus dirigencias, no tramite las impugnaciones que hay contra ellos a cambio de mantener la política laboral y, sobre todo, la política económica del Estado”, dice Carlos Rodríguez Rivera, responsable del área educativa del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal).
Alejandro Vega García, integrante de la dirección del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas), explica que pese al mantenimiento del sindicalismo corporativo, “las viejas centrales están en un proceso de descomposición y cada vez juegan un menor papel en el panorama nacional. No son ya interlocutoras del gobierno”.
Los charros y los CCPP
La relación de donativos asignados a las organizaciones sindicales coloca a la CTM como la que mayores beneficios ha obtenido en el calderonismo, con 29 millones 560 mil pesos. Los montos fueron transferidos en 2008 y 2009 por concepto de “Llevar a cabo las actividades inherentes a la educación superior, capacitación obrera y adiestramiento para el trabajo y aquéllas que conlleven al fortalecimiento de la educación y la cultura”. Los apoyos fueron autorizados por la propia STPS, que encabeza Javier Lozano Alarcón desde el inicio del segundo sexenio panista.
Basada en datos de la propia STPS y de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal, la investigación Contratación colectiva de protección patronal ?coordinada por José Alfonso Bouzas Ortiz, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México? calcula que la CTM también es la principal central que participa en la firma de estos contratos.
El documento muestra que la central encabezada por el priista Joaquín Gamboa Pascoe ha firmado el 37 por ciento de los Contratos Colectivos de Protección Patronal (CCPP). Se trata de alrededor de 3 mil 190 contratos que abiertamente protegen al empresario en caso de que los trabajadores pretendan hacer valer sus derechos laborales.
Le sigue la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), con el 27 por ciento de los CCPP, unos 2 mil 352; y los llamados sindicatos “independientes” han celebrado el 20 por ciento, es decir 1 mil 698, de un universo de 8 mil 921 de los documentos.
Vega García dice que los CCPP son firmados por verdaderos “gánsteres, que lo único que quieren es hacer negocio; en cuanto los charros se dieron cuenta de la oportunidad que tenían, se lanzaron de cabeza”.
Los informes de la SHCP
Además de la CTM, en la lista de beneficiados figura el Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE, con montos transferidos por 27 millones 990 mil pesos, bajo el concepto de “donativos”.
La Secretaría de Economía también ha “donado” del erario al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Economía unos 18 millones 707 mil 466 pesos. La cancillería, al Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 1 millón 300 mil pesos; y la del Trabajo y Previsión Social, al sindicato institucional, 799 mil pesos.
Otro de los beneficiados por los donativos de la Federación es el Congreso del Trabajo, encabezado por el priista Enrique Aguilar Borrego. Recibió del Comité Nacional Mixto de Protección al Salario –que depende de la Secretaría del Trabajo– 629 mil 100 pesos.
El Conapros fue creado en 1974 a instancias del Congreso del Trabajo “con el objetivo de apoyar a los trabajadores en diversos rubros para lograr una relación obrero patronal más equitativa”.
Según la ASF, en su revisión a la Cuenta Pública 2007, el Conapros no justificó ante el máximo órgano de fiscalización que “los donativos se aplicarían para beneficiar actividades educativas, culturales, de salud, de investigación científica, de aplicación de nuevas tecnologías o de beneficencia” (Contralínea 128).
La debacle del sindicalismo
Carlos Rodríguez Rivera, responsable del área educativa del Cereal, opina que México “vive un movimiento sindical que ha ido perdiendo relevancia conforme han ido pasando las dos últimas décadas. El compromiso con el partido del Estado en su momento y el compromiso corporativo le anularon para que pudiera ser un movimiento al día, que pudiera tener alternativas ante la serie de medidas neoliberales que fueron coartando derechos de los trabajadores”.
Expone que en el segundo sexenio del Partido Acción Nacional, este sindicalismo “ha buscado mantener sus privilegios y no salir a la defensa de los trabajadores, sobre todo de los indefensos no sindicalizados, y ha contemplado pasivamente la proliferación de contratos de protección que anulan por sí mismos la vida sindical”.
“Es hoy un movimiento irrelevante, fragmentado, repudiado por una buena parte de la población. Estamos hablando del sindicalismo corporativo, no del democrático ni del, menos numeroso, sindicalismo independiente.”
Alejandro Vega García, integrante de la dirección del Cilas añade que el sindicalismo en México está marcado por tres elementos principales: la presencia del sindicalismo corporativo, la poca representatividad del sindicalismo, que ocupa alrededor del 11 por ciento de la población económicamente activa, y la dispersión.
El investigador del Cilas dice que este tercer elemento “pesa en contra de las posibilidades de acción en el sindicalismo. Mientras vemos países en los que sólo existen cuatro centrales, aquí estamos hablando de unas 19 mil organizaciones entre centrales, confederaciones y sindicatos”.
Sin embargo, confía que las “viejas centrales están en un proceso de descomposición y cada vez juegan un menor papel en el panorama nacional. No son ya interlocutores del gobierno. Los asuntos relacionados con los trabajadores ya no los discute el gobierno con los charros”.
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