1. Aunque Lenin, Mao, o Fidel –los dirigentes de Rusia, China y Cuba- no hayan logrado poner las bases para garantizar la construcción del socialismo en sus países, la realidad es que con luchar apasionadamente por ese objetivo igualitario, es laudable por ser adelantados a su tiempo. La realidad es que cualquier transformación socioeconómica resulta casi imposible cuando las condiciones no están maduras para su cambio radical. Por ello –aunque soy un radical crítico del lópezobradorismo- no dejaría de ser un tonto al no entender que no se puede encarcelar a todos los grandes delincuentes, a veces ni a los principales, porque “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Estoy de acuerdo con AMLO en que se desatarían gigantescas fuerzas contra él.
2. Sin embargo cuando el Presidente Salinas (1988-94) encarceló en 1989 al líder petrolero “La Quina”, destituyó al líder del SNTE Jongitud Barrios (1989) y al dirigente de los músicos, lo hizo con la mano en la cintura, nadie protestó (al contrario el aplauso fue unánime). Lo mismo sucedió cuando Peña encarceló a la profesora Gordillo. Lo que sucedió es que ambos presidentes estaban decididos a actuar. El presidente López Obrador, que puede llevar a la cárcel a los cinco expresidentes y a al menos a 100 cómplices, con el gran aplauso aprobador del pueblo, se niega a hacerlo. Por lo que se ve las otras autoridades de justicia y los legisladores están siguiendo la blandenguería del presidente. Aquellos estaban decididos, AMLO pierde la oportunidad.
3. Si los presidentes ultra corruptos encarcelaron y destituyeron a quienes consideraban más corruptos que ellos, AMLO –con toda la “aureola de santo”- ¿no puede mandar a prisión a los 100 corruptos, ladrones y asesinos muy señalados? Me decía mi amigo Adán: ¿Y qué tal si López Obrador para triunfar con sus votos hizo la gran promesa en su iglesia que “no mentirá, no robará, ni perjudicará a nadie”, a pesar del terrible daño que le hicieron gobernantes y empresarios a más de 130 millones de mexicanos? Pienso que a AMLO se le puede gastar el apoyo de sus seguidores y, si eso sucediera, habría perdido la oportunidad para profundizar las transformaciones necesarias, tan urgentes, para que el pueblo recupere algo que le corresponde.
4. Muchos piensan que si el presidente López Obrador cumple con mucho de lo prometido, no existirá ninguna traba para que sea reelecto abrumadoramente para otros seis años de gobierno; otros plantean que no busca la reelección, sino el reconocimiento de haber sido el mejor gobierno de México, por lo menos desde el tiempo de Juárez (1857-72). Sin embargo para otros como yo, lo importante, es que continúe tomando medidas contra el neoliberalismo, que es el capitalismo de nuestro tiempo, y que las masas tomen conciencia. Obvio, apoyamos con todo sus discursos antineoliberales, pero pensamos que de nada sirven si no se ponen en práctica medidas concretas para extirparlo. Esa es la relación teoría práctica que diferencia la demagogia con la honestidad.
5. Mucho se ha discutido acerca de Hidalgo de la primera transformación, que se acobardó cuando en la lucha tuvo la oportunidad de tomar la ciudad de México; otros han hablado de que Morelos fue un delator al acobardarse frente a sus torturadores. O que en la II Transformación, Juárez -a pesar de su heroísmo frene al clero y los invasores extranjeros- persiguió a las comunidades indígenas y que Madero en la Tercera Transformación, no se decidió a reprimir a terratenientes y explotadores que terminaron por asesinarlo mediante golpe de Estado de 1913. ¿Fracasaron los tres “Transformaciones” por no ser consecuentes o, a pesar de todo, triunfaron por ser un jalón de la historia? En lo social no hay nada definitivo; todo es reflexión.
6. ¿Qué gobernante honesto o líder honrado de los trabajadores no ha sido calumniado por sus enemigos los explotadores? En México, a pesar de sus defensores y apoyadores, el presidente López Obrador sigue siendo víctima de los medios de información de derecha, que son la inmensa mayoría. A pesar de la presencia de las llamadas “redes sociales” de Internet, que hasta ahora lo han respaldado, la permanencia de los monopolios de Televisa y TV Azteca, así como de Milenio y TV Fórmula –acusados de tradicionalmente sobornados o “chayoteros”- siguen predominando en la teveaudiencia mexicana. Si acaso el capitalismo universal ha impuesto globalmente la ideología, sin los medios de información, ésta no se difundiría con amplitud.
7. Yo, con mi pesimismo basado en muchas décadas de derrotas, veo diariamente a los enemigos del lópezobradorismo en acecho, buscando errores y pifias para hacerlos grandes, calumniarlo y desprestigiarlo. AMLO es exactamente lo contrario al declarar a diario que su gobierno va muy bien y que aunque sus enemigos busquen torpedearlo, no podrán. El pesimista avanza poco o se estanca a planear porque ve la fortaleza de sus contrarios. Por el contrario, los optimistas como AMLO por todos lados ven avances aunque las historias estén llenas de derrotas. ¿Qué hacer si entre victorias y retrocesos camina el mundo; si las victorias nunca son definitivas y siempre hay que estar preparado estudiando la historia pendular? (25/VII/19)
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