MUJER SONORA
Leyla
Acedo Ung es licenciada en Derecho, Maestra en Ciencias Sociales y
candidata a Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Mujer independiente, feminista, con fuerte convicción de que el
ejercicio de los Derechos Humanos es posible y que éstos se deben
exigir.
Profesionista brillante, entre otros logros obtuvo el segundo lugar con
su tesis de Maestría: “La luz de Eva. Análisis desde la perspectiva de
género del Programa Bienvenida a Todos los Nuevos Sonorenses.
Hermosillo-Nogales”, en el certamen convocado por el Instituto
Sonorense de la Mujer.
Cuenta con varios artículos en publicaciones académicas referentes al
sufragio de las mujeres en México y Sonora, y violencia de género,
entre otros temas.
Originaria de Hermosillo, emigró a la Ciudad de México, primero para
estudiar su Doctorado en Ciencias Sociales, después a trabajar, siempre
con la premisa de que las mujeres somos capaces de destacar
profesionalmente, y de proponer soluciones concretas a la problemática
no sólo que nos aqueja, sino al país en general, en igualdad de
posibilidades que los hombres.
Feminista, autónoma, solidaria, decidida a planear su vida de acuerdo
con sus principios y decisiones propias, no tiene en su horizonte
inmediato casarse o tener hijos.
Por ello su sorpresa fue mayúscula cuando su jefe, el consejero del
Instituto Nacional Electoral (INE) José Roberto Ruiz Saldaña,
especialista en Derechos Humanos, le proponía tener un hijo con ella,
tranquilamente sentado, instalado detrás de su escritorio de jefe, como
si fuera un frío dictado para una secretaria.
Creyendo que era broma, desde el principio Leyla lo tomó como un
desafortunado comentario del consejero. Fue hasta después de que ella
habló claro para exigirle respeto de un superior a una subalterna, y
que se limitara a tratar asuntos de trabajo, cuando conoció la furia
del macho rechazado.
El hombre pasó entonces de ser un hostigador sexual a un jefe
maltratador que utilizó el hostigamiento laboral para castigar a quien
osó rechazar sus propuestas, por demás fuera de lugar.
Durante meses la entonces asesora de Ruiz Saldaña pasó por diversas
humillaciones, bloqueo en la comunicación, campaña de desprestigio
hacia la calidad de su trabajo por parte de su ex jefe, retiro de su
oficina para que trabajara desde su casa, mientras la oficina
permanecía vacía, y algunas otras ocurrencias que hacen pensar más en
un macho herido que en una persona preparada intelectualmente, y sobre
todo ubicada en su posición de servidor público que debe respeto a
todas las personas y a su país.
Además del daño emocional que Leyla describe le causó ser víctima del
hostigamiento sexual y mobbing, lo grave de la situación es que todas y
todos los mexicanos estamos viendo con estupor que las personas a las
que les pagamos estratosféricos salarios, mientras desempeñan altos
cargos en el país, están aprovechando su posición jerárquica para
ejecutar cualquier cantidad de abusos, tomar posturas discriminatorias
como ocurrió con el presidente del INE, Lorenzo Córdova, contra las
etnias de México, mientras nosotros pensamos que utilizan su tiempo
para realizar un trabajo profesional, concentrados en trabajar en
beneficio de la democracia y los Derechos Humanos.
¿Qué estaría pensando el consejero Ruiz Saldaña cuando utilizó las
instalaciones del INE, el tiempo laboral que le paga el INE, los
recursos humanos que le proporciona el INE, y la posición que le da el
ser uno de los 11 consejeros del INE en el país, para hostigar a una de
sus subalternas?
Seguramente lo mismo que pensaron el funcionario de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que hostigaba a sus empleadas hasta
que éstas lo denunciaron y pudieron hacer algo para evidenciarlo.
Tal vez lo mismo que el maestro que enmascarándose en su “especialidad”
de Derechos Humanos, utilizaba esa piel de cordero para hostigar a
empleadas en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Y seguramente no son todos, pues en muchas instituciones se presenta la
violencia sexual y laboral contra las empleadas, pero las razones son
diversas para que ellas decidan quedarse calladas o renunciar para no
seguir viviendo la violencia sexual y laboral.
Todos estos agresores tienen algo en común: se piensan intocables y por
lo mismo, estiman que nadie los va a denunciar pues se sienten
protegidos por sus redes de poder.
Tanto Ruiz Saldaña como otros hostigadores piensan que nunca habrá una
víctima que se rebele ante el papel sumiso de aceptación de su destino
como ser humano subordinado a la cultura del sexismo y la misoginia
estructural.
Seguro el consejero nunca se imaginó que su empleada se saldría del
rol y que lo evidenciaría tal como es: severo, áspero, implacable
contra quien osa contrariar su voluntad.
“Las mujeres son para usarse y desecharse”, es una de las premisas del
machismo. “Si no te sometes, no me sirves”, es otra. Desde luego que
las formas de representarlo son variadas, pero poco creativas.
Como si hubiera un manual empiezan con las insinuaciones, después viene
la propuesta concreta, después la consumación del abuso. Sin embargo,
si el ciclo no se completa porque la víctima se niega a aceptar, las
consecuencias son la ira y la venganza del macho agraviado en su ego.
Con todas sus fuerzas tratan entonces de destruir el trofeo que se les
fue de las manos.
Traducido a las relaciones de trabajo viene el entorpecimiento y
bloqueo en las actividades laborales, la ley del hielo, la exclusión,
el congelamiento de tareas, todo para que la víctima sea la que “tome
la decisión” de renunciar. El macho se sale con la suya de castigar a
la rebelde.
Pero resulta que a veces ella resulta ser una especialista en
relaciones de género. Ocurre que esa subordinada conoce a profundidad
el concepto de violencia en sus diversos tipos y modalidades, y su
“expertise” está directamente relacionado con la problemática de
desigualdad y discriminación histórica que se ha ejercido contra las
mujeres.
Por lo tanto, esa mujer a la que se le quiso tratar como un objeto más
para divertirse y exhibir como trofeo utilizando el gancho de la oferta
atractiva de trabajo para un mayor desarrollo profesional, resulta ser
la que exhibe al abusador a través de las herramientas legales e
institucionales que tenga a la mano.
Leyla Acedo Ung representa a los cientos de mujeres que en este momento
y siempre han sufrido el hostigamiento y acoso sexual y laboral. La
diferencia es que ella no quiere que quede impune.
Su muy reflexionada decisión de hacerlo público lleva como único fin la
garantía de no repetición, así de claro se lee en la denuncia que
presentó ante la Unidad Técnica de Igualdad de Género y No
Discriminación del INE, la CNDH, y la Fiscalía Especial para los
Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas.
En las manos de las tres instituciones está sentar un precedente o
continuar con la costumbre de brindar impunidad para los hombres del
poder, que no por serlo están libres del gen del machismo.
Twitter: @mujersonora
*Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora (http://mujersonora.blogspot.mx/).
Imagen retomada del sitio ine.org.mx
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Sonora.-
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