Palabra de Antígona
De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Gobernación en el Distrito Federal la violencia contra las mujeres se suplió en los últimos cuatro años pero las cifras del Observatorio de la Violencia de Género hablan de un crecimiento sostenido de homicidios de mujeres, una mayoría en espacios públicos
México,
D.F. 24 jun. 13. mecoPress.- Una noticia de la mañana del domingo me
dio escalofríos. Hace exactamente dos semanas que 11 jóvenes
desaparecieron de un antro de la Zona Rosa, llamado Heavens Afeter. Se
presume en las notas de los colegas periodistas que se suma una
jovencita. Es decir, serían 12. Pero nadie atina a dar su nombre y
nadie precisa nada. ¿Los culpables? ¿Y las investigaciones? y lo
importante, de los desaparecidos: nada. Las familias copadas asisten a
una mesa de “información” o de negociaciones. Se llama ganar tiempo
¿para qué?
Al parecer el
jefe de gobierno del Distrito Federal que va a la televisión a sonreír
y chancear con Brozo no tiene respuestas. Eso sí muestra que conoce el
doble sentido, un recurso machista y miserable con que se evidencia el
carácter de un individuo.
Pero no es eso
lo que me da escalofríos sino que una docena de medios publican el
domingo lo que puede o no ser cierto: que un dispositivo llamado Grupo
Especial de Reacción e Intervención (GERI), que depende de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), tiene en
“resguardo” a tres mujeres (no se saben sus nombres, ni sus edades, ni
nada) porque “trascendió” que se trata de testigas fundamentales en una
investigación que no tiene, evidentemente, resultados.
Las mujeres,
si esto es cierto. Ojo: están en grave riesgo. No tengo idea si alguna,
de las dos docenas de instancias, del Instituto de las Mujeres, de la
Dirección General de Igualdad, de la Subprocuraduría de Víctimas “con
perspectiva de género”, saben o hacen algo.
Y me enfrenta
porque en mayo de 2007 en el pueblo de Nocupétaro, estado de Michoacán,
cuatro jovencitas fueron “aseguradas” por el ejército por ser testigas
y conocer a una banda que participó en el asesinato de cinco militares
en esa región. Entonces la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
afirmó que esas jóvenes fueron abusadas por los soldados que las
detuvieron para atestiguar. Se contaron historias fantásticas, hasta
una entrevista que elaboró la propia CNDH, y un policía “especial”, las
llenó de adjetivos impronunciables, en una entrevista que yo le hice,
allá en Morelia, donde apareció un cuerpo especial, parecido al GERI.
Por razones
que no vienen al caso, yo estuve en Nocupétaro, porque era muy extraña
la denuncia de la CNDH, sacada de la manga cuando en todo el país se
discutía el ataque y asesinato de Ernestina Ascensio Rosario y crecía
la indignación social en Soledad de Atzompa, Veracruz. Me quedó claro
que se tendía una cortina de humo.
Semanas
después recorrí el pueblo de Nocupétaro, porque aparentemente las
jóvenes habían desaparecido. Estuve buscándolas, encontré a dos de
ellas, puede comprobar que no, que no habían sido ultrajadas, pero si,
durante meses utilizadas como señuelo para capturar a los responsables
de aquel asesinato, el mismo que se supo no fue en una emboscada, como
dijo Felipe Calderón, entonces, sino que se trataba de un pleito entre
borrachos. De modo que se había hecho el simulacro para obligarlas a
hablar y dar con los responsables. Ellas fueron sustraídas de su
familia, eran vigiladas por la policía, una especial que tenían en
Michoacán, en un lugar alejado del centro de la ciudad, igualito que
este operativo o dispositivo que ahora tiene retenidas a tres mujeres,
para que atestigüen. Se me hace la piel carne de gallina. ¿Dónde las
tendrán, que les harán, como puede suceder esto?
Me parece
terrible. No tener ningún elemento, no saber dónde están estas mujeres,
estos jóvenes desaparecidos y me indigna que se dé, teóricamente
prioridad a buscar a los culpables y no a los jóvenes tepiteños
desaparecidos. Ahí están los familiares presionando, pidiendo que las
autoridades los localicen. Mancera y su equipo no tiene respuestas.
