Economía: tirios y troyanos
Lozoya sí tiene y está presa
Como catarata apocalíptica, organismos internacionales, bancos privados nacionales y foráneos, centros de estudio de la cúpula empresarial,
especialistas,
analistasy conexos, tomados de la mano, auguran, bola de cristal de por medio, el inminente cataclismo económico del país y el hundimiento del
navío de gran calado(como Fox, Calderón y Peña Nieto alegremente calificaban a la siempre
pujanteeconomía nacional).
Por si fuera poco, aterrorizados, los videntes critican la osada advertencia presidencial, en el sentido de que
no serán los organismos financieros internacionales quienes determinen nuestra agenda económica, ya que la imposición de medidas hacia gobiernos mexicanos anteriores causó una grave crisis económica, social y de seguridad en el país.
López Obrador subraya que instituciones como el FMI
debería ofrecer disculpas al pueblo de México y hacer autocrítica; no les tengo confianza, porque impusieron la política económica neoliberal que causó muchas desgracias a nuestro país; ¿qué autoridad moral tiene?
Entonces, no hay nada que celebrar, cierto, pero en materia económica
¿el rumbo es catastrófico? No. ¿Las cosas funcionan muy bien como
aseveran en Palacio Nacional? Tampoco, pero las partes involucradas en
este agarrón se aferran, manejan sus propios datos y hacen su respectiva
deducción: una apocalíptica y otra holgadamente optimista, por mucho
que la perspectiva de crecimiento no sea grata y que en 2019 ni por
aproximación el crecimiento se acercará al 4 por ciento ofrecido.
Sin embargo, entre las advertencias de los apocalípticos destaca aquella de que el comportamiento de la economía mexicana
es similar al registrado en 2009y que sus números son los peores desde aquel año. Sin embargo, como en este espacio se ha comentado, existe una abismal diferencia, que desde luego no puede ser utilizada como referencia.
En el primer trimestre de 2009 el producto interno bruto se desplomó
8.2 por ciento (proporción equivalente al crecimiento acumulado por
México en cuatro años), mientras el número negativo del primer trimestre
de 2019 fue de 0.2 por ciento. Para el segundo trimestre de ese año, la
economía mexicana registraba una caída libre, pues la cifra negativa en
el periodo fue de 10.3 por ciento (proporción equivalente al
crecimiento acumulado en cinco años). Algunos analistas adelantan la
posibilidad de que entre abril y junio del presente año el
navío de gran caladoreporte un comportamiento raquítico, con ganas de que sea negativo.
Es posible que esto último suceda, sí, pero ¿qué diferencia existe
entre el 0.1 por ciento ahora pronosticado y la caída libre del segundo
trimestre de 2009? Casi nada: 103 tantos. En 2009 la economía se hundió
6.75 por ciento y en 2010 repuntó 5.5 por ciento, una proporción que no
alcanzó a cubrir el golpe del año previo. Entonces, que los
apocalípticos cuando menos utilicen referencias más cercanas y
proporcionales a la realidad actual, porque de otra forma solo inducen
al pánico colectivo y lo promueven.
De cualquier forma, las quejas se divulgan como si México hubiera
registrado jauja con las administraciones pasadas, dejando a un lado que
el país acumula 36 años con un raquítico
crecimientopromedio de 2 por ciento. Y los responsables de ese raquitismo fueron seis gobiernos neoliberales al hilo a quienes los hoy quejosos aplaudieron a rabiar, con todo y que el indicador más contundente del fracaso económico de su modelo son los 63 millones de pobres por ingreso que acumula la nación.
Los mismos agoreros del fracaso reconocen que la desaceleración
económica en México comenzó en julio de 2018, aún con Peña Nieto el
bailador. Lo llamativo de todo esto es que en sesiones públicas con el
Presidente de la República la cúpula privada sonríe para la foto y
vaticina un futuro venturoso, pero en corto dice y hace exactamente lo
contrario.
Las rebanadas del pastel
¡Sorpresa!: resulta que Emilio Lozoya sí tiene, y ayer la
detuvieron en Alemania, acusada de lavado de dinero y asociación
delictuosa.
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