8/19/2014

La decadencia


Alberto Aziz Nassif
A pesar de que el Imperio Romano era una forma de gobierno hegemónica a lo largo de varios siglos, no fue lo mismo Julio César que Calígula. En México ha cambiado de manera importante el desempeño de los políticos y el juicio ciudadano sobre ellos. El sistema político ha entrado a una fase de decadencia profunda. 
Hubo un tiempo en donde la clase gobernante, que era del PRI, estaba estigmatizada, con razón, por el manejo discrecional de los recursos públicos, por la corrupción y el abuso de poder. Mientras que las oposiciones estaban lejanas del gobierno y podían ser apreciadas como radicales o incompetentes, pero guardaban cierto prestigio por su honestidad. La transición democrática y la alternancia de partidos en el poder, generaron, al inicio, ciertas expectativas de cambio y nuevos aires, que pronto se evaporaron frente a las inercias de la corrupción. A medida que se creaban nuevas instituciones surgían las prácticas para darle la vuelta para que los intereses se acomodaran y siguieran en lo mismo. Ahora el “nuevo” IFAI mostró, en el primer reto, que es un organismo capturado. 
Así, se terminó con la partida secreta de la presidencia, una cantidad millonaria manejada completamente a discreción que terminaba en robo, pero ahora tenemos partidas secretas en el Congreso, que se manejan de la misma forma: bonos, subvenciones, premios, que el poder legislativo usa para su beneficio y que los jefecillos de diputados y senadores mueven a su gusto. Hace algunos años las prácticas de gobierno de las oposiciones se igualaron con el PRI y la diferencia partidista se esfumó. Dejó de ser importante el color del partido, porque las pequeñas diferencias fueron enterradas por las grandes semejanzas. 
A pesar de los avances que pueden representar los mecanismos institucionales por la transparencia, la opacidad y la corrupción inundan el ambiente político. Sólo hay que ver el mundo de Pemex y los abusos del sindicato, de los que ordeñan los ductos, de los que roban al consumidor con litros incompletos. Quizá antes estaban más claras las formas del reparto patrimonial, porque se tenía una estructura de poder centralizado y vertical, ahora se ha descentralizado y la corrupción se ha dispersado. Cada poder maneja sus recursos, cada nivel de gobierno hace y deshace a su gusto sus presupuestos. Eso sí, el nivel de burocracia, comprobación y auditoría, se han vuelto infernales, pero la dinámica de corrupción avanza incontenible. 
La vida escandalosa de los políticos ha pasado de los rumores a las redes sociales. Una mezcla de espionaje y difusión revela el secreto y surge el escándalo. A cualquiera le pueden grabar una llamada, o lo pescan en una fiesta privada de legisladores que parecen divertirse como si fueran narcos. No hay gran diferencia entre las fiestas de la serie de televisión sobre Pablo Escobar y lo que alcanzamos a ver con los panistas en Puerto Vallarta. La política, los negocios y la corrupción se han acercado hasta confundirse. Prácticamente todas las semanas salen a la opinión pública casos que quedan impunes: desde desvío de recursos, moches, tráfico de influencias, hasta prostitución y trata. 
En un país democrático esos legisladores que practican los moches, ya deberían haber renunciado; los gobernadores que endeudaron a sus estados como Moreira, o los que fueron abiertamente corruptos, como Montiel, ya deberían estar en prisión; los gobernadores como Moreno Valle deberían ser sometidos a juicio político; los líderes como Romero Deschamps, deberían estar sometidos a la justicia. Pero estamos en un país en donde el ex presidente Calderón da lecciones de moral, cuando él encabezó un gobierno muy corrupto. 
La decadencia de los políticos va acompañada de una ciudadanía desencantada que desconfía profundamente de sus “representantes” porque son impunes. Estamos metidos en un sistema partidocrático, en donde los pesos y contrapesos son débiles. Tenemos organismos autónomos en teoría y capturados en realidad. Estamos en un país en donde las élites legislan en contra de los ciudadanos y lo celebran. El PRI está de regreso, los viejos controles se reinstauran y la oposición está desdibujada. Estamos en la decadencia…
 @AzizNassif

Investigador del CIESAS

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