La buena noticia es
que en 2021 se jubilará la primera generación de mexicanos bajo el
régimen de cuentas individuales (léase Afore); la mala, que de sus
integrantes apenas tres de cada 10, en el mejor de los casos, acumularán
suficientes semanas de cotización para obtener una pensión; y la
pésima, que si la logran, equivaldrá a menos de una tercera parte de su
último salario, en un país donde el ingreso de la mayoría es de uno a
dos salarios mínimos.
El panorama es tétrico, en vías de empeorar, y por lo mismo invita a
recordar el alegre discurso que el 1º de julio de 1997 pronunció el
entonces inquilino de Los Pinos, Ernesto Zedillo,
padrede la privatización (
modernizaciónle llamó) del sistema nacional pensionario del país:
las administradoras de fondos para el retiro (Afore) son la gran solución social al México moderno de hoy, y se trata de un sistema para el futuro, moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo.
Cada día que pasa menos mexicanos tienen posibilidad de acceder a una
pensión y la minoría que la logra recibe una miseria que ni lejos
permite un retiro digno y mucho menos
justo, como presumía Zedillo, aunque a lo largo de poco más de dos décadas de inaugurado el negocio de la Afore las empresas privadas que administran los fondos se han hinchado de utilidades, a costillas del ahorro de terceros; es decir, de aquellos que, si bien les va recibirán una miseria.
Las once Afore en operación (cuando Zedillo inauguró el
modernosistema funcionaban 24 de ellas, lo que da cuenta de la concentración existente en el mercado)
administranalrededor de 65 millones de cuentas individuales (ahorro de los trabajadores) que amparan cerca de 5 billones 300 mil millones de pesos (algo así como 50 por ciento del producto interno bruto), y sólo cuatro de esas empresas privadas concentran 56 por ciento del ahorro total (léase 3 billones 555 mil millones de pesos).
Como negocio privado, los propietarios de las
modernas y justasAfore (Zedillo dixit) han sido exitosísimos, con utilidades abundantes y crecientes, pero los ahorradores (los dueños del ahorro) son los que pagan los platos rotos, toda vez que sus pensiones, en caso de obtenerlas, resultarán miserables.
Tres años después de dar el banderazo de salida al nuevo negocio
privado de las Afore, y ya en los estertores de su sexenio, Zedillo
afirmaba:
los trabajadores de México tienen hoy un régimen de pensiones a la altura de los mejores del mundo. Ahora tienen la seguridad de que al retirarse tendrán una pensión justa. ¡Esto es un gran triunfo de todos!, porque es muy satisfactorio saber que las pensiones, desde la entrada en vigor de la reforma, son sustancialmente superiores, en promedio, a las que se recibían antes”.
Y con alegría desenfrenada se jactaba de que
cuando se propuso este sistema y más tarde se puso en marcha, algunas voces escépticas señalaron que el ahorro de los trabajadores no podría tener para ellos rendimientos atractivos. Era preciso modernizar un sistema que resultaba cada día más insuficiente, más insatisfactorio para cubrir las pensiones vigentes entonces, y tenía, además, evidentes inequidades. Los trabajadores han podido apreciar el valor de este nuevo sistema y lo han adoptado con entusiasmo.
Pues bien, a estas alturas, si todo marcha bien, sólo tres de cada 10
inscritos en las Afore obtendrán una pensión y será miserable. He allí
el resultado tangible de
la gran solución social al México moderno de hoyy del
sistema moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo.
Las rebanadas del pastel:
Tocan la puerta de AMLO.
Tanto el sindicato como la Asociación de Jubilados del Banco Nacional de Comercio Exterior hemos intentado hacer ver al gobierno del presidente López Obrador el riesgo de fusionar a Bancomext con Nacional Financiera. La asociación que presido ha enviado cartas al primer mandatario y al secretario de Hacienda sin recibir ninguna respuesta. (Luis Felipe Muñoz García, lfcari@yahoo.com).
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