Luis Hernández Navarro
En
Oaxaca, mil gendarmes cambiaron fusiles por brochas. En lugar de
combatir al crimen organizado fueron enviados a pintar escuelas,
arreglar tuberías y cortar el pasto; en vez de proteger a la población
de la delincuencia se les ordenó remozar escuelas.
El pasado 12 de agosto, durante su primer día de actividades en la
primaria Vicente Guerrero del municipio de Santa María del Tule, los
uniformados no reportaron bajas, aunque sí algunos inconvenientes.
Acostumbrados a manejar armas tuvieron dificultades para encender las
podadoras y para distinguir qué punta de los rastrillos utilizar para
barrer la hierba.
Sufrieron también un tipo muy peculiar de emboscada. Cuando se
presentaron con los directivos de la secundaria federal 64 para ver sus
requerimientos, éstos respondieron con una lista muy puntual: dos aulas
nuevas, 30 computadoras, un salón de artes y cableado. La respuesta de
la Gendarmería fue negativa. A pesar de que el gobierno federal anunció
que destinaría mil millones de pesos para reparar la infraestructura,
sólo puede ofrecer personal para podar los árboles, hacer limpieza y
pintar paredes.
Para los estrategas gubernamentales la reacción de la secundaria
federal 64 fue un inesperado fracaso. Comenzaron su campaña de
remozamiento escolar en Santa María del Tule precisamente porque el
movimiento magisterial es allí relativamente débil: la relación entre
las autoridades locales y los maestros dista de ser tersa. Quienes
laboran en las escuelas de esa localidad participan en las protestas de
manera restringida, usualmente mediante comisiones, pues el municipio
no les permite suspender actividades. Pero, a pesar de ello, en esa
secundaria el plan de la Gendarmería no pudo avanzar.
No es el único caso. Lejos de suscitar la adhesión de los padres de
familia, la llegada de los gendarmes a las escuelas causó malestar y
desconfianza. Soledad del Rocío Ramos, vocera de la Coordinadora
Estatal de Madres y Padres de Familia, advirtió:
Los policías deben estar en las calles, buscando delincuentes, garantizando la seguridad. En nada nos interesa que estén adentro de las escuelas. Vamos a rechazar la llegada de los policías a las escuelas.
Para muchas comunidades oaxaqueñas, que padecen la precariedad y la
falta de empleo, la labor de los uniformados en los centros escolares
es una grosería. En sus pueblos hay jardineros, albañiles, plomeros,
electricistas, balconeros, arquitectos e ingenieros. ¿Por qué no darles
trabajo a ellos?
Las Jornadas de Dignificación de Escuelas en Oaxaca son la cara
amablede la militarización de la entidad para tratar de doblegar la resistencia del magisterio a la reforma educativa. Son un eslabón más de una estrategia decidida en Los Pinos, inaugurada una semana antes de los comicios del 7 de junio, y que el gobierno estatal quiere disfrazar solicitando a los poderes de la Unión a posteriori, el patrullaje y vigilancia de elementos del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México.
En los hechos, el envío de tropas y las rondas en las calles han
creado una especie de estado de sitio, sin tener autorización legal
para ello. Lejos de proporcionar seguridad, la presencia de soldados y
policías en centros comerciales, hoteles y lugares de convivencia
colectivos ha generado una creciente irritación entre los habitantes de
la ciudad de Oaxaca. Los uniformados alteran la convivencia diaria. Los
incidentes entre ciudadanos de a pie y elementos castrenses que actúan
con prepotencia, se emborrachan o consumen estupefacientes se
multiplican día a día.
También
forma parte de esta campaña la pretensión de movilizar a funcionarios
del registro civil y a las autoridades municipales en la cruzada contra
los profesores, en favor de la reforma educativa y en defensa del nuevo
Ieepo. La maniobra no ha tenido éxito. Alcaldes y cabildos se niegan a
enfrentarse contra los docentes.
Para aislar a los trabajadores de la educación de los padres de
familia y las comunidades –sus aliados naturales–, el gobierno federal
no ha dudado en utilizar los programas de combate a la pobreza. Bajo
amenazas y presiones, madres beneficiarias del Progresa han sido
acarreadas a reuniones en que Rosario Robles, titular de la Secretaría
de Desarrollo Social, ataca a los maestros.
Simultáneamente, en los encuentros contra los maestros democráticos,
la secretaria, de la mano del priísta Héctor Pablo Ramírez Puga,
aspirante a la gubernatura del estado y antiguo colaborador del ex
mandatario local Ulises Ruiz, ha anunciado que la leche distribuida por
Liconsa costará un peso.
El uso faccioso de los programas sociales por Rosario Robles ha
sentado muy mal entre maestros y padres de familia. Algunas de las
reuniones de la secretaria fueron canceladas por las protestas de los
docentes; en otras, beneficiarias de Progresa denunciaron que fueron
presionadas y amenazadas para asistir. Sin ambigüedad alguna, Soledad
del Rocío Ramos, vocera de los padres de familia, dijo a la titular de
Sedesol:
Lástima que sea en voz de una mujer, que siendo madre no cuide de nuestros hijos, y se preste al anuncio perverso para servirle al gobierno federal y estatal en esta guerra que tienen contra los maestros.
Hasta hoy, la estrategia gubernamental de militarizar el estado y
confrontar a padres de familia con maestros ha resultado fallida y
contraproducente. A pesar de la presencia masiva de uniformados y
helicópteros, decenas de miles de trabajadores de la educación
marcharon con orden y disciplina, repeliendo provocaciones, tanto el 27
de julio como el 14 de agosto, en la ciudad de Oaxaca. No obstante el
clima represivo en su contra, el movimiento conserva su disposición de
lucha, unidad y capacidad de convocatoria.
Convertir un problema educativo en un asunto policiaco-militar,
instigar la animadversión de las comunidades contra sus maestros y
alimentar la crispación de la sociedad oaxaqueña no augura nada bueno.
El mensaje que se manda al país es terrible. Como dicen cientos de
pancartas en las manifestaciones: El Chapo no está en Oaxaca.
Los profesores son un factor de gobernabilidad en la entidad. Si los
humillan pueden transformarse en todo lo contrario.
Twitter: @lhan55
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