Y no se trata
de echar leña al flamante jefe de gobierno, que por cierto tampoco
tiene respuestas sobre su filiación ideológica; habla de la izquierda
como si se hablara de un ente sin cuerpo, sin características, sin
ética, sin principios. Es una denominación en boca de Miguel Ángel
Mancera sin referencia de ningún tipo. Es la “izquierda” una
abstracción ¿cuál es su compromiso?
El jefe de
gobierno tampoco atina a explicar que va hacer con el permiso de
trasmisión para el sistema de Radio y Televisión del Distrito Federal:
Capital 21, que durante casi cinco años se construyó y trasmitía por
internet mientras ponían la antena y construían unas modernas
instalaciones. Si uno pica en internet Capital 21, siguen apareciendo
los programas y las producciones del sexenio pasado y una señora de
nombre Marcela Gómez Zalce, aparece como responsable. Nadie sabe que
está haciendo con el presupuesto, con la producción y qué pasará con la
concesión que se logró. No hay respuesta.
Tampoco hay
compromiso de género. Término que no atina a diseccionar el jefe de
gobierno. Lo vi con Brozo diciendo que trabaja también “en el tema de
género”, como si las concretas capitalinas, más o menos entre mujeres,
niñas y ancianas, son cinco millones. Pero él no tiene respuesta. No
sabe o no le importa.
Además en
estos asuntos: el de la procuración de justicia, en el de la política
pública para las mujeres y en el tema del canal de televisión, Mancera
es laxo, escurridizo, impreciso, absolutamente irresponsable.
De acuerdo con
las cifras de la Secretaría de Gobernación, resultado de un estudio
antes de la nueva administración, en el Distrito Federal la violencia
contra las mujeres se suplió en los últimos cuatro años y las cifras
del Observatorio de la Violencia de Género hablan de un crecimiento
sostenido de homicidios de mujeres, una mayoría en espacios públicos.
Es decir, eso
que llama el jefe de gobierno el “tema” de género no es algo gracioso
ni merece indiferencia. No le importa. En lugar de promover la
designación en el Instituto de las Mujeres, de una persona cabal y
entendida, feminista y capaz, dejó ahí a la suplente de Malú Micher, a
la licenciada Beatriz Santamaría Monjaraz, quien sin la capacidad y la
experiencia necesarias, se debate ante la cuantiosa deuda con que
dejaron a ese instituto y sin saber qué hacer.
O sea el jefe
de gobierno, el más votado desde que en 1993 las y los habitantes de la
capital pudimos elegir a nuestras autoridades, es un bribón, que cree
que puede transcurrir en un concurso de simpatías, sin atender los
graves problemas de injusticia, impunidad y políticas públicas que ya
fueron ensayadas por la izquierda, con nombre y apellido, se llama
Partido de la Revolución Democrática y que apuntaron a soluciones
inteligentes, moderadas sí, pero con perspectiva y gobernabilidad. Más
rápido de lo esperado estamos viendo y viviendo una suerte de
simulación y faramalla sin gobierno.
La capital del
país ya fue un día –1985—tomada por sus habitantes, para poner orden,
asistencia y justicia. ¿Será que es eso lo que tenemos que hacer ahora?
En un momento de crisis suprema, de desempleo, de falta de recursos, de
una creciente violencia que ya habíamos despedido y dónde, el Jefe de
gobierno no tiene equipo. ¿Dónde estarán esos 11 jóvenes
desaparecidos?, la joven sin nombre; donde estarán esas “testigas
indispensables”. La autoridad tiene la palabra; cuál es la política
para realmente enfrentar la violencia contra las mujeres y cuál es su
política de medios, que no sea la de recurrir a los monopolios y
seguramente pagar cantidades estratosféricas para una suave, suavísima
entrevista que le hizo el señor Brozo en Canal 4, el hombre que
considera “nalguitas a las mujeres”. El colmo.
Veremos.
Foto: Archivo AmecoPress.
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