Exigen justicia para Rubén Espinosa en Xalapa Foto: Miguel Ángel Carmona |
MÉXICO,
D.F.(apro).- Si usted es periodista, fotógrafo, activista o simplemente
joven, no realice fiestas en su casa, no invite a extranjeros –menos de
nacionalidad colombiana–, no altere sus movimientos, porque si es
asesinado la Procuraduría capitalina tratará de responsabilizarlo de su
propio destino.
La criminalización de las víctimas es la ruta sospechosa que está
adoptando la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal
(PGJDF) para minimizar el multihomicidio de Rubén Espinosa Becerril,
fotorreportero amenazado por elementos de seguridad pública de Xalapa,
Veracruz; Nadia Vera Pérez, antropóloga y activista de derechos
humanos, quien acusó directamente al gobernador veracruzano Javier
Duarte de lo que le sucediera; Yesenia Quiroz Alfaro, joven de origen
michoacano y cultora de belleza; Olivia Alejandra Negrete Avilés, una
mujer que hacía el trabajo doméstico, y una joven colombiana a la que
han identificado con el nombre de Nicole.
En la primera versión oficial del multihomicidio, el pasado domingo
2, el procurador capitalino Rodolfo Ríos orientó el móvil al robo, y
relató que en el departamento 401 de la calle Luz Saviñón 1909 hubo una
fiesta desde la noche del jueves hasta la mañana del viernes 31 de
julio.
No mencionó que el comando que torturó, ejecutó y presumiblemente
abusó sexualmente de las víctimas actuó de manera muy similar a otros
episodios relacionados con las denuncias del propio Rubén Espinosa
Becerril en contra de estudiantes y maestros agredidos en Xalapa. El 5
de junio pasado, 10 hombres allanaron los domicilios de jóvenes
estudiantes de la Universidad Veracruzana. Los atacaron con machetes,
bates, bastones y armas largas.
La PGJDF afirmó desde el 2 de agosto que mantiene varias “líneas de
investigación”, pero entre el 3 y 4 sólo ha filtrado a varios medios y
columnistas afines a las versiones oficiales que Rubén Espinosa y las
cuatro mujeres estaban en una fiesta y probablemente su ejecución
estuvo relacionada con asuntos de narcotráfico colombiano. En el mejor
de los casos, Rubén Espinosa y Nadia Vera estuvieron en el lugar y el
momento equivocados, parece inducir esta versión.
Les bastó mencionar la nacionalidad de una de las asistentes para
construir una versión a modo que excluyera al gobierno de Veracruz o a
fuerzas de seguridad pública de esa entidad, encabezadas por Arturo
Bermúdez Zurita, como parte de las “líneas de investigación”.
Hasta ahora no han dicho si ya investigaron por qué Rubén Espinosa
desistió de su denuncia ante la Fiscalía Especial para Delitos contra
Periodistas en el 2013. El fotorreportero que colaboró en Proceso y
Cuartoscuro le dijo a más de una decena de amigos que no confiaba en
las autoridades y que habían bloqueado su denuncia. También denunció en
una entrevista con Rompeviento TV que temía por su vida.
Las autoridades ministeriales capitalinas le filtraron al periódico
‘La Razón’ el video de la única cámara que, al parecer, grabó imágenes
de lo ocurrido en la calle. La cámara de vigilancia del edificio 1909
de Luz Saviñón, lugar donde ocurrió el multihomicidio, está
descompuesta.
El video reproduce imágenes de las 3 de la tarde del viernes 31 de
julio en el cruce de las calles de Zempoala y Luz Saviñon. La versión
“filtrada” afirma que los tres hombres que llevan arrastrando una
maleta voluminosa con ruedas, son los presuntos asesinos de las cuatro
mujeres y el periodista.
Los tres hombres se subieron a un Mustang modelo 2006, placas 486
VRN, que posteriormente fue localizado en la delegación Coyoacán, en la
colonia Paseos de Taxqueña.
La versión de La Razón reproduce lo siguiente:
“De acuerdo con los reportes del expediente FBJ/BJ-1/T2/4379/15-07,
los investigadores cuentan con indicios para presumir que en las
maletas llevaban algunas joyas y pertenencias que sacaron de la
habitación de Nicole y de la maquillista Yesenia Quiroz, la cual fue
hallada en completo desorden.
