Autor: Fabio Barbosa * Capitales,
A pesar de que el gobierno derrochó millones de pesos en propaganda sobre el supuesto “gran potencial” petrolero y el interés de los inversionistas de participar en el gran negocio, sólo acudieron a presentar ofertas siete licitantes, algunos agrupados como parte de un consorcio, y otros, como Statoil, como empresa individual. En las oficinas gubernamentales se sabía ya del fracaso desde semanas antes, pues las grandes empresas –como Exxon Mobil, Royal Dutch, Shell, Chevron– fueron retirando sus propuestas y siempre avisaban para “disculparse” con las autoridades. La administración ocultó el hecho y sólo días antes bajó las expectativas. De cualquier forma, el desastre fue peor a lo que se esperaba
Como ya es conocido, el intento de
atraer inversión privada para intensificar la exploración y extracción
en Litoral Tabasco tuvo un resultado insólito: hasta los más
“pesimistas”, por llamarnos así a los que advertíamos un fracaso
parcial, nos quedamos cortos.
En Contralínea hemos tenido
amplio espacio para intentar explicar que en la subasta del pasado 15
de julio se ofrecían bloques que era imposible que alguien aceptara,
como los de gas; los señalamos concretamente: las áreas contractuales
1,2, 3 y 4, frente a la costa de Coatzacoalcos, Veracruz; los bloques
14 y 15, etcétera. Pero el fracaso fue mayor: el gobierno se quedó con
el 85 por ciento de los espacios marinos que ofrecía, no logró vender
ni el 15 por ciento.
¿Por qué este resultado? ¿Qué pasará
ahora? Es decir, ¿qué sigue? O más exactamente: ¿Qué es lo más
probable, dada la correlación de fuerzas sociales y políticas, en la
situación real de nuestro país, en la que no vemos alguna organización
política, sindical o de la sociedad civil intentando intervenir en el
curso de la reforma petrolera en marcha?
Esperaban varias decenas, solo acudieron siete licitantes
El gobierno derrochó millones de pesos
en propaganda sobre el supuesto “gran potencial” petrolero y el interés
de los inversionistas de participar en el gran negocio; pero sólo
acudieron a presentar ofertas siete licitantes, algunos agrupados como
parte de un consorcio, y otros, como Statoil, como empresa individual.
Los primeros signos eran engañosos: el 20 de enero de 2015, The Wall Street Journal publicó un artículo cuyo título resumía: “Las grandes petroleras muestran interés en los campos petroleros mexicanos” (http://lat.wsj.com/articles/SB10083468024828034148604580411613425312510?tesla=y).
Mencionaba, entre las primeras empresas
que acudieron a recibir información sobre lo que el gobierno de Peña
ofrecía, a Exxon Mobil, Royal Dutch Shell y Chevron; y señala que, para
la fecha anotada, había 30 empresas interesadas.
Poco más tarde, el portal de CNNExpansión informó que para el 17 de febrero ya eran 42 las empresas que habían manifestado interés (www.cnnexpansion.com/economia/2015/02/25/19-empresas-las-mas-avanzadas-en-la-ronda-uno).
Para abreviar, el 25 de mayo, fecha en
que terminaron las dos etapas iniciales y la Comisión Nacional de
Hidrocarburos (CNH) publicó la lista definitiva de las compañías
precalificadas, contamos 38 empresas, agrupadas o individualmente, en
26 licitantes.
La desbandada
Ahora sabemos que para entonces había
comenzado una silenciosa retirada. Las primeras fueron algunas grandes
como Shell, Petrobras y las dos petroleras chinas; luego siguieron
aquellas que habían pagado más de 5 millones de pesos para acceder a la
información geológica y de los pozos perforados por Petróleos Mexicanos
(Pemex). Es el acceso al llamado “cuarto de datos”, realmente un
archivo digital cuya parte más valiosa son las bitácoras de los pozos
perforados. Su estudio permite conocer las características concretas
que, por correlación, pueden esperarse en nuevos pozos contiguos.
Nuestra hipótesis es que ahí comenzó la desbandada de las empresas con
más experiencia: los más de 4 mil kilómetros cuadrados de superficie
marina que Peña pretendió vender fueron consideradas muy poco
atractivas.
Desde luego que conforme las empresas se fueron retirando,
por lo menos informaban al gobierno, pero éste ocultó la catástrofe en
ciernes. Lo anterior explica que 1 semana antes, la Secretaría de
Energía (Sener) inició el nuevo discurso de que sólo esperaba vender
entre un 30-50 por ciento de los bloques.
