6/25/2013

¿Qué está pasando en Brasil?



Tres feministas dieron sus puntos de vista a COMUNICAR IGUALDAD sobre lo que estaría pasando en Brasil. Si bien el país habría avanzado mucho en los últimos diez años de gobierno del Partido de los Trabajadores, hay vicios de gestión política que deberían modificarse -básicamente la corrupción y los acuerdos de capitales que no benefician a la gente- pero también faltaría dar unas cuantas vueltas de tuerca más para profundizar la democracia, como un mayor participación ciudadana y una ampliación de los derechos civiles. En las manifestaciones aparecieron entre los reclamos las amenazas de restricciones de derechos para las mujeres y las personas homosexuales a partir de diferentes proyectos de ley con actualidad parlamentaria.
COMUNICAR IGUALDAD- Aun  no sabemos exactamente qué está ocurriendo. Las demandas de la población comenzaron debido al aumento de las destbrasil1tarifas de los ómnibus. El transporte es público pero está cedido en concesión a las empresas privadas hace muchos años y los empresarios aumentan la tarifa cuando quieren. El pueblo comenzó entonces a reclamar a partir del pedido del ‘pase libre’ de los estudiantes, pero la movilización alcanzó niveles sorprendentes tanto en las capitales de los estados como en las ciudades más pequeñas. Y a partir de ahí comenzaron a escucharse demandas por los servicios públicos de calidad en general: salud, educación y seguridad.” Clair Castilhos –secretaria ejecutiva de la Red Nacional Feminista de Salud, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos de Brasil- tiene el mismo desconcierto frente a lo que sucede en su país que buena parte de las y los analistas políticos de Brasil.
La gente comenzó a salir a la calle en San Pablo el 6 de junio, en principio quejándose por el aumento del boleto de transporte, y dos semanas después las manifestaciones no paran en gran parte del país a la vez que los reclamos se amplifican hacia una mejora de los servicios públicos pero también hacia la ampliación de derechos, y aquello que fue originalmente una manifestación popular espontánea hoy está cruzada por pancartas políticas pero también por sectores extremistas que estarían tratando de aprovechar la tajada para atacar a un gobierno de extracción popular: el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil está al frente del Poder Ejecutivo desde hace diez años. Algo en lo que habría coincidencia en el análisis es que lo que se logró en los últimos diez años en Brasil en términos de mejora de la situación de las personas más desfavorecidas, y crecimiento de la clase media, debería profundizarse con una mayor participación ciudadana, ampliación de derechos civiles y depuración de la clase política.
protestosabado
En Brasil es necesario que se profundicen los mecanismos para la participación democrática de la población, como la reforma política, para que todas las personas puedan fiscalizar el uso de los recursos públicos –señala Telia Negrao, coordinadora del Proyecto Monitoreo de la CEDAW, de la Red Nacional Feminista de Salud, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos-. Por otro lado, hay un enorme descontento en relación al papel de la clase política en todos los niveles. La despolitización en general de la población lleva a la elección de representantes tradicionales, vinculados a las iglesias y a los grandes capitales, que negocian sus votos en el Parlamento. Y desafortunadamente el actual gobierno no resistió los embates de estos sectores conservadores, que minan los derechos humanos de las mujeres y todo avance social. La falta de legitimidad de los actuales partidos políticos de izquierda y derecha, por estar envueltos en situaciones de corrupción e intereses creados, lleva a que ocurran manifestaciones populares sin mucha dirección. Yo estoy participando de las manifestaciones y lo que veo es que esta movilización no llevará a mucho a menos que se defina una agenda política.”
dest2brasilPara Rita Segato –antropóloga argentina que vive hace muchísimos años en Brasil- aparecería un riesgo en la posibilidad de utilización de esta movilización. “Entre quienes manifiestan está la gente del Movimiento del Pase Libre, pero también hay otra gente que de repente es llamada a percibir todo lo que debería tener en términos de derechos y servicios y no tiene, y también hay otros sectores que quieren arrebatarle el gobierno al PT y que saben que no podrán hacerlo fácilmente por medio de elecciones porque el PT administró bien o, por lo menos, mejor que nadie hasta el momento –explica desde Brasil-. Este pequeño grupo se lanzó a las calles la semana pasada, ayudado por sectores de las fuerzas de seguridad, y los sectores auténticos, que reivindican causas críticas, se dieron cuenta de la presencia y de la peligrosidad de estos elementos extraños en su comportamiento, en su corporalidad y en sus consignas dentro de la marcha y se dividieron en dos frente a lo que perciben como golpismo (el “Fuera Dilma”, que no es la meta del movimiento de forma alguna): una parte llamó a replegarse y otra a continuar. Y la Red Globo, hace equilibrio,  está insegura, se mantiene expectante, no quiere elegir lado todavía por ninguno de los dos bandos.”
Un detonante del malestar popular que apareció fuerte en los reclamos fueron también los gastos millonarios que debería hacer el Estado, por imposición de la Federación Internacional de Futbol y del Comité Olímpico, para preparar las instalaciones del país con vistas al Mundial de Futbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. E hilando aún más fino, los reclamos se expanden, en el terreno económico, a megaproyectos inmobiliarios impuestos a los gobiernos por grandes empresas constructoras como contrapartida de su apoyo electoral y la avanzada de los sectores ruralistas que así como antes impidieron la reforma agraria ahora se oponen a la demarcación de los territorios de los pueblos indígenas.
En términos de derechos civiles, tanto Negrao como Castilhos y la Articulación de Mujeres Brasileras (AMB), señalan también los avances fundamentalistas en el Congreso –como parte de los acuerdos parlamentarios que mencionaba Castilhos entre las iglesias conservadoras y otros sectores- que están promoviendo un Estatuto del No Nacido –de tal forma de frenar cualquier apertura hacia la despenalización del aborto- y un subsidio para las mujeres víctimas de violación; y otro proyecto que promueve tratamientos psicológicos a las personas homosexuales para “curarlas”. “Estamos sufriendo una opresión fundamentalista, dirigida por las bancadas evangélicas, católicas, espiritistas y conservadoras en general, que están aprobando estos proyectos de ley en las comisiones del Parlamento –señala Castilhos-. Se está transformando el Congreso nacional en un tribunal de la inquisición.”
El problema que dio inicio a las manifestaciones, el transporte público, también tiene aristas que afectan particularmente a sectores vulnerables dest3brasilcomo las mujeres. No se trata sólo de un servicio caro sino también malo: quienes conducen en muchas ciudades aún siguen desempeñando el doble rol de estar al frente del vehículo y cobrar el pasaje, y el servicio tiene tantas deficiencias que surgieron medios de transporte “alternativos”, controlados por las mismas empresas que regentean el “transporte oficial” –en connivencia con las autoridades municipales- y que no tienen ningún tipo de control del Estado. Esto hace que estos medios, utilizados por las personas para agilizar la enorme cantidad de horas que invierten cada día en viajar, estén mucho más expuestos a los robos de parte de cuadrillas organizadas y quienes viajan en ellos a los abusos sexuales, un riesgo que corren particularmente las mujeres.
En este sentido, un caso que dio la vuelta al mundo en marzo de este año, fue el de una turista que fue víctima de violación por parte de dos hombres en un bus en Río de Janeiro durante la madrugada.

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