“Así lo relató a las autoridades la joven Esbeidy, quien vivía con
ellas y quien las encontró sin vida. Sin embargo, no pudo especificar
qué tipo de alhajas eran las que tenían las dos jóvenes”.
Las necropsias a la colombiana Nicole y a la maquillista Yesenia
Quiroz establecen que las estrangularon y después les dieron el tiro en
la cabeza. La primera fue hallada boca abajo sobre la cama y Yesenia en
el piso. Nadia Vera presentaba múltiples golpes en el rostro. Todo
esto, según el expediente “filtrado” de la Procuraduría capitalina.
En otros medios se reproduce la versión de que el Mustang era de
Nicole, de 29 años, y que la PGJDF cuenta con testimonios de dos
testigos: “Arturo”, identificado como amigo de Rubén Espinosa, y
Esbeidy, quien compartía el departamento con sus amigas. Las versiones
indican que contra Nicole “hubo especial y marcada saña”.
La versión de la dependencia capitalina ya generó una airada
reacción de la comunidad de colombianos radicados en la Ciudad de
México. Desde el lunes 3 de agosto la cuenta en Twitter
“MeMuevoPorColombia” reclamó: “No a la estigmatización de los
colombianos. Pedimos verdad”.
El lunes 3 enviaron una carta al embajador colombiano en México,
José Gabriel Ortiz, para solicitarle que haga “un pronunciamiento ante
esta situación, como la exigencia a las autoridades mexicanas de una
investigación seria, que devele los móviles y culpables de este crimen
atroz”.
“Desconocemos la identidad de nuestra compatriota. Sin embargo, nos
solidarizamos con su familia y expresamos el dolor que este hecho causa
y esperamos que tanto la embajada como el consulado colombiano puedan
estar en disposición de facilitar los trámites necesarios, si así lo
solicitan los familiares”, advirtieron en su carta.
Por otro lado, los vecinos que han querido hablar con los medios de
comunicación desmienten la versión de una “fiesta” en el departamento
401 donde fueron asesinadas las cuatro mujeres y el fotoperiodista.
Uno de los vecinos narró que a la una de la mañana del viernes salió
de su departamento a ver la luna y observó a dos de las víctimas.
“Estaban platicando en la terraza, me vieron y se metieron, pero fiesta
no hubo”, afirmó.
Una extraña coincidencia vincula las versiones preliminares de la
Procuraduría capitalina con el nefasto discurso de Javier Duarte, en
Poza Rica, hace un mes. Ante reporteros de la entidad, les advirtió que
debían “portarse bien” porque “lamentablemente, algunos de los
colaboradores, trabajadores de los medios de comunicación, tienen
vínculos con grupos de la delincuencia organizada”.
“Se los digo por ustedes, por sus familias, pero también por mí y
por mi familia, porque si algo les pasa a ustedes al que crucifican es
a mí. Pórtense bien. Todos sabemos quiénes andan en malos pasos. Dicen
que en Veracruz sólo no se sabe lo que todavía no se nos ocurre. Todos
sabemos quiénes de alguna o de otra manera tienen una vinculación con
estos grupos. Que nos hagamos como que la Virgen nos habla es otra
historia”, arengó.
¿Quién es Javier Duarte para hablar como prefecto de escuela y no
como gobernador de una entidad? Si ya sabe “quiénes andan en malos
pasos” ¿por qué no los investiga y los lleva ante un juez? ¿Desde
cuándo aquel dicho de que “calumnia que algo queda” es el típico
recurso para generalizar y criminalizar a todo un gremio?
La posición de Duarte coincide como una gota de agua con la
orientación que la Procuraduría capitalina le está dando a la
investigación del multihomicidio de la Narvarte.
Si el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera –el mismo
que como procurador investigó el “suicidio” de Digna Ochoa– opta por
seguir la misma ruta de Duarte, estaremos ya en una situación
doblemente criminal y peligrosa: el segundo crimen contra periodistas y
activistas se comete desde las instancias de procuración de justicia.
Twitter: @JenaroVillamil
No hay comentarios.:
Publicar un comentario