Bolivia
Página Siete
A los nueve años empezó a luchar por sus derechos y los de las mujeres como ella. Hoy es productora y conductora de radio. |
Se
rebeló el momento que decidió escapar de la casa de su tía a los 11
años, cuando se impuso a sus empleadores para seguir usando pollera,
asistir al colegio y a la universidad. La palabra "no” ha sido su
combustible para ser aquella mujer aymara migrante que no se resigna a
ser lo que la sociedad determinó para ella. Yola Mamani Mamani es
aguerrida, de sonrisa constante, productora y conductora de radio.
El
programa Trabajadora del Hogar con orgullo y dignidad, producido y
conducido por ella y varias de sus compañeras, se difunde todos los
días por Radio Deseo y este 21 de julio cumple seis años. Yola, además,
pertenece a la cooperativa Sin patrón Ni patrona -que ofrece limpieza
de casas y servicios- y estudia la Carrera de Sociología en la UMSA.
"Creo
que desde chiquita era muy peleadora, siento que tenía muchas agallas,
tal vez más de las que tengo ahora (...). Hoy, con mis compañeras en la
radio, tenemos una responsabilidad muy grande de luchar por nuestros
derechos porque no veo grandes cambios sociales para las verdaderas
mujeres de pollera”, detalla. Aquel símbolo del 16 de julio Para ella,
la chola es mucho más que una presencia simbólica que toma notoriedad
por el 16 de julio, más que vestimenta, joyas y un rostro maquillado
que participa en un certamen, que le resulta casi idéntico a la
elección de una miss. "Al mostrarnos una candidata alta, flaca y bien
maquillada, nos están vendiendo un modelo a seguir que no tiene los
parámetros que compartimos (...). Yo he estado en una de esas
elecciones y sé como es”. Al participar de una elección, hace varios
años, se dio cuenta de que era un ambiente muy hipócrita. Piensa que
actualmente hay muchos eventos que dicen reivindicar a la chola paceña,
pero no hay una apertura para conocer su pensamiento. Y que, si bien
existen estas elecciones, los premios deberían ser becas para que las
participantes estudien. Por otro lado, también sabe que hay muchas
jóvenes que sólo se visten de pollera para figurar en estas actividades
por conveniencia.
Del inicio y la lucha
Tiene un ágil
sentido del humor que acompaña a su franqueza. Desde que llegó a La Paz
-y por todo lo que le tocó vivir- siempre tuvo esa "chispa” de rebeldía
para luchar por las niñas o mujeres que, como ella, se sentían
atrapadas en un trabajo sin futuro y en el que no tenían derechos
básicos como trabajadoras del hogar. Su personalidad le valió el apodo
de Imilla bocona, calificativo dado por sus exempleadores que hoy
acepta con una sonrisa orgullosa.
Su tía era
trabajadora del hogar y tenía una hija de dos años. Al llegar a La Paz
dispuso que Yola cuide a la pequeña y se mudó de domicilio, así perdió
la posibilidad de que su padre la encuentre. No la trataba bien, le
pagaba con comida y ropa, por eso decidió huir a los 11 años con una
amiga -María Layme- que la entrenó en la casa donde brindaba sus
servicios.
Después de tres meses, la ayudó a conseguir trabajo
en una casa en la que estuvo por una década. La primera batalla que
enfrentó fue a los 13 años, cuando decidió que quería seguir vistiendo
pollera, algo que despertó los calificativos despectivos y racistas de
sus empleadores, según recuerda, pero se mantuvo firme y lo logró. A
los 16 años decidió volver a estudiar -había olvidado leer y escribir-
lo que inició otra lucha porque sus empleadores tenían hijos y querían
que los cuide todo el tiempo.
"Me decían que en ningún lugar
me iban a tratar como ahí y que era parte de la familia. Cuando cumplí
17 años me pregunté qué parte de la familia era realmente, ya que era
la primera en levantarme y la última en irme a dormir (...). Si no
hubiera sido ‘bocona’ desde los nueve años, no me imagino dónde estaría
ahora. Por ahí en el campo, con diez hijos y sin estudiar o quién sabe
hubiera sido víctima de trata o tráfico”.
En 2007 decidió
estudiar Trabajo Social y la echaron, luego de denunciar a sus
exempleadores ante el Ministerio de Trabajo recibió un monto irrisorio
como liquidación por una década de servicio. Estaba decepcionada y
triste, abandonó todo y regresó a su comunidad. Luego de unos meses
volvió a La Paz, pero ser universitaria y trabajadora del hogar era
imposible. Se resignó a no estudiar. Radio, sociología y ser "bocona”
En 2009, durante una reunión del Sindicato del Trabajadoras del Hogar
de Sopocachi, se enteró que Mujeres Creando estaba organizando un
taller de radio y decidió participar. A los seis meses se creó el
programa Trabajadora del Hogar... y ella era la productora. "Me
eligieron, he dicho qué les pasa. Yo sólo sé producir papa y chuño, qué
cosa voy a producir”.
El objetivo del programa es difundir los
derechos de las trabajadoras del hogar, pero también que sea un espacio
de denuncia contra las formas de explotación laboral que sufre este
sector. Entre las denuncias más recurrentes que reciben son las
calumnias y despidos injustificados. En 2011 decidió irse a la marcha
del TIPNIS y enviar reportes diarios. Nunca había hecho entrevistas y
ese tipo de trabajo en semejantes condiciones, aprendió mucho de
Bolivia. Cuando llegó a La Paz, con la marcha, decidió regresar a la
universidad. Dentro de cinco años desea que el programa radial esté en
televisión y ser socióloga. Pero sobre todo sabe que seguirá siendo una
"chola bocona” que espera contagiar a otras para que se rebelen.
"Desde
chiquita era muy peleadora, siento que tenía muchas agallas (...). Hoy,
con mis compañeras en la radio, tenemos una responsabilidad muy grande
de luchar por nuestros derechos”. Yola Mamani. Productora y conductora
de radio.
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