8/05/2015

Gobierno de EPN condena a campesinos al uso de agrotóxicos: sufren parkinson, cáncer y niños nacen muertos


    
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(05 de agosto, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Las ventajas que pudieran tener los agrotóxicos empleados en las regiones tropicales mexicanas para combatir las diversas plagas que atacan a los cultivos agrícolas y las hortalizas, son rebasadas por la influencia adversa sobre el medio ambiente, siendo el principal problema el efecto que causan en quien los aplica y las generaciones posteriores.
“Prácticamente no hay plaguicidas inocuos. No hay una forma de protegerse del veneno de éstos. Pueden viajar grandes distancias contaminándolo todo: son una amenaza global.  Los contaminantes orgánicos persistentes (COP) son bioacumulables (se acumulan en los tejidos grasos, como en los pechos, y pasan a través de la placenta al feto que se está formando o son expulsados a través de la leche materna e ingeridos por los lactantes), los campesinos que se los usan con frecuencia no son protegidos con trajes especiales, por lo tanto existe un riesgo inminente a que ellos y sus próximas generaciones tengan defectos físicos de diversa índole, en muchos casos nacen sin alguna extremidad”, asegura a Revolución TRESPUNTOCERO, Iván Navarro, bioteconólogo español, dedicado al estudio de los efectos dañinos en comunidades huicholes por uso de plaguicidas.
Intoxicaciones agudas, dermatitis, afecciones respiratorias, efectos neurológicos y conductuales, enfermedad de parkinson, neurotoxicidad periférica, neuropatía retardada, síndrome intermedio, efectos neurosicológicos, efectos neurológicos en niños, cáncer, efectos reproductivos y en la gestación, abortos espontáneos y niños nacidos muertos, malformaciones congénitas. alteraciones en las funciones hormonales, son sólo algunas de las afectaciones a las que se enfrentan los campesinos de la República Mexicana, quienes se encuentran totalmente desprotegidos legal y físicamente, ya que los contratistas que los obligan a usar agrotóxicos, no les brindan ningún tipo de atuendo que los resguarde y no se les informa cuáles son las consecuencias de trabajar con dichos productos, tampoco las dependencias encargadas de estos casos realizan campañas de información, por el contrario en México se usan un sinnúmero de productos que en otros países están prohibidos debido a las consecuencias mortales.
De los 186 agrotóxicos registrados en México, de los cuales 26 están prohibidos en otros países, todos contienen sustancias cancerígenas, por ello su venta está estrictamente anulada, porque las empresas que los comercializan se negaron a seguir invirtiendo en pruebas que dejen claro cuáles son sus efectos, según un comparativo de la Red de Acción sobre Plaguicidas y sus Alternativas en México (RAPAM). “Lamentablemente, la legislación en nuestro país está desactualizada desde hace más de 10 años y estas sustancias podrían estar en tu comida”, sentencia GreenPeace.
Navarro explica que uno de los casos emblemáticos, es el de los huicholes, que durante miles de años sus costumbres y tradiciones han dado el mejor ejemplo de cómo vivir de una agricultura autosuficiente basada en el respeto a la naturaleza, “lamentablemente esta cultura ha sido invadida de forma constante, por la vía de la violencia, perpetrada por empresarios y solapada por los gobiernos, así su territorio se ha visto violado, con el uso de sustancias tóxicas y la tala indiscriminada de los bosques, lo cual en los últimos años deterioró la relación tradicional con el medio ambiente, dicha situación ha provocado desplazamiento forzado, que finalmente los llevan a caer en la misma problemática, los efectos nocivos de los plaguicidas, pero ya lejos de su hogar”.
Dentro de esta probemática, expertos nacionales e internacionales han demostrado preocupación por el caso de las empresas tabacaleras, que al mantener cultivos agroindustriales usan enormes cantidades de estos productos agroquímicos, clasificados como ‘altamente peligrosos’, sin cumplir con los requisitos legales de vigencia internacional para proteger la vida humana.
“Es así como los campesinos mexicanos, son abiertamente vulnerables a los efectos perniciosos de los agrotóxicos, nuevamente cabe señalar que los patrones otorgan las peores condiciones de trabajo y deplorables formas de vida a los jornaleros en los campos agroindustriales impiden, por ejemplo, que se bañen y laven la ropa después de haber estado en contacto, ya sea con plaguicidas recién aplicados o con plaguicidas residuales”, asegura Navarro.
A lo anterior se suma que el uso indiscriminado de dichos productos se mantiene sin ninguna verificación por parte de las autoridades competentes. Es por ello que ese abandono, provoca que miles de envases y residuos tóxicos que se generan por el uso anual de hasta 8 millones de toneladas de plaguicidas, sean arrojados en forma ‘criminal’ en basureros improvisados, canales, drenes, incinerados e incluso usados por familias de campesinos como recipientes para almacenar agua potable.
