Reflotar a Petróleos Mexicanos
Oxígeno para la ex paraestatal
Los gobiernos neoliberales
dejaron cianótico a Petróleos Mexicanos (Pemex) y lo condujeron al borde
de la asfixia financiera y productiva. Endeudaron hasta la coronilla al
más importante de los consorcios nacionales, a la par que redujeron su
producción a niveles no reportados desde hace 40 años y, entre otras
gracias, importaron crudo por primera vez desde 1974.
La corrupción se la engulló, y de tiempo atrás la catrina ronda a la
pálida y ojerosa empresa productiva del Estado. En su histeria
privatizadora, los neoliberales se inventaron una reforma energética que sólo sirvió para dos cosas: pingües negocios para los empresarios amigos
del régimen y suculentos moches para los funcionarios que la pusieron
en marcha, porque Pemex se hundió y, de la mano, la Comisión Federal de
Electricidad (CFE).
En la mañanera de ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo
resumió así: “Son empresas que fueron maltratadas, debilitadas por mala
administración, por corrupción; a veces da la impresión de que lo
hicieron de manera deliberada para quebrarlas, para destruirlas, porque
las trataron con saña en cuanto a que las saquearon y crearon todo un
andamiaje con ese propósito.
“Parte de ese andamiaje fue la llamada reforma energética, que
resultó un rotundo fracaso, con todas estas instancias reguladoras,
supuestamente independientes, cuando de verdad estaban al servicio estas
intermediarias, estos órganos independientes reguladores, de los
traficantes de influencias, de los saqueadores de Pemex y de la CFE.
En el caso de Pemex ha habido una muy mala administración y mucha corrupción, saqueo, han apostado por acabar a Pemex, a destruir a Pemex. Pero vámonos al fondo, vamos a ver, qué sucedió en el periodo neoliberal, en donde, en el mejor de los casos, fueron corresponsables muchos de los financieros, de los expertos; vamos a ver qué pasó, qué se hizo, no con los 800 o 900 mil millones de deuda contratada en el sexenio pasado, qué pasó, qué se hizo con los excedentes que se obtuvieron por precios altos del petróleo como nunca en la historia en el sexenio de Fox y Calderón. Mucho más que la deuda de Pemex.
Y en ese mismo espacio, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa,
aportó lo suyo: “En el periodo 2013-2018 (el gobierno de Peña Nieto),
Pemex, en promedio, en pesos de 2019, contrató nueva deuda. No estamos
hablando de que refinanció su deuda, sino que contrató nueva deuda por
el orden de 140 mil millones de pesos cada año, durante seis años. Si se
multiplican 140.7 por seis, pues van a llegar a una cantidad del orden
de 842 mil 43 mil millones de pesos.
El producto interno bruto este año va a ser del orden de 25 billones de pesos. Entonces, uno por ciento es equivalente, más o menos, a 250 mil millones de pesos. Entonces (en el sexenio de EPN), contrataron entre tres y cuatro por ciento del PIB. ¿Dónde están esas inversiones? Lo más triste del asunto es que no se ven por muchos lados; hubo algunas, pero la mayoría fue pérdida por ineficiencia y corrupción.
La hundieron, pues. De ahí la importancia del plan de rescate que
ayer presentó el gobierno de López Obrador. El director corporativo de
Finanzas de Pemex, Alberto Velázquez García, lo planteó así: se otorgará
un conjunto de apoyos y medidas que incrementarán los beneficios de la
empresa, con un ingreso adicional de 107 mil millones de pesos. Con el
incentivo fiscal se incrementa la inversión a 288 mil millones de pesos,
36 por ciento más en términos reales. En los cuatro años previos, la
inversión se redujo.
A partir del conjunto de medidas que se aplican, más el decidido
apoyo del gobierno de la República (que incluye reducción de la carga
fiscal), la disciplina financiera de la empresa, el control de los
gastos y políticas de austeridad, no vamos a contratar deuda nueva para
este año. Esto es muy importante. Después de más de 10 años (de hacerlo
permanentemente), Pemex no va a contratar deuda nueva.
Las rebanadas del pastel
Entonces, la catrina debe buscar nuevos clientes.
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