Tantas
son las preocupaciones por las que pasamos cada día, algunas que
traemos arrastrando de algún tiempo atrás, otras que nos invaden antes
de tiempo por su futura presencia, desde los gastos de inscripción al
nuevo ciclo escolar, hasta los medicamentos de la abuela; un sinfín de
necesidades que por su variada naturaleza parecen independientes entre
sí, pero que en realidad forman parte de una gran problemática que la
mayoría padecemos, la pobreza.
El término de pobreza muchas veces
hasta nos causa repulsión, quisiéremos nunca ser estereotipados con ese
término, muchas veces en la ignorancia hasta es tema de sarcasmo y
bromas discriminatorias hacia quienes la padecemos, pero sin duda
alguna esta problemática es causa generadora de muchas más, desde la
delincuencia común, la prostitución, la drogadicción, hasta el crimen
organizado. La pobreza también es responsable del deterioro de las
relaciones familiares, al debilitarse éstas por la migración y la
movilidad laboral, así mismo es un obstáculo para que el grueso de la
población pueda desarrollar sus habilidades para aportar su talento a
la comunidad nacional y global.
Más allá de pensar a la
pobreza como una problemática del pasado, éste se encuentra hoy muy
presente, y pareciera que en vez de disminuir con las políticas
sociales del gobierno mexicano, la pobreza se ahonda cada día más en
nuestra sociedad, así lo reveló el último estudio del Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), presentado a fines del mes de mes de julio, la CONEVAL (www.coneval.gob.mx)
indica que el 46 por ciento de la población mexicana, es decir, 55.3
millones de personas, está en condiciones de pobreza extrema o
moderada.
Para saber qué es la pobreza extrema y moderada,
la CONEVAL los define así, las personas que están dentro de la pobreza
extrema son aquellas que tienen menos de mil 242 pesos mensuales en
zonas urbanas y 868 pesos mensuales en las rurales, mientras que las
personas que se encuentran dentro de la pobreza moderada son aquellas
que obtienen menos de 2 mil 542 pesos en zonas urbanas y menos de mil
614 pesos en zonas rurales. En ambos casos podemos ver el precario
ingreso de las personas que constituyen la mitad de nuestra población
mexicana.
El estudio también revela que existe un 33 por
ciento de mexicanos, es decir 40 millones de personas que se encuentran
en condiciones de vulnerabilidad por ingreso o por carencia, es decir,
personas que por cualquier tragedia, eventualidad o contingencia pueden
caer en los brazos fríos de la pobreza. Así en nuestra sociedad solo
nos quedan 24.5 millones de personas, es decir, el 20 por ciento de
mexicanos que no son pobres ni están en condiciones de vulnerabilidad.
Nuestra
sociedad así se divide entre un ochenta por ciento de personas pobres y
vulnerables y un veinte por ciento de personas que no lo son, una
sociedad en términos de ingreso polarizada y desigual; éste fenómeno
socioeconómico de la desigualdad ha sido analizada por el Doctor
Gerardo Esquivel, en un estudio para Oxfam México (www.oxfammexico.org)
titulado “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder
Económico y Político”, donde menciona que en 2012, había en México
145,000 individuos con una riqueza neta superior a un millón de dólares
(sin incluir sus residencias), en conjunto, sus riquezas ascendían a un
total de $736 mil millones de dólares. Estos millonarios representan
menos del 1% de la población total pero concentraban en el 2012
alrededor del 43% de la riqueza total del país.
La
profunda desigualdad económica que vive México es sin duda fruto del
modelo económico implementando desde hace ya más de treinta años, el
neoliberalismo, que con su “lógica de libre mercado” ha destruido la
gran mayoría de propiedad colectiva, pública; llevando así a la rienda
de los monopolios privados las industrias y servicios que antes servían
como base económica para el desarrollo nacional. El neoliberalismo como
ideología económica busca reducir el papel del Estado en la economía, y
por lo tanto la inversión pública en sectores medulares como la salud,
la educación y la comunicación.
Ante la abismal
desigualdad el Doctor Esquivel propone políticas que reorienten la
actual política gubernamental; como primer punto, la Creación de un
Autentico Estado Social: donde es imprescindible cambiar los programas
asistencialistas, que sólo buscan mitigar la profundidad y la extensión
de la pobreza, por políticas sociales basadas en la garantía de la
alimentación, total gratuidad en educación y salud a todos los niveles.
Como segundo punto Una Política Fiscal más Progresiva, es decir que
contribuyan más quienes más tienen. El tercer punto Gasto Mejor
Focalizado, inversiones públicas que detonen el desarrollo regional de
zonas como la Sur-Sureste, en sectores como salud y educación, así como
la reducción del gasto corriente. El cuarto punto Política Salarial y
Laboral, donde propone iniciar un amplio proceso de recuperación de la
capacidad de compra del salario mínimo y una política laboral que re
balancee el poder de negociación entre trabajadores y patrones. Como
punto cinco, Mecanismos de Transparencia y Rendición de Cuentas, donde
se constituyan programas rígidos contra la corrupción en todos sus
niveles.
Las propuestas del Doctor Esquivel manifiestan
una clara crítica ante el actual modelo económico, propone aumentar el
papel del Estado en la economía, garantizando los derechos sociales y
laborales mediante mayor inversión pública, estas propuestas van a
contracorriente de la actual política de privatizaciones que se viene
desarrollando en el país y que amenaza ahora al sector salud.
La
pobreza, ese gran fantasma que aprisiona a la gran parte de nuestra
sociedad tiene sus causas en la desigualdad socioeconómica, no es que
no haya riqueza social, sino que ésta riqueza está concentrada un muy
pocas manos, de ahí que sea un problema de discusión en la economía
política; es mediante la política desde donde se puede combatir la
profunda desigualdad social que hay en México, la pobreza radica en el
nivel de desigualdad de una sociedad, no absolutamente en la generación
de riqueza.
Queda aquí entonces la opción de elegir entre
mayor presencia del Estado en la economía o dejar en manos de
monopolios privados todo lo que pueda ser mercancía: la salud, la
educación, el agua, etc. Queda elegir entre más neoliberalismo o la
erradicación de ésta ideología.
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