Ilka Oliva Corado
Adital
La
trata de personas es un tema escabroso que como sociedad de doble
moral preferimos mantener al margen de la burbuja de apatía donde
vivimos. No quiere decir que no sea de suma importancia ventilarlo,
denunciarlo y accionar para combatirlo. Precisamente porque es una
realidad cruda y nos exige conciencia es que preferimos ignorarla
pero, ¿qué pasaría si en la trata está envuelto uno de los
nuestros como víctima? Las cosas cambian, ¿verdad? Porque están de
por medio los afectos y los lazos sanguíneos. Es mezquindad si solo
denunciamos cuando uno de los nuestros está implicado. Prevenir la
Trata es obligación de todos, así como denunciarla y luchar por
erradicarla.
La trata de personas tiene tantos rostros, se comercia con ellas para fines de explotación sexual, tráfico de órganos, trabajo forzado lo que hoy en día también es llamado como esclavitud moderna. La trata de personas con fines de explotación sexual que está en cada bar, casa de citas, o como comúnmente se les conoce "prostíbulos” –que no estoy de acuerdo con el término, pero el punto no es ese en este artículo- existen personas que están ahí contra su voluntad. Niñas, niños, adolescentes y mujeres. ¿Cuántos bares hay en nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestro país, en el mundo? ¿Cuántas miles de personas están ahí del otro lado de la puerta y nosotros fingimos no ver? Porque somos mojigatos, tenemos doble moral, y los prejuicios y los estereotipos nos corroen.
Como
humanidad tenemos que realizar una evaluación profunda acerca de
nuestro actuar, de esa indolencia que nos impide ver el sufrimiento
de otros. En todas las clases sociales se está propenso a ser
víctima de Trata pero ésta se facilita para las mafias en personas
que viven en vulnerabilidad económica. Muchas engañadas con
promesas de trabajo, ahí entran las migraciones forzadas que dejan a
miles a la deriva. Niños, niñas, adolescentes, mujeres, afro
descendientes, personas LGBTI, indígenas.
La
Trata no puede ser imperceptible, ésta cuenta con la impunidad de
estructuras en los gobiernos de origen, traslado y llegada. Para esto
se requiere de un enganche, transporte, traslado, recepción. Viene
con engaño o bien por secuestro. La Trata se da frente a nuestras
narices y la indiferencia y el egoísmo de pensar que todo gira
alrededor nuestro no nos permite ver lo que es obvio. No solo no
hacemos nada para evitarlo y denunciarlo sino que encima
criminalizamos a las víctimas de Trata. ¿Somos descarados verdad?
Un
ejemplo muy claro es el de las víctimas que han sido detenidas por
autoridades como caso de prostitución, se ven con la barrera de no
poder acceder libremente y sin prejuicios por parte del sistema y de
la sociedad a salud, educación, un empleo y vivienda.
El
tema de Trata es extenso, un artículo no es suficiente. Un día
Mundial tampoco. La Trata la vemos todos los días en los niños que
trabajan en las calles, en los campos de cultivo donde están esos
jornaleros sin dormir y sin comer trabajando de sol a sol, sin paga o
con un salario de miseria. La Trata la vemos todos los días en
nuestros hermanos migrantes que se van de nuestros países, que se
trasladan en nuestros países, que llegan a nuestros países. La
Trata está en todos lados, ¿cómo es posible que no actuemos para
erradicarla?
No
olvidemos que la violencia sexual y los feminicidios van de la mano
de la Trata, de la violencia de género, del patriarcado. Que la
Trata con fines de explotación laboral va de la mano del
capitalismo, de la oligarquía y de las transnacionales. Que esa
explotación infantil que viene con la Trata va de la mano de la
discriminación y del clasismo. Todo se entrelaza. La Trata con fines
de robo de órganos la sufren en su mayoría los migrantes
indocumentados en estos tiempos de migraciones forzadas.
Una
película excelente que toca muy de fondo el tema de la Trata con
fines de explotación sexual es la argentina "La Mosca en la
Ceniza.” Como también el famoso corto que no dura ni dos minutos
pero el golpe lo da certero, "Bailarinas en el Barrio Rojo de
Ámsterdam.” La película española, Evelyn.
La
próxima vez que veamos un burdel, una casa de citas, a unos niños
trabajando en la calle, campos de cultivos, bananeras, azucareras,
algodoneras, tabacaleras. Maquilas, fábricas, migrantes pensemos en
la Trata. Y preguntémonos qué podemos hacer para informarnos al
respecto, para contribuir a denunciarla, a erradicarla. Yo les diría
que así sin tanto embrollo lo único que necesitamos es esencia
humana y amor. Porque el camino se encuentra una vez uno quiere
involucrarse en ser parte del cambio.
Me
pregunto, qué piensan acerca de la Trata estos que se ponen la capa
de revolucionarios e intelectuales, o los religiosos rematados pero
que asisten gustosos a los bares a violar niñas, adolescentes y
mujeres. ¿Qué piensan las prejuiciosas mujeres de buena fe que no
salen de la iglesia? ¿Y usted que lee este texto, qué piensa de la
Trata?
Vayamos
por lo que vale, de nada nos sirve una vida de mediocridad si no
dignificamos nuestra esencia humana. Si no hacemos florecer este amor
que nos hermana.
Ilka Oliva Corado
Fuente: Blog de la autora
Es cronista, fotógrafa que vive en Estados Unidos
cronicasdeunainquilina@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario