Antonio Gershenson
En
estos días pude ver cifras del primer semestre de Pemex. En ellas hay
un elemento general: reducción y retroceso. Empecemos por algunos
aspectos generales, y en general nos referimos al primer semestre de
2015.
Las ventas totales –todo en relación con el año anterior– bajaron 27 por ciento.
Las exportaciones de crudo y condensados se redujeron 34.8 por ciento.
Las ventas totales disminuyeron 27.9 por ciento.
La producción total de hidrocarburos bajó 9.8 por ciento, y no se puede echar la culpa a la baja del precio del petróleo.
Veamos algunos datos de la producción de crudo, la cual se redujo 8.8 por ciento.
En general, la perforación de pozos de desarrollo pasó de 239 en 2014 a 167 en 2015; se redujo 72 pozos, o sea 30 por ciento.
La perforación de los pozos de exploración pasó de 13 en 2014 a 9 en
2015, bajó cuatro pozos. También en este caso disminuyó 30 por ciento.
El instrumento que más se usa en la exploración inicial es la
información sísmica. La más económica es la de dos dimensiones, y bajó
70.4 por ciento del año pasado al actual; es decir, a menos de una
tercera parte de la del año anterior, y la que es más eficiente, la de
tres dimensiones, se redujo 85 por ciento. Casi se anularon, condenando
al futuro a una situación aún peor que la que imponen ahora.
Que no vengan con cuentos de que las empresas extranjeras van a
recuperar la producción, pues las experiencias muestran lo contrario.
En Chicontepec –a la que le echaron porras– la producción cayó de 69
mil barriles diarios (siendo 2 por ciento de la producción nacional) en
2012 a 43 mil en 2015; es decir, se redujo 38 por ciento en tres años.
Sin embargo, ahí se ha gastado un dineral.
En Burgos, la extracción de gas, con siete empresas extranjeras, se
redujo 20 por ciento entre 2009 y 2015. También en Veracruz, cayó 43
por ciento entre 2008 y 2015.
Ahora abordamos los problemas del gas ¿natural? El primer problema es su nombre.
Los funcionarios de Pemex decidieron que la denominación
gas naturalincluye no sólo al hidrocarburo usado para múltiples usos desde la generación de electricidad hasta su aplicación como materia prima en diversas industrias, empezando por la petroquímica. Incluye también sus impurezas y en especial otro gas, el nitrógeno.
Es absurdo, pero les resulta cómodo, porque a diferencia del gas
hidrocarburo –o sea, sin impurezas–, el nitrógeno, la impureza, sí
aumenta un poco la producción. En ningún otro lado considerarían
positivo que aumente el porcentaje, por ejemplo, de la basura. Pero
aquí sí.
El nitrógeno que sale junto con el gas hidrocarburo –ahora tenemos que llamarle así a lo que era gas natural– aumentó su
producciónde 2011 a 2015 en 27 por ciento.
Entonces, oficialmente se publica que en el año, el primer semestre,
la producción del gas natural bajó sólo 1.2 por ciento. Eso se ha
publicado en periódicos y está en documentos, sin todas estas
aclaraciones. Para decir la verdad, debemos mencionar que el gas
hidrocarburo disminuyó su producción en 3.6 por ciento, y a ver quién
nos entiende si se publicara así nada más.
También
hay que decir que este semestre aumentó el envío de gas hidrocarburo a
la atmósfera frente al primer semestre del año pasado en 96.8 por
ciento, casi al doble. De eso tampoco le pueden echar la culpa a la
baja del precio del petróleo ni a la devaluación del peso, sólo a su
propia negligencia.
En cuanto a la quema y el venteo de gas, de enero de 2013, cuando se
hizo a 96.3 millones de pies cúbicos por día, en enero de 2015 fueron
226.9, más del doble.
Entre este último enero y mayo de 2015 –cinco meses– subió a 464.3
millones de pies cúbicos por día, otra vez más del doble que en enero
de este año.
Por último, nos referiremos a las reservas probadas de petróleo en general.
Éstas, en términos de años de producción de petróleo en general, se
redujeron de 10.1 años en 2014, a 9.6 años en 2045, en ambos casos, el
primero de enero, y eso que la producción de petróleo en general
disminuyó, con ese mismo lapso 9.8 por ciento.
México tenía el primero de enero de 2013 una tasa de restitución de
las reservas probadas de 104.3 por ciento. Es decir, restituía un poco
más de lo que se usaba y por lo mismo anulaba. Sin embargo, el primero
de enero de 2015 ya era de sólo 67.4 por ciento, o sea que se había
perdido aproximadamente un tercio de las reservas probadas existentes.
No nos ocupamos de las
reservasprobables, ni posibles, ni
prospectivas, ni de las que se les ocurra inventar, que no son reales, como se ha demostrado en mis artículos del 15 de agosto de 2010 y del 12 de junio de 2011 en La Jornada.
Insistimos en que se está castigando más al futuro que al presente.
Un párrafo final, sobre el saqueo de la Comisión Federal de
Electricidad, ligado con esto. Además de lo que se informó el miércoles
en este periódico, de que su quebranto creció 156 por ciento,
recordamos que mi artículo del 28 de junio denuncia que esta entidad
cuenta con 24 proyectos –dos de importación de gas de Estados Unidos
con gasoductos carísimos que costarán casi la mitad de ellos, 4 mil 600
millones de dólares–, en vez de producir aquí más gas y reducir
drásticamente la creciente quema de gas, así como dejar de enviar a la
atmósfera el doble de gas que el año pasado.
Claro, estas medidas saludables para nuestra industria, a ellos no les dan las mordidas en dólares que implican las importaciones.
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