Por: Emma Martínez
(23 de julio,
2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Un país tiene seguridad alimentaria
cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y
económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer
sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los
productos a fin de llevar una vida activa y sana, esto según la
definición alcanzada durante la Cumbre Mundial de la Alimentación de
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
agricultura (FAO).
Éste no es el caso de México, aunque el
país produce los alimentos suficientes para satisfacer la demanda de la
población, ya que al año se generan 200 millones de toneladas, poco más
de 20 millones de personas en el país se encuentran en pobreza
alimentaria, asegura la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos
(AMBA), y da a conocer que “la actual crisis alimentaria no es por
escasez, sino por los altos precios que han alcanzado los productos,
además la inseguridad alimentaria en que viven millones de mexicanos se
deriva del hecho que no perciben lo necesario para comprar comestibles”.
Así los altos costos afectan de
sobremanera el mercado nacional (producción, abasto y
comercialización), trayendo como consecuencia un exponencial
crecimiento de inaccesibilidad de los productos básicos, que impacta
con gran afectación a más de la mitad de la población mexicana que se
encuentra en condiciones de pobreza y con ello la pobreza alimentaria
en la que viven cerca de 18 de cada 100 mexicanos, según datos de la
FAO.
La bióloga Mariana Cuéllar, colaboradora de FAO, comenta Revolución TRESPUNTOCERO,
“en el país se vive una crisis alimentaria que no solamente percibes
por medio de cifras, sino tan sólo al salir a la calle de cualquier
ciudad vez de una a cinco personas en un recorrido corto de escasos
recursos que no tiene para una comida, lo que se que incluya ésta,
porque también está el factor de la nula nutrición, la gente en pobreza
no come nutritivamente, come ‘lo que hay’, una o a lo mucho dos veces
al día e incluso pasa uno o dos días sin comer por no tener acceso a
los alimentos, ese tipo de situaciones hace que muchas comunidades
mexicanas se coloquen al nivel de África y no es una exageración,
porque si lo vemos en una ciudad capital, la realidad en provincia en
10 veces peor”.
Además asegura que, la crisis
alimentaria es resentida por dos principales razones; en un primer
momento, ‘los que tienen para alimentarse’, destinan más de la mitad de
su salario diario a la compra de estos productos, lo que genera un
gasto mayor que no permite la inversión en otros servicios necesarios y
segundo, es el precario incremento de su sueldo, en donde a penas se
logra alcanzar un aproximado de 4%, a comparación del crecimiento del
costo de productos básicos como el maíz, arroz y frijol, los cuales
mantienen un precio ‘liberado’, sin faltar el excesivo costo del kilo
de tortilla, el cual se incrementó en un 50%, “hechos que nuevamente
demuestran una crisis alimentaria que en los dos últimos sexenios no se
ha combatido y sigue creciendo, no por falta de alimentos, sino por
falta de atención y combate a la economía desigual del país”.
“La crisis alimentaria es tan evidente
en los precios de los alimentos de la canasta básica, pero también las
altas tarifas de gas y la luz, por citar ejemplos, sino se reparten las
ganancias que genera el país de forma equitativa, este gobierno va
seguir matando (literalmente) de hambre a su pueblo, principalmente a
sus votantes, que son precisamente la gente más desprotegida”, asegura
Cuéllar.
Agrega que la crisis alimentaria en
México ha colaborado trágicamente en la desnutrición, ya que el
país mantiene una grave afectación por desnutrición crónica, que afecta
a alrededor de 1.5 millones de menores de cinco años, lo cual ya es
considerado un problema de sanidad pública y es mayor que en países con
ingresos similares, como Chile y Brasil, datos basados en información
del Instituto Nacional de Salud Pública.
“Nuevamente hay que reafirmar que la
desnutrición en México no dista de la desnutrición que se vive en
África, con la diferencia que es un país pobre en todos los sentidos,
aquí prevalece la pobreza de políticas públicas, de equidad, paridad,
de humanidad y democracia, de un gobierno que sí funcione ante
problemáticas realmente urgentes, que han derivado incluso en muertes
violentas, porque con está clase política al pobre se le denigra y se
le humilla”, afirma la bióloga.
Sobre el tema la legisladora Guadalupe
Flores, asegura que alrededor de 21 millones de personas sufren
carencias alimentarias o hambre, generando como consecuencia que 23
personas mueran al día por hambre, de las cuales el 75%, son niños y
adultos mayores, los cuales mantiene una edad de 65 años o más.
Da a conocer que tres millones 600 mil
menores de cinco años tienen algún tipo de carencia alimentaria. Con
respecto a la distribución geográfica dentro del país, el 12.7% se
encuentra en áreas urbanas mientras que el 25.6% en zonas rurales.
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