México, 05 jun. 17. AmecoPress/SEMlac.- Se
abre la puerta blanca y al entrar te encuentras con seis personas
adultas mayores, dos mujeres y cuatro hombres, descansando en unos
sillones y sillas oyendo música del cantante español Raphael. Sobre
ellos, se lee un cartel que da la bienvenida al asilo "Árbol de vida",
una casa hogar que hace que sus huéspedes se sientan como en familia, y
alberga a 18 personas.
"Nadie está aquí por su voluntad", afirma María de Lourdes, una de las cuatro mujeres que habita la casa.
Doña
Lourdes, como la conocen, pasa sus días sentada en una silla de ruedas
observando al perro que tienen como mascota. Por momentos, se queda
dormida en el mismo lugar.
Tiene 83 años y cuatro hijos, quienes
tomaron la decisión de llevarla a ese lugar sin platicar con ella.
"Cuando me trajeron creí que venía a una consulta, pero no, y si me
dejaron aquí es porque estorbo en casa", dice con lágrimas en los ojos
mientras mira sus manos recargadas sobre la falda floreada que lleva
puesta.
Los asilos ven pasar los últimos años de vida de mujeres y
hombres abandonados por su familia, que no cuentan con una o
simplemente no tienen los recursos necesarios para su vejez.
El
caso de Lourdes es el de muchas adultas mayores que viven en México.
Roberto Pérez, el psicólogo que fundó "Árbol de vida", dice que el
principal problema que observa en las mujeres es la depresión. Para
ellas, es difícil entender que sus familias ya no las quieren cuidar, de
ahí la importancia de las terapias psicológicas y todo el amor posible
que se les pueda brindar.
Según datos del Censo de Alojamientos
Sociales 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),
7 de cada 10 personas que viven en estas residencias son mujeres, es
decir, 2.905 mujeres de 4.298 adultos mayores que se tienen registrados
en los 160 asilos de la Ciudad de México. A nivel nacional, hay 22.611
personas mayores que residen en casas hogar.
Mujeres y envejecimiento
El
perfil del envejecimiento de la población mexicana es femenino: las
mujeres mayores hoy son más de cinco millones, de los nueve millones
455.000 adultos mayores de 65 años.
Patricia Kelly, periodista y
experta en el tema, explica que las mujeres adultas mayores viven más
que los hombres. En promedio, llegan a los 75 o hasta los 80 años y
ellos alcanzan en promedio los 73 o 75 años.
"El problema es que
estamos viviendo más en condiciones de pobreza ya que a lo largo de la
vida ganamos menos y en la vejez estamos en peores condiciones porque
generalmente los varones dejan asegurados primero a sus hijos e hijas
antes que a la esposa. Vivimos más, pero en malas condiciones de salud,
con una economía deteriorada y no tenemos una mejor calidad de vida. No
todas tienen una propiedad y viven en casa de las o los hijos o, a
veces, son víctimas de invasión de sus casas por su propia familia, ya
que muchas ocasiones, las mujeres adultas ceden en nombre del amor y de
la comprensión", explica Kelly.
Sin embargo, hay otro sector, que
es minúsculo, de mujeres adultas mayores que estudiaron una carrera, que
consiguieron abrir un negocio y están haciendo lo que más les gusta o
han tenido el privilegio de jubilarse.
En términos generales,
Patricia Kelly señala que hasta 30 por ciento de las mujeres adultas
mayores tienen una pensión o un dinero por su jubilación; 70 por ciento
restante no tiene nada y, por tanto, se ve en la necesidad de seguir
trabajando como cuidadora de la familia.
"Otras pueden conseguir
empleo de empacadoras en las tiendas de autoservicio, haciendo una labor
que puede ser muy pesada, y viven solo de las propinas. Les ponen a
cargar cajas, o a realizar labores de limpieza".
Para toda la
población adulta su situación se agravará, porque en 2030 serán 20.4
millones, según las proyecciones del Consejo Nacional de Población
(CONAPO), es decir un cuarto de la población total, con enfermedades
degenerativas, sin capital, lo cual significará altas inversiones del
Estado en hospitales y cuidado.
La falta de ingresos y de
seguridad social complica la vida de muchas adultas mayores, por lo que
es importante que las políticas públicas se esfuercen por ofrecer
bienestar a este sector.
Si la situación es grave -apuntó-, "el
futuro será catastrófico", sobre todo para las mujeres que viven más
años y representan a más de la mitad de la población, por lo que "nos
situamos ante una inversión demográfica sin precedentes", subrayó
Alejandro Orozco Rubio, extitular del Instituto Nacional de las Personas
Adultas Mayores (Inapam).
Las mujeres de la tercera edad
enfrentan un trinomio perverso: el gasto en servicios privados, no
contar con pensión y estar en riesgo de enfermarse, lo que obliga a
políticas públicas que ofrezcan un esquema de aseguramiento y
financiamiento adecuado, según estableció ese Diagnóstico.
Hay un
claro desdén hacia las personas adultas mayores que la sociedad
considera que ya no le son útiles y un prejuicio sobre su salud mental
no justificado, ya que sus capacidades no merman si se hacen los
ejercicios adecuados, salvo si se alcanza una edad cercana o superior a
los 90 años y no se tienen enfermedades degenerativas, asegura la
psicóloga Gabriela Delgado.
(Información de Suplemento Todas de Inmujeres, 22 de mayo 2017)
Foto: SEMlac.
— -
Internacional – Tercera edad – Economía – Empleo y género – Salud y género. 05 jun. 17. AmecoPress.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario