Mientras que México vive un nuevo rumbo en el mercado energético, grupos de interés en Estados Unidos presionan a su gobierno para que mantenga vigente la prohibición de exportar crudo
Si EU se abriera a la exportación, se estima que entre el 2016 y 2030 se
vería un aumento de 1.2 millones de barriles diarios en su producción
9.4% es
la diferencia promedio en los precios del crudo WTI, usado como
referencia en EU, contra el crudo Brent, de referencia internacional,
del 2010 al 2014
173% El aumento que los precios de las acciones de las empresas refinadoras estadounidenses han visto en los últimos tres años
En
los últimos meses, el contraste en la dirección regulatoria que han
tomado los sectores energéticos de México y de Estados Unidos se ha
vuelto más notorio.
Mientras que el Gobierno de México puso fin al monopolio de 76 años
que Pemex había tenido sobre la producción petrolera, y ahora permitirá
a la inversión privada explotar, e incluso exportar hidrocarburos, en
Estados Unidos sigue en vigor una prohibición, vigente desde 1975, a la
exportación de productos petroleros no-refinados.
Así, mientras que el gobierno mexicano ha buscado mayor apertura en
el sector energético, el estadounidense se ha dedicado a mantener una
importante barrera a la apertura total del suyo.
Y esto no sólo tiene que ver con un deseo de parte del gobierno
estadounidense de mantener sus precios energéticos domésticos baratos,
sino también con presión por parte de las refinerías de ese país, cuyos
intereses se verían afectados si se elimina la actual prohibición a la
exportación de crudo.
La bonanza refinadora
Gracias a la explotación de los hidrocarburos de lutitas (mejor
conocidos como shale) en Estados Unidos, los últimos años han
representado una bonanza para la industria refinadora.
Gracias a la prohibición vigente, la cual restringe la exportación
de productos petroleros no-refinados, pero permite la exportación
ilimitada de productos refinados, las refinerías estadounidenses han
aprovechado esta situación para comprar crudo barato y exportar
productos refinados a un precio mayor.
De esta forma, la exportación de productos petroleros refinados
desde Estados Unidos se ha triplicado en la última década, desde un
nivel de 1.02 millones de barriles diarios en el 2004, a 3.47 millones
de barriles diarios en el 2013, según datos del Departamento de Energía.
El Financial Times reporta que esto también se ha reflejado en los mercados accionarios de Estados Unidos.
Mientras que los precios de las acciones de las empresas de
exploración y producción (E&P) de hidrocarburos han visto un
aumento promedio de 39 por ciento en los últimos tres años, los precios
promedio de las acciones de las refinerías se han incrementado en un
173 por ciento durante el mismo periodo.
Es por esto que las refinerías se encuentran entre quienes han
puesto gran presión sobre los legisladores estadounidenses para
asegurarse de que no se elimine la prohibición vigente, que hasta ahora
les ha otorgado una importante ventaja competitiva.
Crudo barato
Aún sin la apertura a la exportación, la diferencia de precio que ha
impulsado las ganancias de las refinerías estadounidenses se ha
reducido significativamente, y con esto su ventaja competitiva se ha
visto afectada.
Mientras que en su punto más alto la diferencia entre los precios
del crudo WTI, referencia en Estados Unidos, y el crudo Brent, de
referencia internacional, fue de más de 28 dólares por barril en el
2011, actualmente ésta es de aproximadamente 6 dólares por barril.
Pero si el país se abriera a la exportación, la consultora
energética IHS estima que entre el 2016 y el 2030 se vería un aumento
de 1.2 millones de barriles diarios en su producción petrolera
promedio.
Estos aumentos en la producción, junto con la entrada al mercado
internacional del crudo estadounidense, podrían significar que el
precio del petróleo descienda significativamente.
De esta forma, un reporte de Citigroup estima que en los próximos
cinco años el precio promedio del petróleo alrededor del mundo podría
alcanzar los 75 dólares por barril, una caída de aproximadamente 30 por
ciento contra su nivel promedio actual.
Esto no sólo llevaría a que la diferencia de precio entre el WTI y
el Brent se reduciría a solamente la diferencia en los costos de
transportación, lo cual eliminaría la ventaja competitiva para las
refinerías, sino que además la reducción en los precios traería
consecuencias negativas para aquellos países que dependen de los
ingresos petroleros para sus finanzas públicas, como es el caso de
México.
Especialmente al considerar que durante los últimos años más de un
tercio de los ingresos del presupuesto del Gobierno Federal mexicano
han provenido de la explotación de hidrocarburos.
Historia de la prohibición
1. En 1975 el Gobierno de Estados Unidos comenzó a restringir la
exportación petrolera en respuesta a un embargo lanzado por la OPAEC.
Esto cubre la exportación de productos petroleros no-refinados, pero
permite la exportación ilimitada de productos refinados.
2. Después de décadas sin quejas por la prohibición, el país vivió
un aumento del 33 por ciento en su producción de crudo entre el 2008 y
el 2013. Esto provocó una caída de precios y los productores comenzaron
a pelear para que se levantara la prohibición y poder vender en el
extranjero.
3. La posible apertura estadounidense significaría un nuevo, e
importante, participante dentro del mercado global de petróleo.
Cualquier cambio en este ámbito tendría un impacto en las finanzas de
México, que depende en gran parte de la extracción de petróleo.
4. Los principales afectados hasta el momento son las refinadoras,
que han vivido una época de bonanza dentro de un mercado cerrado. A
finales del mes pasado, el gobierno estadounidense permitió la
exportación de cierto tipo de petróleo ultraligero, todavía está
pendiente acabar por completo con la prohibición.
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