México, junio 24, 2013 (SEMlac).-
"Me llevó a comer. A dar una vuelta. Me sorprendió cuando en el
estacionamiento me dijo que no volvería a ver a Carlitos"…"Yo no vi a
mis hijas siete años: cuando se las llevó, una tenía año y medio y la
otra, tres"... "Mi caso fue, durante años, violencia y reconciliación.
Era terrible. Me separé sin problemas, pero cuando tuve una nueva
pareja me quitó a mi hijo"…. "A mí nunca me quisieron, por morena, y
cuando se murió su padre y heredó, me despojó de todo y se quedó con
mis dos hijos".
Esas son algunas frases de cinco madres indignadas, que hablan
alrededor de una mesa entre lágrimas y risas, en entrevista colectiva
con SEMlac. Sus historias son la evidencia de que en México no hay
justicia para las mujeres, ni es importante su dolor. Menos importante
la aplicación de la ley.
Han tenido un largo día: han estado en la televisión y en la Suprema
Corte de Justicia, porque ellas, como parte de "Madres activistas de
Xalapa", ganaron el premio de Género y Justicia 2012, tras haber
grabado sus historias en un video de 11 minutos 19 segundos, financiado
por la Unión Europea. Las premió la Suprema Corte de Justicia y es ahí
donde ahora habrá de ventilarse el caso de la sustracción de menores en
procesos de conflicto familiar.
Son Fabiola González, Brenda Rodríguez, Mónica Melisa Cisneros,
Nancy Correa y Katy Martínez de la Maza. Promedio de edad: 35 años,
profesionales, promotoras culturales, amas de casa con estudios,
directoras de teatro; algunas apoyadas por familiares, otras
completamente desamparadas.
De ahí que buscaran apoyo y solidaridad en la organización que
produjo el video. Son todas madres que no ven a sus hijos porque les
fueron sustraídos por sus exparejas; son madres que tuvieron miedo y
culpa por mucho tiempo.
El premio al video, que produjo Mayela García Ramírez, directora del
Colectivo de Investigación, Desarrollo y Educación entre Mujeres A. C.
(Cidem), corrió la cortina e hizo visible una antigua y poco conocida
forma de violencia: la revancha contra las mujeres que deciden
separarse, que son más exitosas que sus parejas o que simplemente no se
ajustan a la idea tradicional de la madre mexicana.
En México, dijo Mayela a SEMlac, "vivimos pura simulación" respecto
a la protección a los derechos humanos y en cada proceso, expediente o
juzgado familiar se ampara y protege a los hombres que, con dinero,
corrupción y aceptación social, abusan.
Las Madres Activistas de Xalapa cuentan que cuando sus exparejas se
llevan a sus hijos, ya previamente ellas fueron acusadas ante las
instancias legales de infinidad de situaciones: abandono de menores,
divorcio forzado, infidelidad, maltrato a los menores, incluso de
felonía o drogadicción, "siempre inventado", sostienen.
Esta maquinación, refieren, tiene que ver con el poder de cada uno:
profesores universitarios, empresarios, integrantes de una familia
política, abogados, catedráticos que se llevan a los niños por
venganza, porque los dejaron de querer o les exigieron sus derechos.
La premiación coincidió con el escándalo de un expresidente de la
Suprema Corte de Justicia, Genaro Góngora Pimentel, quien envió a la
cárcel a su expareja usando todo su poder porque ella le demandó
alimentos para dos pequeños que nacieron fuera de matrimonio y padecen
autismo.
El video de las Madres Activistas se difundió por todo México y los
medios están tratando por primera vez este problema: el del poder
masculino para castigar a las mujeres, sustrayendo de su custodia a sus
hijos, despojándolas de sus bienes, incluso enviándolas a la cárcel
utilizando sus relaciones de poder, evadiendo la ley civil y usando la
penal contra ellas.
El caso de un intelectual
Apenas unas horas después de la entrevista colectiva, llamó a SEMlac
Faviola Esquivel. El 17 de junio, su exmarido, César Cansino, doctorado
en filosofía y ciencia política, secuestró a sus dos hijas. Faviola,
estudiante, casada y quién tuvo el coraje de terminar esa relación se
halla desesperada. Madres Activistas anunciaron que la ayudarán, le
dirán todo lo que tiene que hacer.
Como Cansino, Jesús Yunes -sobrino de un político veracruzano de
gran poder- impidió a otra Fabiola ver a sus hijas por siete años; o
Manuel Jiménez, catedrático de la Escuela Normal de Xalapa, se llevó a
Manuelito, de nueve, desde hace tres años, y obligó a Brenda a pagar
alimentos porque él no tenía trabajo.
O como Carlos Eduardo Gutiérrez, abogado, que torturó años a Mónica
Melisa celándola hasta el cansancio porque en su templo trinitario
(correspondiente a un secta religiosa) le dijeron que ella lo engañaba;
o Andrés Barahona Londoño, musicólogo, periodista y compositor, que no
pudo soportar a Nancy Correa, exitosa promotora cultural, y la despojó
de sus dos hijos y sus pertenencias más elementales como ropa, casa y
muebles, desde hace nueve meses.
