Por: Emma Martínez
(20 de julio, 2015. Revolución
TRESPUNTOCERO).- “Edilberto Reyes García solamente tenía 12 años,
aunque parecía de cinco; la mala alimentación, compañera de la pobreza
que vive en nuestro municipio se ve reflejada en el poco desarrollo de
nuestros niños…Le dispararon justo en la frente, entre ojo y ojo; no,
ese disparo no fue bala pérdida, ninguna del Ejército lo es. Dicen que
solamente venían por Semeí Verdía, que es el líder de la policía
comunitaria, pero también por cualquiera que se atravesara…”.
“Pero el Ejército no vino a atacarlos
solamente a ellos, vino a matar al pueblo. Los niños no se le
atravesaron a los soldados, ellos apuntaron hacía los menores, tuvieron
la mala fortuna que los identificaran; los malditos soldados sicarios
los vieron, así fue como nos mataron a Edilberto. Imagínese que
hubieran estado afuera, ahorita serían varios niños masacrados, porque
fue un operativo planeado para desaparecer a todos los que se pudieran
y lo logaron, porque hay más niños heridos”, narra a Revolución TRESPUNTOCERO Adán F., poblador de Ostula, Michoacán, quien asegura pudo ver cómo apuntaron ‘con saña’ directamente a Edilberto.
“Le digo que en nuestras comunidades la
pobreza es nuestra compañera. Hemos sido atacados por muchos: por el
hambre, el gobierno, el narco, la naturaleza, muchos males y ahora la
muerte. Si una casa de cemento y concreto puede que no resista las
balas, ahora nuestras casitas de madera vieja y porosa por la humedad
de tantos años, mucha gente permaneció escondida adentro, pero las
tablas no aguantaron, fueron atravesadas, apuntaron con odio sabiendo
que ahí había gente, en venganza porque nos manifestamos en la mañana y
aunque se retuvieron soldados, nunca se les hizo nada, queríamos
diálogo, pero ellos sólo saben dar muerte”, afirma Adán.
“Somos un pueblo que no puede quedarse
callado después de tanta desesperación, de ver cómo somos pisoteados
por el narcotráfico y asesinados por el Ejército; entonces ellos, por
órdenes del gobierno federal, nos ejecutan para callar nuestras voces,
para que seamos un ejemplo de lo que les hacen a los pueblos que luchan
contra la represión, pero ahora más que nunca, Peña Nieto debe saber
que él y sus malditos soldados llevarán en su conciencia la muerte de
un inocente y las heridas de otros más”, sentencia Adán.
Afirma “puedo gritar que nos están
matando, que nos urge que difundan que en un rincón de Michoacán, en
Ostula, Ixtapilla y en todos los municipios pobres que conforman a
Michoacán, el Ejército nos extermina. Necesitamos la ayuda de todo el
que quiera tener su conciencia libre y ayudarnos a no morir. Desde hace
mucho tiempo los soldados ocultan sus asesinatos culpando al
narcotráfico, pero no; ellos disparan a quemarropa a todo aquel que
ubiquen como policía comunitario o como gente que no se queda callada,
que participa en manifestaciones y está en contra del gobierno
municipal. Nos tienen vigilados, ellos matan y avientan a los caminos
solitarios o barrancos, la Marina lo hace también; claro ahí tienen a
su escudo el narco, total, ¿quién va contradecirlos si a nosotros nadie
nos defiende?, ni siquiera sabían mucho de nosotros, porque ven a
Michoacán como un todo y ese todo está formado en partecitas, unas más
luchadoras que otras. Ahí es donde la gente muere a manos de las
fuerzas armadas, que obedecen a Peña Nieto”.
Adán explica que este domingo, entre
9:30 y 10 de la mañana, un pelotón del Ejército llegó a los parajes de
El Duín y Xayakalan, en la comunidad Santa María Ostula, en donde hay
puestos de vigilancia resguardados por la policía comunitaria y grupos
de autodefensa de la zona costa y la sierra.
A unos metros de los puestos de
vigilancia, los soldados aceleraron para impactar los vehículos justo
donde se encontraban los elementos policíacos. Inmediatamente después,
iniciaron los disparos; así fue como lograron detener a un número aún
no especificado de hombres.
La acción fue perpetrada por el
Ejército, Marina y Policía Federal (PF); de manera paralela, el mismo
procedimiento se efectuaba en el poblado La Placita, en donde el
principal objetivo fue la detención de Semeí Verdía Zepeda, primer
Comandante de la Policía Comunitaria de Santa María Ostula y
Coordinador General de las Autodefensas de los municipios de Aquila,
Coahuayana y Chinicuila.
Dada la forma en que las fuerzas
armadas se llevaron a los elementos de la policía comunitaria; es
decir, de manera violenta, sin órdenes de aprehensión, ni informándoles
los delitos de los que se les acusaba, “nos movilizamos porque no
podíamos permitir que se llevaran a nuestro líder, porque era muy
posible que lo desaparecieran. Nosotros queríamos que nos vieran otros
y supieran que estábamos buscando a nuestro compañero, así tal vez ya
no le harían nada, teníamos miedo porque nos apuramos a investigar,
pero no supimos dónde estaba, eso nos dio coraje porque a Semeí ya lo
han querido matar, han fallado tres veces, porque quieren que nos
agachemos”, comenta Adán.
Así fue como un contingente de más de
300 comuneros bloqueó la carretera Lázaro Cárdenas-Colima, mientras
tanto, en otros puntos se mantenían en alerta; llegaron las tres de la
tarde y en Ixtapilla, se gestó otro bloqueo; poco después fueron
atacados en varias comunidades, pues los pobladores lograron retener a
miembros del Ejército y los mantuvieron así durante varias horas.
La estrategia era poder abrir el
diálogo con quienes habían capturado a Semeí Verdía y realizar un
intercambio: todos los elementos castrenses por el líder de la policía
comunitaria, más los otros miembros.
“Fue como un pelotón del Ejército llegó
a nuestra comunidad, llegó para matarnos a todos, sin distinción, la
policía comunitaria intentó defenderse, pero no iban nada más contra
ellos, en esos ataques murió Edilberto, e hirieron con armas de fuego
también a Neini Nataly Pineda Reyes de seis años, Horacio Valladares de
32 años, Melecio Cristiano Tirzio de 60 años y Antonio Alejo Ramos de
17, gente que no tenía armamento, ellos son las pruebas de que buscaban
un homicidio masivo, y sabían que les habíamos pedido diálogo, no cabe
duda que México es el infierno y Peña Nieto el diablo”, afirma Adán.
Sobre las personas heridas y su estado
de salud, Adán afirma que lo desconoce, ya que en estos momentos a
penas se ha enterado que a Semeí lo trasladaron a la PGR de Morelia,
asegurando que fue una trampa del gobierno, esto debido a que “lo
agarraron comiendo como a Mireles, pero sí le habían dicho los
federales que querían platicar con él, lo engañaron”.
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