Por
primera vez desde que inició el conflicto magisterial por la reforma
educativa y justo cuando estas protestas ya no son sólo en el DF sino
que se extendieron a prácticamente todos los estados del país, el
gobierno federal y las autoridades de la Ciudad de México parecen,
tardíamente, querer reaccionar para controlar y someter a las
movilizaciones de los maestros. En casi un mes desde que iniciaron las
protestas del magisterio de la CNTE, a la que se están sumando ahora
secciones sindicales del SNTE en todo el país, el gobierno de la
República y el del DF mostraron una tolerancia que rayó en la debilidad
institucional y hoy parecen dispuestos a cambiar eso.
La razón de que finalmente hayan reaccionado tanto a nivel federal como en la capital no es otra que la presión por la ceremonia del Grito de Independencia y el Desfile Militar del 16 de Septiembre que, por historia y tradición, debe celebrarse en el Zócalo capitalino, actual territorio del campamento de la CNTE. Ni el gobierno de Enrique Peña Nieto ni la administración de Miguel Ángel Mancera parecen dispuestos a ceder la plaza en el que sería el primer Grito oficial del Presidente y, con mensajes abiertos (“Sí habrá Grito”: Osorio) o velados (“Todos queremos que haya Grito…y yo debo proteger a los ciudadanos”: Mancera) han dejado claro que, por las buenas o con el uso de la fuerza, el Zócalo será desalojado a tiempo para los dos actos oficiales.
A eso obedece que ayer se endureciera la presencia de la Policía capitalina en las marchas realizadas por los maestros en el DF, donde se registraron enfrentamientos entre mentores y granaderos cuando los primeros intentaron bloquear el Periférico por segunda ocasión en el día.
El mensaje de fuerza fue recibido por la CNTE que ayer mismo, tras varias horas de desquiciar las zonas centrales de la ciudad, exigió una reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en la que, dijeron, platearán sus “demandas definitivas” para levantar su plantón en la ciudad: reformar las leyes secundarias en materia educativa, ya promulgadas por el presidente, y modificar los mecanismos de evaluación a los maestros. En la reunión de hoy se definirá si sigue o no la movilización en la capital.
El problema para el gobierno federal es que ya no sólo es el DF el escenario de las protestas, paros, bloqueos y plantones de maestros. A las zonas de influencia de la CNTE se han ido sumando cada vez más secciones sindicales del SNTE que han salido a las calles en más de 24 estados para expresar su rechazo a la reforma educativa. Ayer mismo se bloquearon las garitas y puentes internacionales en Sonora, Tamaulipas y Baja California, además de marchas y movilizaciones en Zacatecas, Tlaxcala, Veracruz, Durango, sin contar el paro total en Chiapas y Michoacán, y los bloqueos a la autopista del Sol en Guerrero.
Es decir que la mecha de la insurgencia magisterial parece haber prendido en buena parte del país, en gran medida por la actitud pasiva -de “gobernanza”, dirían ellos- asumida por las autoridades federales ante el plantón de la CNTE en el Distrito Federal.
El problema es que ahora los gobernadores tienen encima también los paros y movilizaciones que ya no se reducen a la disidencia magisterial, sino que involucran también a secciones del SNTE, lo que confirma una de dos cosas: o la crisis de liderazgo del sindicato magisterial es de fondo y la actual dirigencia encabezada por Juan Díaz de la Torre no controla ya el desbordamiento de la inconformidad por la reforma o dentro del sindicato que controlara por más de 20 años Elba Esther Gordillo hay “manos negras” que agitan la protesta de los maestros contra la reforma peñista.
En cualquier caso, en estos momentos ya no parece seguro que terminar el conflicto en el DF -que podría pactarse, por las buenas o por las malas, antes del 15 de septiembre- sea también el fin de la rebelión magisterial en otras partes del país.
