–Josefina candidata y la corrupción política
Con Enrique Peña Nieto como promotor involuntario de
su candidatura por su contumaz ineptitud, con el PRI territorialmente
frágil y con el sello indeleble de la corrupción, así como con el PAN
envilecido por sus componendas con el priato y sus odios internos,
Andrés Manuel López Obrador parece imbatible a sólo 17 meses de la
elección presidencial.
Salvo que su salud de lo impida –un segundo
infarto, por ejemplo–, López Obrador es hoy el único aspirante
presidencial que tiene asegurada la candidatura y goza de ventajas que
no tuvo en 2006 y 2012: Un partido propio y en ascenso, Morena, que
opera como un comité al servicio de su proyecto, alejado del
desprestigio que acumula el PRD y con un abatimiento de su opinión
negativa entre la sociedad.
En su tercera incursión por el poder
presidencial, y después de haber sido jefe de gobierno con programas
sociales que hoy son ley y copiados en muchos estados y el gobierno
federal, López Obrador tiene a su favor, también, un crecimiento
acelerado de Morena en estados de alta densidad electoral y donde la
izquierda –el PRD, en particular– jamás dejó de ser marginal.
Aparte
de la Ciudad de México, donde es ya primera fuerza electoral –nivel que
alcanzó en la elección federal de 2015 y ratificó en la de
Constituyente del año pasado–, en varios estados es segunda fuerza como
Veracruz, Puebla, Oaxaca, Zacatecas, Tabasco, Chiapas y con tendencia
creciente en los del norte y en el Bajío del país.
En el Estado de
México, donde habrá elección de gobernador este año, los aumentos del
precio de las gasolinas, el diésel, el gas y la luz eléctrica –que aún
seguirán–, hicieron caer 15 puntos al PRI como partido y colocaron a
Morena en el primer lugar de las preferencias electorales, según las
encuestas del gobierno de Peña y del PAN.
Aunque es remoto que la
profesora normalista Delfina Gómez gane la gubernatura del Estado de
México como candidata de Morena, una votación cercana a 30% y quedar en
segundo lugar representa un triunfo estratégico para el 2018, lo mismo
que en Coahuila y Nayarit, sin expectativas de triunfo, la apuesta es
crecer por arriba de 15%.
Según la encuesta del Grupo Reforma,
publicada el miércoles 18, Morena es la primera fuerza como partido
político con 27% de las preferencias, tres puntos arriba del PAN y con
el desplome del PRI al 17%. Esta encuesta –vista con reserva, como todas
las encuestas– no publicó careos para determinar en qué lugar se ubica
López Obrador respecto de los prospectos de los otros partidos.
En diciembre, el propio Grupo Reforma publicó
que López Obrador se ubicaba en primer lugar en todos los
escenarios, salvo en uno empatado con Margarita Zavala en la hipótesis
que ser postulada por una alianza PAN-PRD, por lo que puede presumirse
que ahora su ventaja es mayor.
Sin embargo, López Obrador y Morena
enfrentan formidables enemigos para consolidar la victoria en 2018,
empezando por la arrogancia, la autosuficiencia y la infalibilidad que a
menudo proyectan, además de una superioridad política y moral que, aun
si se posee, no se alardea.
Es verdad que López Obrador es menos
arrebatado que hace 12 años, pero para ganar requiere sumar, si no al
PRD como partido, sí a líderes y cuadros con integridad que, en una
elección tan complicada como la que habrá, podrían ser clave.
La
unidad de la izquierda –las izquierdas– no es amontonamiento de siglas,
sino inclusión con generosidad y sin condiciones, con la visión
compartida de hacia dónde se va, no de dónde se proviene.
Los
enemigos de López Obrador, de Morena y de un proyecto alternativo al que
se ha aplicado desde hace tres décadas en México son los mismos, con la
misma capacidad política, económica, mediática y operativa para
coaligarse y consolidar una candidatura victoriosa, por la vía del PAN o
del PRI.
Con Carlos Salinas como orquestador, Vicente Fox, Felipe
Calderón, Diego Fernández de Cevallos, Santiago Creel, Claudio X.
González, Roberto Hernández, Carlos Slim y otros magnates y operadores
van a buscar derrotar a López Obrador. Ni modo que no, si eso han hecho
desde que, en 2004, tramaron el desafuero.
Y lo van a hacer con
Margarita Zavala, con Ricardo Anaya o con Rafael Moreno Valle, da igual.
López Obrador no ha ganado nada todavía…
Apuntes
La
excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota, perfilada ya como
candidata del PAN a gobernadora del Estado de México, sigue sin aclarar a
título de qué recibió más de mil millones de pesos de recursos
federales para la fundación Juntos Podemos, que preside.
El
gobierno de Peña tampoco ha dicho por qué dio esos recursos a una
institución privada y no al Instituto de Mexicanos en el Exterior,
instancia del gobierno federal que tiene como responsabilidad de atender
a los mexicanos en Estados Unidos.
¿Por qué callan? Porque se
trata de corrupción política. Es el uso de dinero público para fabricar
oposición de paja. Vázquez Mota, quien recibe millonadas de un gobierno
del PRI, hablando de la corrupción del PRI. Si es, será una candidata
sin credibilidad…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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