El sistema judicial de la Ciudad de México inculpó a Mireya Agraz Cortés
de matar a sus dos hijas e hijo, a su padre y de suicidarse, “sin haber
realizado ya todas las pruebas correspondientes”, señala la directora
del Centro de Salud Mental y Género, Alejandra Buggs Lomelí, y “a esta
versión se sumaron diversos medios de comunicación”.
En entrevista con Cimacnoticias, la especialista en psicoterapia con enfoque de género se refiere al caso dado a conocer el pasado 9 de junio, cuando en una casa de la Delegación Magdalena Contreras fueron encontrados los cuerpos sin vida de Mireya, de su padre, de su hijo e hijas, e inconsciente a su madre. Y, junto a ellos, una nota al parecer escrita por el padre de Mireya dirigida a uno de sus hijos y donde explica que se intoxicaron con pastillas.
“Es la sociedad representada por el sistema judicial la que le falló a Mireya, al no apoyarla y no darle los recursos legales y psicológicos para atender la situación que ella ya había denunciado”, agrega Buggs.
Recordó que desde 2014 Mireya inició un proceso legal en contra de su exesposo Leopoldo Olvera Silva para divorciarse y denunciar el abuso sexual que él cometió contra los menores de edad.
Mireya Agraz denunció en una entrevista en octubre pasado, en Imagen Televisión, que recibía amenazas por parte del padre de sus hijos y que, aún con los antecedentes de denuncias hacia él, en 2016 se le otorgó a su exesposo la custodia de sus hijas e hijo.
Señala la experta que Mireya contaba con peritajes del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas A.C. (ADIVAC) que comprobaban que las y el menor de edad fueron víctimas de abuso sexual, lo que fue ignorado por la juez onceava de lo Familiar de la Ciudad de México, Silvia Araceli García Lara, quien en diciembre de 2014 entregó la custodia de los menores de edad a Olvera Silva.
Enfatiza Buggs que antes de calificar como “enferma mental” a Mireya, debe entenderse que, si realmente ella ejecutó el crimen, o si fue una “reacción desesperada ante la no respuesta de quienes se supone están para resguardarnos”.
Sin embargo, “antes de que se sepa todo, las autoridades prefieren inmediatamente culpabilizar a la mujer porque así la sociedad se va a quedar más tranquila, es más fácil decir que es otra ‘madre desnaturalizada’, sin pensar qué hizo el padre y el contexto que la orilló a tomar, si fuera el caso, la decisión”, menciona Alejandra Buggs.
“Repetimos la historia desde los roles de género. Si tu rol es ser mamá tú no puedes salirte de la raya, esto da a entender que como madre tienes incluso que soportar que violen a tus hijos”, explica la experta.
Y nada se tiene de pruebas testimoniales porque la madre de Mireya, Rosa María Cortés, aunque ya salió de terapia intensiva, no puede aún rendir declaración a la autoridad.
NULA ATENCIÓN PSICOLÓGICA
Alejandra Buggs calificó de deficiente la actuación del sistema legal en el caso, mismo que se tradujo en una nula atención psicológica hacia Mireya porque, explicó, “cuando se acercó a denunciar debieron haberle dado un apoyo psicológico para que pudiera fortalecerse, trabajar toda la cuestión de la violencia. Sin embargo, lo que recibió fue que le dieron con la puerta en la nariz, con ello se entiende que su estructura de personalidad estuviera muy frágil”.
Ante ello dijo que es preocupante el mensaje que el tratamiento de las autoridades y los medios de comunicación han hecho sobre el caso da a las mujeres que pasan por una situación violenta: “Una mujer que denuncia es una mujer empoderada, pero cuando las autoridades no responden lo que hacen es golpear tu parte de empoderamiento, tu autonomía, tu autoestima. El mensaje entrelíneas es no denuncies, no te atrevas, porque te puedes convertir en la siguiente Mireya”.
FILICIDIO Y GÉNERO
El filicidio, entendido como el asesinato de un padre o madre hacia sus hijos, explicó la experta en género, es cada vez más frecuente en la sociedad mexicana “para muchos está ubicado como locura, pero deben analizarse las cuestiones de género que llevan a una mujer a cometer el delito”.
Y añadió que si bien el filicidio lo cometen en mayor medida madres “tiene que ver con el hecho de que no hay un apoyo en el tejido social hacia la mujer, el sistema patriarcal las juzga a sin pensar qué la llevó a eso”.
Un caso similar ocurrió en agosto de 1982, cuando Elvira Luz Cruz, quien era violentada por su marido, fue acusada de asesinar a sus cuatro hijos tras una discusión, el hecho provocó que cientos de personas la juzgaran, por lo que organizaciones de mujeres exigieron que se tomara en cuenta el sistema social que supuestamente la orilló a cometer el filicidio.
“Las autoridades no responden, muchas mujeres lo hacen movidas por una sensación de desprotección total, por miedo a no encontrar otra salida”, dijo Buggs Lomelí quien recordó que en el caso de Mireya ella intentó pedir ayuda pero las autoridades naturalizaron la violencia del padre hacia los menores y ella e ignoraron sus denuncias, lo que “probablemente la llevó a tomar la justicia por sus manos” y esto ocurre, mencionó, como resultado de “un sistema judicial que no trabaja desde la perspectiva de género”.
INVESTIGAR AL PADRE
Alejandra Buggs dijo que el hecho debe servir como llamada de atención a las autoridades para que estas no descarten investigar al padre de los menores y así no quede en segundo plano el contexto violento que Mireya denunció por años.
“La sociedad ya está siendo muy dura con ella, ahora le reprocha el por qué no solo mató al padre de sus hijos cuando él fue quien los agredió, pero no podemos ignorar el nivel de afectación emocional que ella tenía ante sus denuncias que quedaron en impunidad" y, dice, "si Mireya hubiera encontrado en las autoridades una respuesta es probable que la situación no hubiera ocurrido".
OBSTÁCULOS
Al respecto, el 10 de junio el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) emitió un comunicado donde enfatizó que el juzgar con perspectiva de género debe ser obligación de las instituciones y dijo que el caso evidencia "las enormes dificultades que enfrentan las mujeres cotidianamente en las instancias de procuración e impartición de justicia, y las desigualdades de género que aún prevalecen".
En el comunicado, el Inmujeres recalcó que en muchas ocasiones, cuando las mujeres acuden ante la justicia por divorcios o custodias se enfrentan a "una cadena de obstáculos" como las leyes que las discriminan y a "patrones misóginos, prejuicios y sesgos de género presentes en quienes tienen la tarea de decidir un asunto tan delicado como la custodia de las hijas o hijos, los cuales con frecuencia son utilizados como instrumentos de control, dominación y perpetuación de la violencia machista".
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Montserrat Antúnez Estrada Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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