Partiendo de la época prehispánica, la historia ha señalado que las alianzas por lo regular cobran efectividad sabiéndolas conducir, de acuerdo a la táctica y estrategia; la formación de un gran frente en torno a un programa, e inclusive coincidiendo en un solo objetivo común. Para los invasores españoles capitaneados por Hernán Cortes fue importante contar con ciertos aliados de la periferia que rodeaba la gran Tenochtitlán, muchos pueblos eran sojuzgados y obligados al pago de tributos; este descontento por el mal trato recibido de parte de las autoridades aztecas, lo aprovecharon los españoles en la empresa de tomar por asalto la ciudad. Cabe mencionar que ante el avance español, al principio los tlaxcaltecas les hicieron frente, muchos murieron en el intento y al final fueron sometidos por la superioridad armamentista, la caballería y los perros de caza. Al ver lo que había sucedido a los guerreros tlaxcaltecas los demás pueblos le sumaron fuerza a los invasores españoles, que habían zarpado de la Mayor de las Antillas, Cuba.
El
ejército español y sus aliados entraron a la ciudad de Tenochtitlán el 8
de noviembre de 1519; Hernán Cortés mantenía una estrecha vigilancia o
prácticamente había hecho preso a Moctezuma Xocoyotzin, (Huey tlatoani)
que había decidido recibir a los españoles y a los aliados que venían
con ellos; poco más tarde Cortez salió hacia Veracruz para enfrentarse a
la expedición de su compatriota Pánfilo Narváes quien era su enemigo de
tiempo atrás y deja a cargo de la ciudad azteca al capitán Pedro de
Alvarado; los aztecas le solicitaron permiso para realizar su fiesta
religiosa en el Templo Mayor que según la costumbre acudían a ésta,
sacerdotes, capitanes, caciques, intérpretes de códices y jóvenes
guerreros, siempre acudían sin armas, ya que se trataba de rendir culto a
sus dioses. La petición fue concedida.
A poco tiempo después
Pedro de Alvarado ordena cerrar las salidas del Templo y ordenó una de
las masacres más terribles, pereciendo cerca de 600 personas entre
hombres, mujeres y niños; la respuesta a este hecho fue contundente,
empezaron a organizarse los guerreros y rodearon al enemigo y sus
aliados; Moctezuma había logrado mantener cierto control en cuanto a los
ánimos y la calma, pero lo ocurrido en el centro ceremonial la
paciencia se había desbordado por completo al saberse que Moctezuma
había sido asesinado por los españoles, entonces los aztecas nombran en
su lugar a Cuitláhuac. Cortez, quien recién había regresado, Pedro de
Alvarado, Juan Velázquez y los soldados arrebatados a Pánfilo Narváes
-viéndose derrotados-, emprendieron la huída de la ciudad ante el
levantamiento del ejército azteca. Se dirigieron a Tlaxcala donde se
organizaron para volver a tomar por asalto la Gran Tenochtitlán de
manera definitiva, hecho que sucedió el 13 de agosto de 1521.
Tiempo
después, todo el Valle de Anáhuac y sus habitantes, aliados o no,
terminaron siendo esclavos en lo que los españoles llamaron la Nueva
España; la Corona española, su soldadesca y sus encomiendas estuvieron
permanentemente motivados por la avaricia ante las grandes riquezas,
sobre todo del metal áureo, cuya acumulación aumentaron las arcas
españolas durante el transcurso de 300 años de esclavitud.
La
nación azteca y su grandeza fue fruto de una triple alianza surgida,
desde su fundación, en la cuenca del Valle de Anáhuac,
(Texcoco-Tlacopan-Tenochtitlan).
Tuvo que pasar otro tiempo más
para que se produjera otra triple alianza, en una época y condiciones
distintas; el inicio de la lucha por la independencia de México, con una
duración de 11 años, 1810-1821, esta lucha termina al conformarse la
alianza de los tres ejércitos más grandes (Ejército de las Tres
Garantías), el objetivo principal fue la Independencia de México, se
origina entonces el fin de la lucha armada el 27 de septiembre de 1821;
marcharon con alegría y como acto de gran simbolismo por las calles que
conducen a la Plaza Mayor centro principal de lo que fue la Gran
Tenochtitlán, hoy Zócalo de la Ciudad de México.
En la historia de
México y Universal, abundan ejemplos que ilustran cómo los pueblos han
hecho, -aplicando políticas de alianzas o frentes unitarios y
democráticos-, para lograr avanzar de un estadío perplejo y deplorable a
otro que conduzca al mejoramiento de las condiciones de vida para las
mayorías.
Un ejemplo elocuente, fue que para derrotar la triple
alianza fascista del eje Berlín, Roma, Tokio en la segunda guerra
mundial, fue necesario conformar múltiples alianzas o frentes de luchas
antifascistas que se conformaron varios países, con el objetivo común:
detener el avance hegemónico del fascismo en el mundo, y el resultado
fue que se logró, con grandes sacrificios y pérdidas humanas.
A
través de la trayectoria de los movimientos sociales, evolutivos
revolucionarios en México, hubieron etapas donde sin duda se
establecieron, de acuerdo a la línea estratégica y táctica, alianzas o
frentes populares de acuerdo a lo que se requería en esos tiempos, sobre
todo en la Guerra de Reforma, (1857-1861), encabezada por el
Presidente, Benito Juárez García, donde se definió la separación del la
Iglesia y del Estado laico, establecido por las Leyes de Reforma. Años
más tarde, en pleno feudalismo devino la Revolución Mexicana de
1910-1917; movimientos que se venían desarrollando uno tras otro,
obedeciendo la exigencia del cumplimiento de puntos programáticos, es
decir, aquellos que no se dieron y que detenían el desarrollo del país;
ejemplo de un asunto que se venía postergando era el del reparto
agrario.
