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Hace tiempo que los gobiernos prometen que habrá más mujeres en las
negociaciones de paz, pero en muchos de los casos, sino en la mayoría,
no han sido más que palabras vacías.
Con el fin de acelerar el proceso, la Global Network of Women
Peacebuilders (Red Global de Constructoras de Paz, GNWP, en inglés),
junto con las misiones permanentes de Chile y Holanda ante la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), organizó el 23 de este mes un
taller para integrar mejor las resoluciones del Consejo de Seguridad
sobre mujeres, paz y seguridad a las políticas de seguridad.
El seminario se concentró en hacer recomendaciones para la implementación de las resoluciones 1325 y 1820
a escala nacional, regional e internacional para que hayan más mujeres
en la mesa de negociaciones en zonas de conflicto, e incorporar sus
perspectivas a los procesos de reconstrucción pos-conflicto.
Según un informe de 2014
del secretario general, Ban Ki-moon, sobre mujeres, paz y seguridad, se
necesita reformar el sector seguridad para lograr esos objetivos.
En la sede de la ONU de Nueva York, la coordinadora internacional de
GNWP, Mavic Cabrera-Balleza, remarcó “la necesidad de implementar de
forma sistemática la resolución 1325 a escala internacional”.
En los últimos tres años, GNWP realizó 50 talleres de localización en
10 países, en varias comunidades y municipios e invitó a miembros de la
policía y de las fuerzas armadas para que estén informados sobre esos
documentos.
“No nos sorprende que cuando llegan a nuestros talleres, los
oficiales escuchen por primera vez hablar de la resolución 1325. Pero
trabajar a escala local es difícil porque se necesita la aprobación
final de los superiores para lograr una reforma total y una capacitación
de los funcionarios de seguridad”, remarcó Cabrera-Balleza.
La GNWP no solo reclama una reforma de la seguridad y de las fuerzas
armadas para incluir a las mujeres en la construcción de la paz, sino
también llama a la desmilitarización de los países y a la eliminación de
los conflictos para alcanzar la paz mundial.
El embajador Anwarul Chowdhury, ex subsecretario general y miembro
del Grupo Asesor de Alto Nivel para el Estudio Global de la Resolución
1325, quien también participó en el seminario, subrayó la ineficacia de
los gobiernos y los constructores de paz a la hora de proteger a la
población civil, en especial a las mujeres, en los últimos años.
Es necesario “integrar la cultura de paz y no violencia a las
políticas nacionales y globales, así como educar para una ciudadanía
global. Se requiere de una política en seguridad humana, y de una forma
más humana e inclusiva de pensar en nuestro futuro, en el que mujeres y
hombres puedan compartir por igual la construcción de un mundo más
seguro y justo”, indicó.
Un ejemplo positivo de la inclusión de mujeres en las negociaciones de paz es el caso de Filipinas.
Miriam Coronel-Ferrer, presidenta del Grupo de Paz del Gobierno de
Filipinas con el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF, en inglés),
explicó que después de 17 años de negociaciones de paz entre la
autoridades y la organización, en las últimas dos décadas, el gobierno y
las Fuerzas Armadas avanzaron hacia la “civilización” del proceso de
paz.
“Se le fue permitiendo una participación cada vez mayor a las
mujeres, ya sea como integrantes de la burocracia, del gobierno, de la
sociedad civil o de la academia, y todas se sentaron en la mesa de
negociaciones de paz”, indicó.
Como dijo Coronel-Ferrer, las mujeres aportaron una respuesta con una
mayor perspectiva de género en el acuerdo de paz final entre el
gobierno y el MILF.
“No solo porque hubo más mujeres en las negociaciones, sino también
en los paneles, presionábamos al gobierno, pero también a la
contraparte, para que se aseguren que se incluirá un marco diverso en el
texto”, añadió.
Además, la reforma de la seguridad en Filipinas creó equipos de
control local, en el que oficiales de la policía o de las rangos más
bajos de las Fuerzas Armadas trabajaron estrechamente con integrantes
del MILF, lo que permitió construir la confianza y la cooperación para
mejorar la seguridad en el terreno, concluyó Coronel-Farrel.
También participaron en el seminario oficiales de policía y de las
Fuerzas Armadas de Argentina, Australia, Burundi, Canadá, Colombia,
Ghana, Nepal, todos países que implementan reformas en la seguridad a
escala local, regional y nacional.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme
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