NOTAS INDISCRETAS…El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que compareció ayer en San Lázaro se veía menos soberbio y más sencillo a la hora de responder a los duros cuestionamientos de los diputados. “No cabe duda que la realidad aplaca los humos”, dijo un diputado del PRI al comentar en corto los malos resultados económicos en la gestión de Videgaray… Cierra la semana con Serpiente. Mal augurio.
La razón de que finalmente hayan reaccionado tanto a nivel federal como en la capital no es otra que la presión por la ceremonia del Grito de Independencia y el Desfile Militar del 16 de Septiembre que, por historia y tradición, debe celebrarse en el Zócalo capitalino, actual territorio del campamento de la CNTE. Ni el gobierno de Enrique Peña Nieto ni la administración de Miguel Ángel Mancera parecen dispuestos a ceder la plaza en el que sería el primer Grito oficial del Presidente y, con mensajes abiertos (“Sí habrá Grito”: Osorio) o velados (“Todos queremos que haya Grito…y yo debo proteger a los ciudadanos”: Mancera) han dejado claro que, por las buenas o con el uso de la fuerza, el Zócalo será desalojado a tiempo para los dos actos oficiales.
A eso obedece que ayer se endureciera la presencia de la Policía capitalina en las marchas realizadas por los maestros en el DF, donde se registraron enfrentamientos entre mentores y granaderos cuando los primeros intentaron bloquear el Periférico por segunda ocasión en el día.
El mensaje de fuerza fue recibido por la CNTE que ayer mismo, tras varias horas de desquiciar las zonas centrales de la ciudad, exigió una reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en la que, dijeron, platearán sus “demandas definitivas” para levantar su plantón en la ciudad: reformar las leyes secundarias en materia educativa, ya promulgadas por el presidente, y modificar los mecanismos de evaluación a los maestros. En la reunión de hoy se definirá si sigue o no la movilización en la capital.
El problema para el gobierno federal es que ya no sólo es el DF el escenario de las protestas, paros, bloqueos y plantones de maestros. A las zonas de influencia de la CNTE se han ido sumando cada vez más secciones sindicales del SNTE que han salido a las calles en más de 24 estados para expresar su rechazo a la reforma educativa. Ayer mismo se bloquearon las garitas y puentes internacionales en Sonora, Tamaulipas y Baja California, además de marchas y movilizaciones en Zacatecas, Tlaxcala, Veracruz, Durango, sin contar el paro total en Chiapas y Michoacán, y los bloqueos a la autopista del Sol en Guerrero.
Es decir que la mecha de la insurgencia magisterial parece haber prendido en buena parte del país, en gran medida por la actitud pasiva -de “gobernanza”, dirían ellos- asumida por las autoridades federales ante el plantón de la CNTE en el Distrito Federal.
El problema es que ahora los gobernadores tienen encima también los paros y movilizaciones que ya no se reducen a la disidencia magisterial, sino que involucran también a secciones del SNTE, lo que confirma una de dos cosas: o la crisis de liderazgo del sindicato magisterial es de fondo y la actual dirigencia encabezada por Juan Díaz de la Torre no controla ya el desbordamiento de la inconformidad por la reforma o dentro del sindicato que controlara por más de 20 años Elba Esther Gordillo hay “manos negras” que agitan la protesta de los maestros contra la reforma peñista.
En cualquier caso, en estos momentos ya no parece seguro que terminar el conflicto en el DF -que podría pactarse, por las buenas o por las malas, antes del 15 de septiembre- sea también el fin de la rebelión magisterial en otras partes del país.
NOTAS INDISCRETAS…El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que compareció ayer en San Lázaro se veía menos soberbio y más sencillo a la hora de responder a los duros cuestionamientos de los diputados. “No cabe duda que la realidad aplaca los humos”, dijo un diputado del PRI al comentar en corto los malos resultados económicos en la gestión de Videgaray… Cierra la semana con Serpiente. Mal augurio.
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