El fenómeno de las muertas de Juárez se extendió en los últimos dos años: abogada Yuriria Rodríguez
Más de 4 mil feminicidios y 3 mil 976 desaparecidas,
el saldo de Calderón
Lista de desaparecidos en Nuevo LeónFoto Sanjuana Martínez
Sanjuana Martínez
Periódico La Jornada
Domingo 25 de noviembre de 2012, p. 7
Cuerpos
torturados, mutilados y con violencia sexual fueron lanzados a las
calles, canales, vías del tren, cunetas de carretera, desagües (...) El
saldo de Felipe Calderón: 4 mil 112 asesinatos de mujeres y 3 mil 976
desaparecidas sólo en los últimos dos años: “El fenómeno de ‘las
muertas de Juárez’ se extendió por todo el país”, dice Yuriria
Rodríguez Estrada, asesora jurídica del Observatorio Ciudadano Nacional
del Feminicidio y Católicas por el Derecho a Decidir.
Los casos se fueron acumulando: las primas Arely Sarahí Montelongo
Flores y Jeniffer Rodríguez Flores, ambas de 16 años, decidieron ir a
una fiesta en Saltillo, Coahuila, un domingo del mes pasado. Tres días
después sus cuerpos aparecieron con signos de tortura sexual y el
rostro desfigurado, tiradas en un desagüe del municipio de García,
Nuevo León.
Sólo en Nuevo León, este año fueron asesinadas 132 mujeres, y más de
500 niñas y jovencitas de entre 10 y 20 años están desaparecidas.
Hemos ganado dos amparos: en Nuevo León y el estado de México, dice la abogada especialista en feminicidios antes de ofrecer una charla en Monterrey en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, establecido por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Se lo merecían
Buena parte de las 132 víctimas de Nuevo León han sido
expuestas en la vía pública y 40 por ciento no fueron identificadas, lo
cual denota otro problema: la trata con fines de explotación sexual y
laboral. Durante varias semanas, el número de crímenes se incrementó en
el estado. El cuerpo de una mujer de 25 años fue localizado en medio de
un canal de riego, 20 kilómetros al norte de Montemorelos; otra fue
llevada a la orilla de unas vías del tren, donde fue asesinada a
balazos en la cabeza y el tórax; otra lanzada a las calles de la
colonia Coyoacán; una joven fue tirada en la cuneta del Libramiento
Noreste con los pies atados y la cabeza cubierta con cinta adhesiva, y
una más ultimada a golpes y tirada en una calle de Guadalupe con un
mensaje... todas con huellas de tortura.
Están siendo asesinadas cada vez con más altos índices de violencia y con mayor exhibición de sus cuerpos. Todo esto tiene que ver con un patrón social: tirar a una mujer torturada y asesinada en la calle significa que algo hizo. Ese es el mensaje que está dando el Estado, comenta Yuriria Rodríguez.
Explica que “la mayoría de cadáveres hallados en lugares públicos en
todo el país, y de los que se desconoce su identidad, pueden llegar a
ser mujeres migrantes cooptadas por el crimen organizado y utilizadas
para explotación sexual, como halcones o cocineras de algún
grupo de la delincuencia, pero ellas no tienen nada que ver, aunque el
Estado las involucre y afirme que 70 por ciento pertenecían al crimen
organizado. Mentira”.
El incremento de la violencia feminicida durante el sexenio
de Calderón va unido a la negativa de algunos estados de la República a
declarar la alerta de género, mecanismo de acción urgente ante la falta
de prevención para erradicar la violencia contra las mujeres, el cual
fue rechazado por varios gobernadores sin argumentos jurídicos y sólo
bajo la concepción equivocada de que se trata de un
castigoo un
golpe político.
Esta negativa de los estados de México, Nuevo León o Guanajuato ha
provocado un aumento considerable en la violencia contra ellas: en
Nuevo León, por ejemplo, los feminicidios crecieron 698 por
ciento en dos años, según la organización Arthemisas por la Equidad,
que denunció la deficiencia de las autoridades para investigar los
homicidios.