En resumen: esta subasta estaba
diseñada para grandes empresas internacionales que, se esperaba,
mejoraran el desempeño de Pemex e invirtieran grandes sumas. Pero
todas, excepto Statoil, revisaron la documentación, algo así como un pago por ver,
y sin que se supiera cuándo, y menos sus razones, fueron retirándose,
así, sólo quedaron algunas pequeñas, con excepción de Statoil. Para el
15 de julio las que quedaban eran sólo seis licitantes.
Pero el hecho definitivo que
ensombreció todo el panorama arrojando grandes dudas y sospechas fue el
hecho de que el licitante ganador estuvo representado por Sierra Oil
& Gas, una empresa que no es petrolera, cuyos activos no son pozos,
campos o equipos de perforación, sino los llamados “hedge funds”,
es decir, fondos de cobertura, y en la que tuvieron participación
familiares del expresidente Salinas de Gortari, como lo reveló el mismo
día la investigación de la revista Proceso.
Una semana antes de la subasta, cuando
los que estaban enterados de que sólo quedaba un puñado de licitantes,
se presentaron extraños reagrupamientos al interior del consorcio que
resultaría el único ganador, éste lo formaban la mencionada Sierra Oil
& Gas, Talos Energy (estadunidense) y Glencore E&P, de capital
suizo. El 7 de julio, los últimos se retiraron de la asociación y de la
subasta, pero se incorporó Premier Oil, una empresita inglesa. En la
Imagen 2 publicamos una página de su boletín de prensa, en el que Tony
Durrant, su ejecutivo principal, informa a sus accionistas que
adquirieron intereses en una provincia de gas y petróleo “con un bajo
costo”.
No hubo competencia
En el auditorio casi vacío del piso 11
de Nacional Financiera, a las 8:00 horas, comenzó el evento con el
registro de los licitantes. Como dijimos, la sorpresa era mayúscula:
sólo habían acudido siete licitantes; dos más se presentaron con sobres
vacíos, es decir, sin propuesta, sólo a disculparse: Atlantic Rim
Mexico, nombre que Anadarko tomó para solicitar su inscripción, y
Cobalt Energía de México, estadunidense, como la anterior.
La mayor parte de las áreas contractuales, ocho bloques, no recibieron ofertas, fueron totalmente desairados.
Pero de los siete licitantes que se
presentaron, tres de ellos sólo estaban interesadas en un bloque, el
número 7, ellos fueron los italianos de Ente Nazionale Idrocarburi, los
argentinos de Exploración y Producción de Hidrocarburos (ambas en
consorcio) y Statoil.
Los otros cuatro participantes
acudieron sólo interesados en dos bloques. No hubo competencia, o, en
el mejor de los casos, fue muy limitada, algunos habíamos pronosticado
que habría aglomeración en las zonas que creíamos más prospectivas.
El Cuadro 1 presenta el conjunto de los
datos. Subrayamos la fila del bloque 7, un caso muy extraño que ha
complicado la situación. ¿Seremos tan ingenuos para creer que cuatro de
los cinco licitantes coincidieron en que ahí hay una gran oportunidad
de negocio que los decidió a ofrecer al gobierno más del 50 por ciento
de la utilidad operativa?
Algunos analistas culpan al desplome de los precios.
Pero en diciembre de 2014, cuando se
lanzó la convocatoria para participar en la subasta, los precios
estaban aún más disminuidos que en julio de este año.
En el momento presente, incluso hay
datos que sugieren que se ha iniciado una nueva estabilidad entre 50-60
dólares por barril. El factor internacional fue examinado por la CNH,
en enero de 2015:
“La reciente caída de los precios no
parece haber afectado [el interés] sobre los bloques en aguas poco
profundas debido a los modestos costos de producción involucrados.
[Estos costos] están por debajo de los 20 dólares por barril,
haciéndolos atractivos incluso en el ambiente actual de precios a la
baja” (The Wall Street Journal, número citado).
Otros sostienen que la culpa del
fracaso la tiene la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, porque
los mínimos que estableció como participación del gobierno en las
utilidades fueron muy elevados; Manuel Jáuregui, editorialista de Reforma, escribió: “Sin arriesgar nada el gobierno pretende quedarse con la tajada del león de las ganancias”.