También Sergio Muñoz Colina, que tras un buen divorcio, no aceptó
que Katy tuviera una nueva pareja y aprovechó un viaje de esta para
quitarle el hijo de ambos, hace cuatro años.
Por eso se unieron
Las madres se conocieron en los juzgados. Algunas refirieron a
SEMlac su peregrinar por juzgados familiares, civiles, ministerios
públicos, comisiones varias de derechos humanos, y diversas instancias
supuestamente para la protección de la familia, así como agencias
especializadas en violencia contra las mujeres, el Congreso del Estado,
abogados de oficio y particulares, y un largo etcétera: "Nadie
escucha", "Nadie nos ve", aseguran.
Obtener algunos adelantos en los juicios de custodia -a veces la
convivencia compartida, unas pocas horas o días con sus hijos- las
obliga a gestiones en más de 16 instancias que, teóricamente,
administran la justicia civil y familiar; en las instituciones creadas
a partir de la lucha de las mujeres; a los términos de las leyes de
igualdad y de acceso a una vida sin violencia, instituciones y leyes,
afirma Mayela García, quien también es integrante de la Red de
Investigadoras especializadas en violencia contra las mujeres.
Todo ello forma parte de un entramado de simulación y mentira,
omisión e impunidad. Una de nuestras entrevistadas fue a dar a la
cárcel algunos días. Los argumentos: el desacato por haberse acercado a
su hijito en una plaza pública e intentar hablar con él, porque tenía
órdenes de restricción, mandadas por un juez.
Ahora "estamos unidas", dicen, para defendernos y abrir la discusión
sobre esta injusticia, mucho tiempo invisible y dolorosa. Están por
crear una organización civil que les dé un camino a muchas otras
mujeres.
Faviola Esquivel, originaria de Ciudad Juárez, explicó a SEMlac que
está sola en la ciudad de Puebla, porque aceptó acompañar al
intelectual César Cansino, director de una revista prestigiada llamada
Metapolítica, reconocido con tres doctorados.
"Hoy acudo a la opinión pública a través de los medios de
comunicación como una madre desesperada, por la falta de contacto y
comunicación con el señor César Cansino, que tiene a mis hijas,
privándolas de la educación académica, cometiendo una violación a los
derechos humanos infantiles, al no permitirles acceso a la escuela para
que yo no las localice", explica.
Pero además -añade- este señor suma a la violación de los derechos
de mis hijas, privándolas de contacto social y del contacto con la
madre y sus familiares, aspectos fundamentales para el desarrollo sano,
tanto emocional como físico, de mis hijas de tres y cinco años.
Faviola y las Madres Activistas esperan apoyo y solidaridad de la
comunidad en general, así como de los intelectuales, docentes y alumnos
de la Universidad Autónoma de Puebla y de todas las madres que se
encuentran viviendo una situación similar.
Lo más grave es que actualmente no hay forma de localizar al doctor
Cansino. Se ha escapado, igual que hicieron tantos otros hombres con
poder, apoyados por la complicidad de jueces, instituciones y de la
comunidad.
Una situación que se repite
Aunque en México no hay estadísticas sobre estos casos, informes de
los Estados Unidos indican que los padres que solicitan la custodia
exclusiva en un juicio ganan al menos 50 por ciento de las veces, según
Suzanne Riss, editora jefa de Working Mother.
Precisa que "el panorama de las custodias es alarmante para las
madres que trabajan, quienes en su mayoría lo hacen para proveer una
mejor vida a sus hijos", y agrega que "las mujeres se sorprenden al
comprender que el tiempo que pasan en la oficina, cada vez más, es
considerado por las cortes como una evidencia de que están poco
involucradas en el cuidado diario de sus hijos".
Estos nuevos lineamientos favorecen muchas veces a los padres, bajo
la creencia de que las mujeres que trabajan son menos devotas de sus
hijos. Pero la realidad indica que ello no es así, porque las madres de
hoy pasan el mismo tiempo en casa con sus hijos que el que pasaban las
mamás de los años cincuenta del pasado siglo.
Lo que sucede es que el tiempo que las madres dedican a sus hijos,
tal vez sea menos notorio (por ejemplo, quizás no tengan tiempo de
recoger a los niños en la escuela, pero sí les cocinan la cena),
mientras otras organizan su casa. Lo que no es posible es que los
jueces piensen como si estuviéramos en el siglo XIX, al decir de la
editora de Working Mother.
Un fenómeno asociado a la tragedia que viven las madres separadas en
condiciones de fuerza y conflicto, es el del divorcio. En México, hasta
60 por ciento de los juicios de divorcio lo inician las mujeres, según
datos del Instituto Nacional de Geografía e Información, divulgados el
pasado 14 de marzo. Ello explica la revancha de los exmaridos, dice
Mayela García.
La mayoría de las Madres Activistas refieren un punto ligado a su
tragedia: sus exparejas cuentan con el apoyo de sus madres; la guarda
custodia se las dan a las abuelas paternas y ellas aceptan. |
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