Bernardo Bátiz V.
No cabe duda de que los legionarios en su crisis están tocando fondo. La desorientación interna es total. Por un lado, siguen en México apareciendo como si nada en las revistas de socialité, inauguran cátedras en universidades y se preparan para su Teletón; como si nada pasara o como si todo fuera igual. La salida de Álvaro Corcuera de la dirección de la congregación marca la inexorable desmexicanización o, si usted prefiere, la desmacielización de la cúpula legionaria. No es casual que sea remplazado por el joven sacerdote Sylvester Heereman, de origen alemán, como el Papa. El control absoluto, ahora, lo tiene Velasio de Paolis, el delegado pontificio, quien avanza muy lentamente a la realización de un capítulo refundacional de la legión para el próximo año. Del libro polémico Su Santidad: las cartas secretas de Benedicto XVI, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi , de donde se desprendió la crisis vaticana denominada Vatileaks, se filtraron a la luz pública documentos confidenciales de la Santa Sede; entre éstos se publica una reveladora carta firmada por el mismo Velacio de Paolis. Ahí expresa juicios reservadísimos sobre Corcuera, a quien le reprocha su falta de liderazgo: "El actual superior general, que algunos consideran demasiado ligado al fundador, es asimismo estimado por casi todos por su bondad y paciencia, pero no tiene gran capacidad de gobierno y de guía de la misma congregación. En las decisiones resulta bastante incierto y proclive al compromiso".
La segunda manifestación del momento crítico de los legionarios la encontramos en la denuncia y detención del hijo biológico de Marcial Maciel, Raúl González Lara, el pasado lunes 22 de octubre por agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Morelos (PGJEM), en Cuernavaca. Este bullying legionario es una advertencia cautelar, intimidatoria, porque González Lara ha interpuesto una demanda contra los legionarios en Connecticut, Estados Unidos, encabezada por el experimentado abogado en abusos sexuales Jeff Anderson. Hay que recordar que la Iglesia católica tan sólo en Estados Unidos ha erogado más de 2 mil millones de dólares en indemnizaciones y negociaciones con víctimas sexuales. El fondo de la trama es el temor de perder un juicio millonario ante González Lara. La demanda es un ingenioso ardid de presión y descalificación. Los legionarios no han aprendido las amargas lecciones que han empañado a la Iglesia: el silencio cómplice, la defensa a ultranza de la institución, y la coerción, aun la ilegal, contra las víctimas. Los legionarios no han reaccionado; siguen erráticos y comprometen a instituciones como el Poder Judicial y ponen en evidencia a algunos medios que se prestan a llamar "supuesto hijo de Maciel" a González Lara cuando los propios legionarios lo han reconocido como tal desde hace más de un año.
Los legionarios van a contramano de las orientaciones y lineamientos que la Iglesia está impulsando a raíz del deterioro de su imagen por escándalos y denuncias de abuso sexual. Mientras la Iglesia católica recomienda en la resolución de demandas y querellas por abuso sexual, que el enfoque sea en las víctimas, los legionarios recurren a actos intimidatorios. En febrero de 2012, la Iglesia celebró un simposio sin precedentes en Roma contra la pederastia. La cumbre eclesiástica sobre la pederastia declara a las víctimas como prioridad central. Delegados provenientes de 110 conferencias episcopales de todo el mundo y los superiores de una treintena de órdenes religiosas abordaron la delicada cuestión que, en los últimos años, ha empañado la imagen y la credibilidad de la Iglesia. La conclusión fue sencilla y contundente: el enfoque debe estar centrado en las víctimas. En la inauguración, el papa Benedicto XVI subrayó que la recuperación de las víctimas de abusos sexuales debe ser la preocupación prioritaria de la comunidad cristiana, que tiene que ir unida a una "profunda renovación de la Iglesia a todos los niveles". En el mismo evento, Charles Scicluna, en ese momento promotor de justicia de la Doctrina de la Fe, usó la palabra omertà como "una cultura de mortal conspiración y silencio" sobre los abusos que, más allá de obstruir la verdad, “son en sí mismos malos e injustos. Otros enemigos de la verdad –añadió– son la negación deliberada de los hechos conocidos y la preocupación fuera de lugar de que el buen nombre de la institución de alguna manera deben gozar de prioridad absoluta en detrimento de la divulgación”.
Los legionarios contradicen con su actitud los lineamientos del Vaticano, o ponen en evidencia que son sólo discursos y demagógicos los planteamientos de los más altos jerarcas de la Iglesia. Los legionarios tienen fuertes nexos con el poder y utilizan la justicia mexiquense para presionar a los hermanos González Lara. Qué tienen que estar haciendo éstas, con el riesgo de politizar la intervención de autoridades tanto para Eruviel Ávila como para el propio Enrique Peña Nieto, de dar trato preferente a los padres legionarios. Como si en México, en pleno siglo XXI, existiera un fuero legionario. ¿Éste existe? En una conversación sostenida con Nelly Ramírez, ex miembro del Regnum Christi y autora del libro El reino de Marcial Maciel, declaraba que tan sólo este año han salido más de 200 sacerdotes y seminaristas legionarios. Y más de 500 consagradas han abandonado la congregación, cuyos dirigentes, al parecer, no quieren reconocer los predicamentos que actualmente atraviesa. La lógica de poder y de complicidad no ha cambiado ni con la muerte de Maciel. Su modelo sigue intacto, a pesar de que se habla tanto de cambios, nuevos carismas y refundación. El modelo de los legionarios es empresarial, no es evangélico. Dicho de otra forma, hay una tenue frontera entre una Iglesia empresarial o en su defecto una empresa eclesiástica. El modelo supone la complicidad de los poderes fácticos y del poder político. A pesar de todos los disimulos, éste es el verdadero dilema que ahora enfrentan hoy los legionarios.
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