Décadas después de la Revolución Mexicana, el Maestro
Vicente Lombardo Toledano supo darle -en base a la naturaleza evolutiva
de los movimientos sociales-, contenido social, a los avances y
conquistas logradas con la revolución en el marco de la lucha de clases;
organiza con mucho ímpetu a las organizaciones campesinas y sindicatos
obreros, formando grandes confederaciones-obreras y campesinas- que
gracias a su combatividad de clase influyeron en las decisiones
políticas y económicas de los gobiernos de aquella época; Lombardo
Toledano, dentro del sindicalismo revolucionario, impulsó e influyó en
las alianzas y el frente único para lograr la independencia económica a
través de las nacionalizaciones y expropiaciones de las principales
ramas de la economía que se encontraban en manos de capitales
extranjeros y que detenían el desarrollo.
Ya casi a finales del
siglo XX surge dentro de algunos partidos y movimientos sociales la
controversia entre los que consideraban que la burguesía mexicana, como
clase social, es homogénea; sin embargo se demostró que ésta se
clasifica o se divide en tres sectores: el de la burguesía ligada al
imperialismo norteamericano; el de la burguesía independiente y el de la
burguesía progresista, ésta última con la que podría haber alguna
alianza de tipo estratégica y más tratándose de una mediana y pequeña
burguesía que es devorada por los monopolios y oligopolios extranjeros.
Se
considera entonces, que las fuerzas democráticas, patrióticas y
antimperialistas pueden coaccionar en conjunto, independientemente de
sus antagonismos de clase, para que -dentro de las coincidencias que
pudiera haber- resolver los problemas de tipo económico, político y
social de nuestro país y del pueblo mexicano, porque ningún partido
político, ninguna fuerza progresista, puede por sí sola imponer ideas,
programas y objetivos que el pueblo necesita para mejorar la existencia
de vida, ni mucho menos se podría lograr la emancipación, es decir, la
liberación de nuestro país, de la influencia del imperialismo y sus
monopolios extranjeros.
Siendo el imperialismo, las oligarquías
locales, los gobiernos de derecha y sus instrumentos de dominación
sicológica y mediática, los que dictan la línea del neoliberalismo, que
esclaviza y empobrece a los pueblos, es necesaria entonces que se
conforme la contraparte de un frente nacional, donde estén las
organizaciones políticas, sociales, económicas, profesionales y
culturales de nuestro país.
Lombardo Toledano decía que “es el
imperialismo norteamericano, el enemigo principal de la evolución
progresiva independiente de México, que alienta a todas las fuerzas
opuestas a su progreso autónomo; que se opone a las medidas de avanzada y
dicta la política internacional de nuestro país de manera contraria al
respeto y la soberanía de los pueblo,. Ni la alta jerarquía
eclesiástica, ni las organizaciones que dependen de la Iglesia Católica
ni los terratenientes opuestos a la Reforma Agraria, ni la burguesía
financiera, industrial y comercial ligada al extranjero, tendrían la
actitud agresiva con la que pretenden detener el curso de la historia,
si no fuera porque los círculos más reaccionarios del imperialismo
norteamericano las impulsan, ayudan y defienden.
A una
pregunta formulada a Lombardo Toledano con respecto a cuál era su
opinión acerca del valor humano personal de los presidentes, desde
Cárdenas en adelante y cuál su significación dentro del desarrollo de
México, contestó de la siguiente manera: “Claro que el factor
personal es muy importante; pero no es el único. Los hombres son
factores a veces decisivos; pero lo fundamental son las fuerzas humanas.
La política es una cuestión de fuerzas. Cuando en México ha habido
coalición de las fuerzas de avanzada, influye en el gobierno; pero
cuando no ha habido coalición de las fuerzas democráticas o se dividen,
baja la presión sobre el gobierno y es la presión de la derecha, de la
reacción, la que influye más.
“Si se pudiera hacer una
gráfica de cómo ha caminado la Revolución Mexicana desde Venustiano
Carranza hasta hoy, se verían los ascensos y descensos de la Revolución
por ese motivo. Hay que agregar a la correlación de las fuerzas
interiores, la presión política proveniente del extranjero. Con esos dos
factores se pueden explicar las etapas de progreso y las de retroceso”.
Lo
más importante de la conformación del Frente Democrático Nacional y
Antimperialista es derrotar en las urnas, es decir, en las elecciones a
la contrarrevolución, a la reacción, a la derecha, a los neoliberales y
llevar al pueblo a la dirección de un Gobierno de Democracia Nacional
junto con quien vaya a ser el candidato a la Presidencia, es decir,
quien ocupe la Primera Magistratura de la Nación.
El Frente
Democrático Nacional es un frente amplio, y por lo tanto es natural que
no hubiera una total coincidencia entre los partidos y las
organizaciones sociales, pero si logran mantener la unidad en la acción
en base a algunos puntos programáticos, hasta el final, seguro que se
retomaría el camino del progreso, derrotando a los enemigos de la nación
y del pueblo. La victoria sería loable.
A 524 años de que ellos
llegaron, (1492-2016), con la espada y la cruz, sigue habiendo
servilismo al imperialismo, saqueo de oro y plata, entre otros metales y
de recursos naturales, en Abya Yala (Continente Americano) y de África
profunda.
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