Son hostigadas en San Quintín y denuncias no prosperan
Sin
cifras sobre acoso y abuso sexual ni protocolos de atención, el
gobierno federal pretende atender este delito que enfrentan las
trabajadoras en los campos agrícolas y comunidades de esta región del
estado de Baja California (BC).
El pasado 24 de abril, el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique
Miranda Nava, informó a las y los voceros del movimiento jornalero que
están en demanda de mejores condiciones laborales, que personal de la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) iniciará inspecciones
en todos los centros de trabajo para detectar casos de abuso sexual,
los cuales serán turnados al Ministerio Público (MP).
Sin embargo, el funcionario no precisó cuándo iniciarán estas
inspecciones, cómo detectará el delito ni si desarrollará acciones
específicas para prevenirlo, además evadió responder cualquier pregunta
de los medios de comunicación.
Esta demanda de las jornaleras no es nueva, ya que según el procurador
del Trabajo en la región, Gabriel Soria Cuevas, el acoso sexual es una
de las violencias que más padecen las trabajadoras en los campos
agrícolas.
Cuestionado sobre el número de denuncias recibidas por acoso y abuso
sexual en los centros de trabajo al menos durante 2014, el funcionario
sostuvo que no tiene registrado algún caso.
Soria Cuevas detalló que las mujeres no denuncian el acoso y el abuso
sexual por vías penales ni ante la autoridad laboral del Valle por
miedo a ser despedidas.
Sin embargo cuando las trabajadoras son cuestionadas al respecto,
resulta que el acoso sexual es uno de los problemas que más enfrentan.
El funcionario dijo que a fin de atender esta demanda, luego del paro
de labores de las jornaleras que inició en marzo pasado, la STyPS
instaló un módulo afuera del Centro de Gobierno en San Quintín, para
informar y acompañar hasta el MP a las mujeres que denuncien este
flagelo.
No obstante, Cimacnoticias visitó todos los días, entre el 20 y 24 de
abril y en diferentes horarios, el Centro de Gobierno sin encontrar una
sola vez a la persona que atiende el módulo, una pequeña carpa blanca
con una lona de la STyPS.
Antes de esta medida, explicó Soria, el Centro de Gobierno en la región
no había llevado a cabo otra acción para prevenir el acoso sexual, pero
aseguró que la Casa de la Mujer Indígena, una organización civil que
atiende a la población femenina, se encargaba de informar a las
trabajadoras sobre sus derechos.
Por su parte, la trabajadora social de la clínica del Instituto
Mexicano del Seguro Social en San Quintín, Irene Herrera Verduzco,
coincidió con el funcionario en que el abuso y el acoso sexual son
problemáticas frecuentes que las mujeres no están denunciando.
“Yo
lo sé porque conozco bien la situación de cada paciente y en la
consulta sale que no les gusta cómo las tratan, las miran y otras
cosas, pero aunque se les motiva a denunciar, ellas no lo hacen”,
aseguró la trabajadora.
Por su parte, Amalia Margarita Cuevas, directora de la Casa de la Mujer
Indígena, confirmó que no existen datos sobre esta forma de violencia
que enfrentan las mujeres en los campos agrícolas y también en las
comunidades donde ellas habitan.
La defensora detalló que la Procuraduría del Trabajo no cuenta con
personal capacitado para atender esta problemática, y que el MP no
actúa con sensibilidad y desde una perspectiva de género para atender a
las víctimas.
Además, las mujeres enfrentan dificultades para detectar esta forma de
violencia y desconocen las vías por las que pueden denunciar la
agresión, dijo la experta.
El acoso sexual es tan frecuente en la zona que las trabajadoras
adoptaron como parte de su vestimenta de trabajo una falda que va
encima del pantalón de mezclilla; esta prenda la usan –según explicaron
ellas mismas– para evitar que los “mayordomos” (capataces) y sus
compañeros las miren cada vez que se agachan a cortar el producto
agrícola.
Durante un recorrido por uno de los ranchos (que por seguridad de la
trabajadora se omitirá el nombre), Cimacnoticias observó a un
“mayordomo” que hacía bromas insistentes a la jornalera más joven del
personal, una mixteca de 19 años de edad recién llegada a la región y
quien advirtió que se sentía “incómoda” con la presencia y los
comentarios de ese trabajador.
Tras visitar las colonias del Valle de San Quintín y platicar con
algunas líderes comunitarias, esta agencia tuvo conocimiento sobre la
situación de dos mujeres (de diferente colonia) que durante 2014 fueron
abusadas sexualmente por su “mayordomo”.
Según el relato de las líderes (que prestaron ayuda a las víctimas),
antes de enfrentar el abuso, las trabajadoras denunciaron sin éxito a
sus patrones que estaban siendo hostigadas sexualmente por los
capataces, quienes en respuesta se burlaron de la situación.
Si bien estas mujeres (una de ellas madre de dos menores de edad) sí
acudieron al MP a denunciar el abuso, sólo uno de los agresores fue
detenido (por un día) y el otro quedó en libertad. Posterior a la
denuncia, las trabajadoras fueron hostigadas por sus agresores en sus
viviendas a fin de intimidarlas y hacerlas desistir de las demandas.
En ambos casos, las mujeres se vieron obligadas a abandonar su
comunidad, también cambiaron de centro de trabajo agrícola y no
continuaron con el proceso penal. CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa, enviada
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa, enviada
Cimacnoticias | Valle de San Quintín, BC.-
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