Enrique Calderón Alzati
Distinguido señor
presidente Enrique Peña Nieto; con todo el respeto que su investidura
representa, me dirijo a usted para comunicarle lo siguiente: De acuerdo
con las leyes de nuestro país, la pena de muerte quedó abolida hace más
de 70 años, generando con ello un cambio fundamental en la historia de
México, al reducir significativamente los niveles de violencia los
siguientes 50 años, después de los cuales la inseguridad y el crimen
volvieron a crecer durante gobiernos originados en su partido, como el
de Carlos Salinas, que durante su último año de gestión tuvo que
enfrentar el asesinato de Luis Donaldo Colosio y del secretario del PRI,
luego del surgimiento de los primeros cárteles del crimen.
En 2007, el entonces presidente Felipe Calderón decidió instrumentar una guerra contra el narco,
ordenando al ejército salir a las calles para terminar con el crimen
organizado, sumiendo al país en un estado de violencia permanente y sin
mayores resultados que la muerte de decenas de miles de personas, muchas
de las cuales murieron siendo inocentes, al igual que los delincuentes,
sin ser sujetos a un juicio cuyo resultado en ningún caso habría sido
la muerte. Al asumir el gobierno en diciembre 2012, usted decidió
continuar dicha guerra sin medir los riesgos que implicaba, no sólo para
la población y para los delincuentes sino para las mismas fuerzas
armadas, ya que el involucramiento del ejército en tales actividades ha
hecho de la muerte y la violencia una forma de convivencia natural, que
está dañando las raíces sociales que sustentan a la nación, colocando a
las fuerzas armadas, ante el riesgo real de verse involucradas en
actividades delictivas y dando como resultado el agravamiento de la
violencia que enluta cada día más hogares mexicanos.
En la tragedia de Iguala y la desaparición de 43 estudiantes de la
escuela normal de Ayotzinapa, la actuación de su gobierno ha sido
lamentable, pues lejos de evitar la desaparición de esos jóvenes, las
fuerzas federales de seguridad y el propio ejército han resultado
implicados ante la opinión pública, como muy posibles participantes en
ese crimen. Al serle usted entregado el mando de las instituciones que
conforman el gobierno de México, usted protestó respetar y hacer
respetar la Constitución de la República y las leyes que de ella emanan,
comprometiéndose a velar por el bienestar de los mexicanos, cosas que
usted ha incumplido en forma flagrante, poniendo en riesgo la soberanía y
la existencia misma de la nación. A ello se suman las vidas de los
periodistas que han sido asesinados durante su mandato, las cuales le
serán imputadas por la historia, ante la ausencia de acciones concretas
para proteger la libertad de expresión y para identificar los motivos y a
las mentes asesinas que las urdieron y ejecutaron, promoviendo con ello
la impunidad y la gestación de nuevos actos criminales.
En las elecciones del estado de México realizadas hace una semana, la
respuesta de hartazgo de la población ante la corrupción asociada a su
gobierno y a usted mismo ha sido clara y contundente: Un partido nuevo y
con recursos escasos, que ha sido acusado por usted mismo y por sus
colaboradores, como un peligro para el país, logró una cantidad de votos
similar a la del candidato impuesto por usted, en un proceso calificado
como elección de Estado por los recursos dilapidados ostensiblemente
por su gobierno, así como por la adulteración de sus resultados. ¿No le
dice esto, el nivel de rechazo de la sociedad que usted y su partido han
logrado acumular ante su conducta, su incapacidad y su desprecio por el
pueblo que gobierna?
El ambiente de crispación política, auspiciada por mensajes y
acciones del Partido Revolucionario Institucional, así como de
colaboradores cercanos de su equipo de gobierno, han dado lugar a actos
de violencia y amenazas personales y simbólicas contra el líder nacional
de Morena y de sus seguidores, durante las campañas políticas de los
estados de México y Veracruz, como un indicio de lo que serán las
campañas políticas para la Presidencia de la República en el año
próximo, aunados al nivel de violencia que priva en el país, debieran
hacerle pensar sobre la necesidad de rectificar su propia actuación
antes de que sea tarde y el caos se adueñe del país.
A los ojos de un segmento mayoritario de la sociedad mexicana, los
cuatro años que usted ha gobernado a nuestro país, han estado marcados
por un gran fraude electoral, basado en la compra millonaria de votos
con recursos de origen desconocido, gracias al cual usted se hizo del
poder con la complicidad del presidente anterior; a ello se suman los
escándalos en los que usted y algunos de sus colaboradores se han visto
envueltos. Por ello la información que hoy conoce y comenta una muy
buena parte de la población adulta de nuestro país, nos indica con
claridad: 1) Que usted es un hombre que se ha beneficiado del manejo de
los recursos públicos, primero como gobernador del estado de México, y
luego como presidente de la República, 2) que igualmente usted ha
protegido a grupos delictivos incrustados en los gobiernos de los
estados, como contraparte de los recursos que le aportaron para su
campaña electoral. 3) que tanto la reforma educativa como la reforma
energética impuestas por su gobierno constituyen actos violatorios a los
compromisos contraídos por usted, en cuanto implican alteraciones a la
Constitución que no fueron consultadas ni avaladas por el pueblo de
México, sino impuestos por organismos extranjeros o por grupos de
interés que pactaron con usted, atentando contra los intereses
nacionales. A ello se suma ahora el desaseo electoral como una decisión
asumida también por usted.
En este entorno de violencia, pero también de malestar y de enojo
generalizado en el que vive actualmente nuestro país, cualquier daño
físico del que pueda ser objeto el licenciado López Obrador, lo
convertirá a usted en el único responsable, con altos riesgos de un
incendio social y del desconocimiento de su gobierno, no sólo a lo largo
del territorio nacional, sino a escala mundial, cosa que también podría
ocurrir en el caso de que usted pretendiese instrumentar o avalar un
nuevo fraude electoral como los cometidos en elecciones anteriores, en
virtud de las condiciones que desafortunadamente su gobierno ha
propiciado hasta ahora. Lo invito a reflexionar en torno a todo esto.
Facebook: Reflexiones en educación
Twitter: @ecalderon_a
No hay comentarios.:
Publicar un comentario