No faltó quien propone cambios en la
legislación secundaria para evitar que la Secretaria de Hacienda
continúe estableciendo los mínimos aceptables de utilidad para el
gobierno y que pueda permitirse que, en las próximas subastas, se
acepten ofertas aunque sólo se acerquen a los requisitos. Se alude al
caso de los bloques 3 y 4, que recibieron propuestas bajas, pero con
una diferencia de sólo 5 puntos porcentuales: Murphy Worldwide ofreció
35 por ciento de utilidad para el gobierno, pero el mínimo establecido
por Hacienda fue de 40 por ciento. La propuesta quedó descalificada.
Los bloques que recibieron ofertas
Pero otro aspecto que resultó aun más sorprendente es el escrutinio sobre los bloques que recibieron ofertas.
Las áreas que el gobierno pretendió
vender son heterogéneas. Podemos dividirlas en tres grupos: 1) los
bloques en la Cuenca Salina del Istmo, donde básicamente se ha
descubierto sólo gas; veíamos muy difícil que, en esta etapa de
saturación del mercado, alguna empresa los comprara; 2) otro bloque en
Macuspana costa afuera, el 14, estaba peor todavía, no sólo es de gas,
tampoco hay infraestructura; y 3) el área cercana a lo que se considera
la mejor zona petrolera de México, cerca de los campos donde Pemex
anunció hace un mes que descubrió tres nuevos campos, que la propaganda
presentó casi como gigantes; además sus bloques, del 5 al 13, están
situados próximos a campos importantes frente a la costa de Tabasco
(ver Cuadro 2).
Como muestra el cuadro, la Cuenca
Salina del Istmo resultó la más demandada: se ofrecieron cuatro
bloques. Así, el 75 por ciento recibió ofertas.
Para el bloque 2 ya se firmó el contrato con Sierra Oil &Gas, que ofreció casi el 56 por ciento de utilidad al gobierno.
Como se ha dicho, también recibieron
ofertas los bloques 3 y 4. Murphy Worldwide, asociada con una empresa
de Malasia, ofreció al gobierno 35 por ciento de la utilidad operativa,
pero la Secretaría de Hacienda fijó como mínimo 40 por ciento.
De lo anterior puede esperarse que el gobierno continúe licitando bloques en esa Cuenca Salina, frente al Istmo de Tehuantepec.
La operadora del consorcio ganador de
los bloques 2 y 7, es Talos Energy, no Sierra Oil, la cual sólo actuó
como representante. Comenzará, si es que inicia operaciones, con
sondeos de sísmica que le permitan reafirmar localizaciones de
perforación, quizá en 2016 trasladará una o dos plataformas (rigs, como se le llama en inglés).
Sería una tremenda sorpresa que
descubra aceite y es muy improbable que encuentre un yacimiento
siquiera entre 25 y 50 millones de barriles como reservas probadas. El
Cuadro 3 muestra lo que Pemex ha descubierto en esa cuenca a lo largo
de toda su historia.
Como puede verse hay aceite y gas, pero en cantidades ridículas: el campo más grande tiene 2 millones de barriles, lo que hoy Pemex extrae en un día.
En Salina del Istmo, hace más de medio siglo, en el esquema de los contratos riesgo, una empresa gringa logró descubrir dos campitos
que produjeron muy poco; luego esa cuenca quedó totalmente abandonada;
un cuarto de siglo más tarde, al comenzar el sexenio de Echeverría, se
presentó la gran crisis que nos obligó a importar petróleo, y el
entonces director de Pemex, el ingeniero Dovalí, que acababa de dejar
la dirección de la Facultad de Ingeniería, volvió a esa cuenca, pero
sólo encontró “indicios”, en un pozo llamado Marbella.
Un tercer intento, con nuevas
tecnologías, lo realizó Pemex en el sexenio de Vicente Fox, con el
resultado que ya mostramos en el Cuadro 3. Es decir, la cuenca Salina
hace más de 10 años que volvió a quedar abandonada.
Un dato definitivo es que los pequeños
descubrimientos de Pemex en el Istmo llevan 1 década vírgenes. Así,
resumiendo, con una pequeña excepción de hace medio siglo, no se ha
podido descubrir petróleo en las extensiones costa afuera del Istmo de
Tehuantepec.