De acuerdo con estadísticas del Observatorio Ciudadano Nacional del
Feminicidio, la Procuraduría de Justicia de Nuevo León, a cargo de
Adrián de la Garza, señaló que de 132 asesinatos de mujeres, 52 por
ciento fueron resultado de la delincuencia organizada, pero sólo
consignó a los homicidas en 30 por ciento de los casos.
Familiares de desaparecidos exigen investigación sobre su paraderoFoto Sanjuana Martínez
“Las
autoridades nos dicen que más de 70 por ciento de los casos que están
documentando de estos crímenes son mujeres que fueron ultimadas por el
crimen organizado, por tanto, afirman que son narcotraficantes y no
investigan. Ese es el mensaje que mandan a la sociedad: como
pertenecían al narco, no resolvemos los asesinatos”, dice Yuriria Rodríguez.
Los patrones discriminatorios de la autoridad han provocado el aumento considerable en los feminicidios y las desapariciones.
Son una especie de caldo de cultivo que genera los homicidios contra ellas y que siguen mandando este mensaje: a las mujeres las pueden matar en cualquier parte; para nosotros, se lo merecían, porque eran narcotraficantes y no habrá responsables. Sigan matando mujeres.
La impunidad no ha permitido el acceso de las mujeres a la justicia.
En el caso del asesinato de Rubí Marisol Frayre, hija de Marisela
Escobedo, cometido por Sergio Rafael Barraza Bocanegra, quien fue
ultimado hace unos días por el Ejército, la reacción del gobernador de
Chihuahua, César Duarte, fue dar carpetazo al asunto: “Ya lo matamos, ya no investiguen.
Al contrario, deben continuar las investigaciones para lograr una
verdadera reparación del daño no sólo moral, sino con garantías de no
repetición de este tipo de delitos”, comenta.
Alertas de género
El mecanismo existente en México para prevenir la violencia contra las mujeres, denominado
alerta de género, es único en el mundo; surgió después del fenómeno de las llamadas muertas de Juárez, para evitar que se extendiera en todo el país, con base en la coordinación de las autoridades estatales y federales y recursos económicos destinados para ello.
“Nosotros estamos identificando un contexto de violencia sistemática
en diferentes estados de la República, donde convergen varios factores:
cruce de migrantes internos y externos, altos indices de violencia
contra el sector femenino, no sólo en materia doméstica, sino en la
comunidad; índices de feminicidio y, sobre todo, en estados donde hay falta de control de las fuerzas armadas y policiacas”, explica Yuriria Rodríguez.
Los mayores índices de violencia contra ellas se presentan en
Chihuahua, Veracruz, estado de México, Nuevo León, Morelos, Chiapas y
Guerrero:
Las alertas significan mayor atención del Estado, recursos federales y acciones para erradicar las agresiones contra ese sector de la población.
En el caso del estado de México, el ex gobernador Enrique Peña Nieto
se negó a la alerta de género: “no había investigaciones ni sentencias;
incluso, de mil casos, en 592 no se conocía la relación
víctima-victimario. Si se hubiera metido una declaratoria de alerta se
habrían generado protocolos con perspectivas de género y acciones para
evaluar el trabajo de las fiscalías. No se hizo y allí sigue el mismo
patrón sistemático de violencia contra las mujeres y cero acceso a la
justicia. Se dieron cientos de carpetazos”.
Para el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, conformado
por 50 organizaciones de 20 estados, Felipe Calderón tiene una deuda
con las mujeres y debe saldarla antes de irse. Yuriria Rodríguez no
tiene duda: “una de las cosas que debe hacer Calderón antes de irse es
publicar la reforma al Reglamento de la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para garantizar la aplicación
inmediata de la declaratoria de alerta, erradicar los feminicidios y salvaguardar la vida y la seguridad de las mujeres”.
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