No se prevé afectación relevante, dice la Semarnat
Plantea permiso de 50 años para operar esa terminal
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) autorizó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la
manifestación de impacto ambiental (MIA) en el proyecto del aeropuerto
internacional de Santa Lucía,
en una zona 83 por ciento impactada por las áreas urbanas, zonas agrícolas y sin vegetación. Planteó 16 condicionantes, una vigencia de 33 años para la preparación del sitio y la construcción de la obra, y 50 años para la operación de la terminal.
El proyecto en total se desarrollará en 3 mil 688 hectáreas,
considera la construcción de la terminal aérea, la reubicación de
instalaciones militares y la interconexión con el Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México. Tendrá tres pistas nuevas, más la
de uso militar. También requiere el cambio de uso de suelo forestal de
17.22 hectáreas, autorización que deberá pedir a la Semarnat.
El 17 de julio la dependencia entregó a la Sedena, promotora de la
obra, el resolutivo con la autorización de la MIA del proyecto que
abarca 10 municipios del estado de México, fue evaluado en 60 días
hábiles y consta de 274 páginas.
La autorización del cancelado nuevo aeropuerto en Texcoco también se
llevó 60 días, pero para esa obra se dieron 48 años para preparar el
sitio y un siglo para la operación, se presentaron 20 condicionantes y
fue un documento de 133 páginas.
La Semarnat indicó que construir un aeropuerto donde por siete
décadas operó la base aérea implica menor impacto ambiental y el área de
interconexión está totalmente urbanizada,
por lo que no se prevén impactos ambientales relevantes, pero entre los que habrá menciona que las aves son las que tienen más afectación, ya que especies migratorias llegan a los cuerpos de agua superficiales.
Además, se alterarán los niveles que establecen las normas sobre el
ruido y emisiones de contaminantes, el hábitat, la calidad y volumen de
agua. Para estas y otras afectaciones, la dependencia estableció una
serie de medidas de mitigación.
En relación con el agua, refirió que el aeropuerto requerirá para su
operación de 5 millones 482 mil metros cúbicos en una zona donde el
líquido escasea; por ello la Sedena determinó utilizar una fuente
alterna al acuífero Cuautitlán-Pachuca que abastece a la región. La
obtendrá del valle de Mezquital a través de un acueducto. Con esto no se
pondrá en riesgo el suministro actual de líquido potable y pidió la
construcción de seis plantas de tratamiento de aguas residuales, así
como la recarga artificial del acuífero.
En relación con la obstrucción del cerro de Paula, zona que
es considerada como una superficie limitadora de obstáculo para la aproximación y despegue de aeronaves, la Sedena señaló que se puede franquear y no implica un problema para la operación del aeródromo. El casco de la Hacienda Santa Lucía, construido entre 1580 y 1596, se conservará como monumento histórico en acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Acerca del riesgo de impacto de las aves, la Semarnat pidió el
saneamiento de cuerpos de agua, eliminación de fuentes de residuos, uso
de repelentes sonoros, medidas visuales de disuasión y control de aves
por halcones o perros entrenados.
Entre las condicionantes que la autoridad ambiental planteó están
cumplir las medidas de mitigación; establecer un programa sustentable de
agua; contar con un programa de vigilancia ambiental que deberá
ejecutarse por un supervisor especializado; obtener un seguro de riesgo
ambiental.
La Sedena, para conservar la biodiversidad de la zona, deberá
presentar al inicio de cada actividad programas de rescate; la
reubicación de flora y manejo de vida silvestre. También deberá
presentar un programa de restauración ambiental y entregar a las
presidencias municipales de Zumpango y Tecámac un resumen ejecutivo del
Estudio de Riesgo Ambiental.
Angélica Enciso L.
Periódico La Jornada
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