México no es Tercer País Seguro en términos legales, pero lo es en los hechos porque así se lo encomendó Estados Unidos.
Esto es una buena noticia debido a que es
expresiva de una compleja realidad y de fenómenos interrelacionados que
interactúan simultáneamente, entre otros: el carácter estructural de los
ciclos migratorios, la complejidad del arraigo de miles de personas
extranjeras en las comunidades dentro del propio Estados Unidos, la toma
de conciencia de la existencia del derecho al tránsito y al trabajo y
de otros derechos fundamentales, así como el profundo deseo de encontrar
un promisorio futuro que sus países de origen les negó.
Realidades todas evidentemente ignoradas por el magnate de la Casa
Blanca y sus halcones que lo rodean y al parecer por las propias
autoridades mexicanas.
Es en este contexto que el Secretario de
Estado estadunidense, Mike Pompeo, arribó el sábado 20 de julio a la
Ciudad de México para sostener, el domingo, una reunión con el
Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
Es
importante destacar que, paralelamente a esta gira injerencista, con
marcado tufo monroísta, se congregó, en Caracas, Venezuela, el
Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) con el tema: “Reunión en
Defensa de la Carta de la ONU”, y contra el grosero intervencionismo y
prepotencia de Estados Unidos contra las naciones en varias partes del
mundo.
Con una gira que inició en Buenos Aires, Argentina y
continuó en Guayaquil, Ecuador con el objetivo de continuar la guerra de
quinta generación contra Venezuela, en esta ocasión el enviado del
imperialismo a México vino a evaluar la efectividad de su política
migratoria y si ha sido o no fielmente acatada por el gobierno de López
Obrador cuyo Secretario de Exteriores sólo se ha limitado a afirmar
dócilmente que “México ha cumplido su parte” del acuerdo migratorio con
Estados Unidos firmado el pasado 7 de junio.
En un escueto
boletín de prensa emitido por la Cancillería mexicana se dijo que el
vocero de Washington había expresado, en relación con los acuerdos
migratorios, que: “everything is fine”, sobre todo por haber conseguido
la militarización de las fronteras norte y sur de nuestro país - en vez
de la construcción y continuación del muro de la ignominia- cuestión que
evidentemente Ebrard eludió mencionar porque violar todas las leyes
migratorias de México con tal de servir a Estados Unidos.
Es
evidente el conformismo del Canciller norteamericano en la medida en que
el gobierno mexicano aceptó de facto su status de Tercer País Seguro y
deja abierta la posibilidad, si así lo decide la Casa Blanca, de
legalizar dicho status con tal de atender los intereses geopolíticos de
Estados Unidos y evitar la imposición de aranceles a las exportaciones.
Quizá por esto es que legisladores y el presidente de la Cámara de
Diputados criticaron duramente esta posición entreguista y derrotista
del gobierno de la llamada Cuarta Transformación.
No hubo nada
nuevo, ni compromisos yanquis para “resolver” el problema migratorio en
términos financieros, ni comerciales. No se dijo si se iban a imponer
las sanciones en el futuro porque se extendería por 45 días más el
programa sujeto al capricho de Trump. El canciller mexicano preguntó a
su homólogo sobre la imposición de aranceles al jitomate, pero no hubo
respuesta por parte del emisario yanqui y finalmente se tocó el tema de
seguridad fronteriza en materia de armas y narcotráfico. Bla, bla,
bla...
Sin embargo, nada se dijo que en esos momentos en la
ciudad fronteriza de Nuevo Laredo se hacinan miles de migrantes
centroamericanos, mujeres y niños, expulsados de Estados Unidos en el
marco de las políticas anti-humanas migratorias de Donald Trump donde
moran en precarios campamentos improvisados expuestos a la libre acción
de grupos criminales involucrados en el narcomenudeo y en el
contrabando, en condiciones precarias de salud que enfrentan allí sobre
todo mujeres y niños sujetos a adquirir en cualquier momento todo tipo
de enfermedades y hasta la muerte sin que haya responsables imputables.
Pero para el gobierno mexicano y el de Washington todo marcha viento en
popa en una alianza subordinada del primero al segundo que puede virar
de rumbo en cualquier momento al ritmo del capricho del esquizoide
mandatario del país del norte.
Adrián Sotelo Valencia. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
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