Pedro Echeverría V.
1. Las “oposiciones” políticas reales sólo pueden existir con el fuerte apoyo de movimientos de masas. Estoy pensando en Ecuador donde el traidor presidente Lenin Moreno -que se pensaba sería la continuación del gobierno antecesor antimperialista de 10 años de Rafael Correa (1907-17)- se ha trasladado a gobernar de Quito (la capital de Ecuador) ocupada por indígenas, campesinos y un enorme descontento social, a Guayaquil donde está seguro que la clase empresarial y los inversionistas yanquis, lo apoyarán. Estuve observando pequeñas protestas en las calles de Quito unos días de 2010 por contradicciones con el gobierno de Correa, sin embargo su política junto a Chávez, Morales, Kirchner, Lula y sus discursos antiyanquis, superaron sus problemas internos sobre todo con la CONAIE.
2. En México, en primer lugar el conservador y derechista PAN y un sector de derecha radical de los empresarios, están desesperados porque se les reconozca como “la oposición”, “el verdadero contrapeso” del gobierno de centro/izquierda de López Obrador; sin embargo no representan más que a sus familiares, amigos y buscadores de oportunidades. Deben aprovechar que AMLO con su política de respeto y fraternidad apoyaría una oposición honesta y leal que ayudara a sacar adelante a su gobierno. La realidad es que AMLO no necesita ninguna oposición; le bastaría con que Morena despierte y se transforme en un poderoso partido o movimiento de masas que encabece todas las demandas del pueblo y al mismo tiempo se convierta en un gestionador de las necesidades dela mayoría de la población.
3. Lo que AMLO necesita es movilizar a todo el país, a sus militantes más honestos y activos, para que el pueblo en las calles y plazas, consiga directamente lo que necesita. Morena hasta hoy es un partido muerto que debe resucitar encabezando todas las demandas pendientes de resolver. Si AMLO –para resucitar a Morena- no “regaña”, no les llama la atención a sus principales seguidores, a sus representantes políticos de cada estado, el desánimo y la decepción pueden crecer entre los millones que sufragaron por él. El peligro real es que AMLO continúe cediendo ante la clase empresarial y política por no confiar en las movilizaciones de masas que no impulsa por miedo a confrontar. ¿Quiere acaso probar que la lucha de clases no existe porque el único camino el “amaos los unos a los otros”? (10/X/19)
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