En el caso de los huicholes, cada año, cerca del 40% de las familias abandonan sus comunidades para buscar empleo temporal como jornaleros, el cual es mal pagado y peligroso, generalmente en los campos tabacaleros de la costa de Nayarit. Las causas de esta emigración temporal estriban en la situación socioeconómica de los Indígenas.
Los efectos de salud que ha tenido dicha actividad en los huicholes, han provocado que prefieran dedicarse de forma permanente a cultivar de forma combinada maíz, chile, frijol, calabaza y amaranto, sin embargo el gobierno promueve exactamente lo contrario, el monocultivo, distribuyendo semillas híbridas de maíz que requieren el uso de agrotóxicos y fertilizantes sintéticos, sustituyendo a las semillas criollas que tradicionalmente han usado los huicholes, y haciéndolos volver al problema que buscan evitar.
Las familias hablan de dos enemigos: el herbicida Paraquat y el 2,4-D los cuales destruyen gradualmente el trabajo comunitario, además de poner en peligro la salud de los agricultores y sus cercanos y deteriora las tierras de labranza que generalmente se encuentran en laderas inclinadas, ambos productos repartidos por el gobierno federal pese a que existe la advertencia de peligro de muerte.
En esta cultura las principales afectaciones son las malformaciones, niños nacidos muertos y abortos espontáneos, sin embargo a tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto la Red de Acción sobre agrotóxicos, explica a Revolución TRESPUNTOCERO, que la protección para los campesinos ha sido ‘irreal’, es por ello que realizan un balance negativo de la gestión gubernamental sobre los plaguicidas en perjuicio de la salud de la población y el medio ambiente.
Se asegura que “hubo incumplimiento al no prohibir el uso de un número importante de productos altamente peligrosos por su alta toxicidad aguda, por efectos crónicos graves a la salud o por su relevancia en la contaminación ambiental; se ha ignorado las propuestas de prohibición paulatina de estos elementos; continúan los accidentes industriales en las empresas formuladoras de plaguicidas y centros de acopio sin una adecuada respuesta de las autoridades de protección civil y de Secretaría de Salud; existe una falta de supervisión y un abuso del uso plaguicidas en las campañas de control de mosquitos transmisores del dengue.
“Guanajuato es solamente otra demostración más de la manera en que el gobierno invisibiliza a los que menos tienen, la entidad es una de las zonas con mayor número de quejas sobre el abuso en el número y dosis de los agrotóxicos aplicados en las nebulizaciones y en los tinacos de agua potable por encima de la norma vigente; lo que ha provocado daños en la salud, que van desde intoxicaciones que han podido librar, hasta malformaciones o muertes, es por ello que urge una investigación epidemiológica que jamás se ha realizado, ni pretenden dar paso a ésta”, asegura la epidemióloga Solange Arroyo.
“Es por lo anterior, que nuevamente este mandato indigna al abandonar la vida de los seres humanos, al ser indolente ante la tragedia, los campesinos incluso aceptarían los trabajos, aún sabiendo de los riesgos porque no tienen que comer, dónde vivir y cómo sobrevivir a las tragedias que conllevan ser parte de esos más de 50 millones de pobres; lo que es claro es el requerimiento urgente de un cambio de las políticas para el control del uso de plaguicidas a lo largo de su ciclo de vida, que prevenga los riesgos a la salud y el medio ambiente y promueva medidas para su reducción y sustitución creciente, fomentando alternativas agroecológicas, que permitan producir alimentos y lograr la soberanía alimentaria en nuestro país, pero al no tener ningún tipo de soberanía en el país lo anterior parece tan lejano”, sentencia Arroyo.
La epidemióloga explica que este gobierno en lugar de proteger parece que “busca liberar las siete plagas bíblicas, porque en lugar de prevenir, autoriza los cultivos transgénicos y el peligro de la liberación comercial de maíz transgénico se continúa y aumenta la dependencia del uso de plaguicidas peligrosos fortaleciendo el control de las corporaciones transnacionales, con quienes las esferas mantienen convenios de compra-venta y permiso para expandir el uso de dichos productos desaforadamente, sin que les importen las vidas inocentes.
Como ejemplos se encuentran el glifosato como glufosinato de amonio, los cuales causan daño en el material genético (ADN), las personas expuestas a glifosato, generalmente los agricultores, pueden presentar cuadros asmáticos, ulceraciones en garganta, arritmias cardiacas e incluso un aumento en el riesgo de padecer diabetes, arteroesclerosis y malformaciones congénitas en el caso de una exposición durante el embarazo.
Por su parte, el glufosinato de amonio causa daños neurológicos y enfermedades cardiacas y respiratorias. También el glufosinato aumenta el riesgo de malformaciones congénitas porque cuando las mujeres embarazadas están expuestas el compuesto atraviesa la barrera placentaria y el feto entra en contacto, lo cual sucede con frecuencia ya que las campesinas, por necesidad, en pocas ocasiones descansan, en su mayoría, incluso a días del parto, se encuentran en el campo trabajando.

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