Talos Energy
Dijimos que es improbable que Talos
Energy logre descubrir un campo aceitero importante en esa cuenca. En
el mejor de los casos descubrirá yacimientos de gas con dimensiones
similares a los que encontró Pemex, pero debe añadirse que Pemex tiene,
o tenía, si es que ya fueron despedidos o jubilados, grandes expertos.
No es el caso de Talos Energy.
Talos es una empresa muy recientemente
constituida. Según datos de 2014, contaba con una plantilla de 120
personas. La prensa especializada en Estados Unidos presenta a sus
ejecutivos como jóvenes ansiosos en busca de “socios capitalistas” (“We are looking for a partner to join in the continued development of the asset”, confiesa el joven Tim Duncan, director ejecutivo de Talos, en una entrevista, http://www.aogr.com/magazine/cover-story/independents-changing-face-of-gulf-of-mexico-exploration).
Por esa escasez de recursos de
inversión, los fundadores de la pequeña compañía comenzaron operaciones
comprando plataformas de medio uso, una de ellas de la década de 1970.
Hace 2 años, en una operación de cierre
de ese equipo, los cinco trabajadores que laboraban perdieron el
control y se presentó una fuga de condensados, gas y agua sucia, que
formó una mancha de unos 7 kilómetros de largo por casi 2 de ancho
frente a las costas de Luisiana; uno de los grupos del movimiento
ecologista de ese país alquiló un avión y filmó la pequeña plataforma
rodeada de las aguas del Golfo de México, que brillaban por los
condensados derramados. Todo lo anterior puede observarse en internet.
The Wall Street Journal le
dedicó un artículo publicado el 9 de julio de 2013 en el que señala que
la vieja plataforma comprada por Talos Energy había empezó a trabajar
desde 1972 y había sido infraccionada “docenas de veces” por accidentes
similares (Alison Sider and Daniel Gilbert, “Well blowout leaves sheen
natural gas flowing in Gulf of Mexico Accident”, www.wsj.com/articles/SB1000142412788732450740457859612).
La zona más importante: Litoral Tabasco
Hasta aquí nos hemos referido a los
bloques frente a Coatzacoalcos, Veracruz, pasaremos ahora a la zona
frente a las costas de Tabasco, en la que se ofrecieron en la subasta
nueve bloques.
Como se puede observar en los cuadros,
éstos son el famoso bloque 7 y dos más: el 6 y el 12. Ambos recibieron
ofertas de la empresa estatal india llamada “Oil and Natural Gas
Corporation, ONGC Videsh”, para adquirir el bloque 6, frente a la costa
de Tabasco, a unos 50 kilómetros al Norte de la Laguna del Carmen. Los
indios ofrecieron al gobierno entregar el 20 por ciento de la utilidad
operativa, pero los economistas petroleros de la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público habían fijado como mínimo el 40 por ciento.
En el bloque 12, situado frente a la
costa centleca de Tabasco, la misma petrolera estatal india ofreció al
gobierno el mismo 20 por ciento de la utilidad operativa, pero la
Secretaría de Hacienda estableció el 25 por ciento como mínimo. Éste es
otro de los casos en que algunos analistas se apoyan para pedir
abaratar los costos en próximas licitaciones.
Las cifras anteriores permiten concluir
al gobierno, con gran optimismo, que en el área Litoral Tabasco el 33
por ciento de los bloques recibieron ofertas. Es un porcentaje que para
los privatizadores se encuentra en el rango de las licitaciones
“exitosas”.
De ahí que lo que puede esperarse es
que el gobierno mejorará la selección de los bloques, rediseñará los
contratos y abatirá las condiciones para continuar las licitaciones con
procedimientos más flexibles y participaciones en las utilidades más
disminuidas.
Para concluir, transcribiremos una
pregunta que algunos colegas me han formulado: si, como hemos dicho,
Sierra Oil & Gas no es una compañía petrolera, sino una oficina,
quizá con un personal de tres o cuatro personas, sus activos son los
llamados fondos de cobertura (hedge funds), concepto que surgió
con la llamada “ingeniería financiera”, ¿podría conseguir financiar las
perforaciones en el Istmo con recursos de las Administradoras de Fondos
para el Retiro? ¿Veremos los proyectos de Talos en las listas de las
Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro? O, en
otras palabras, si los pozos salen secos en el Istmo, ¿los únicos que
ganarán son los jóvenes perforadores de Talos y los intermediarios
financieros de Sierra Oil?
[CAPITALES]
Fabio Barbosa*
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