MÉXICO, D.F. (Proceso).- La comparación sirve
siempre como una herramienta para saber si vamos bien, estamos igual o
avanzamos. De ahí que resulte interesante el análisis de los estudios
internacionales. Veamos cómo la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), en la más reciente radiografía de sus
integrantes, evalúa a México.
Primero. Como es lógico para
todos, nuestro país es el más inseguro de los miembros de ese
organismo. Brasil y Rusia se colocan ligeramente mejor. Por el
contrario, Japón es el más seguro. Mientras en Estados Unidos, Reino
Unido, Japón, Canadá y Polonia la cifra de personas que afirman haber
sufrido algún delito es menor de 2%, en México es de 12.8%, lo que
refleja el grave problema que sacude a la República, que también ocupa
uno de los lugares más bajos en ingresos y equidad.
En México, según la OCDE, el ingreso familiar es de 12 mil
850 dólares al año. Esto, por supuesto, si la riqueza se repartiera de
forma equitativa. Como no es así, la brecha entre los más ricos y los
más pobres es muy alta: El 20% de los que más ganan obtienen al menos 13
veces más que el 20% de los más pobres, lo que hace de México una
nación gravemente inequitativa.
Y en esa misma lógica, los mexicanos trabajan 2 mil 226
horas al año –el promedio de la OCDE es de mil 765 horas– para ganar un
sueldo muchas veces inferior al de los demás integrantes del organismo. A
pesar de que México destina una gran parte de su presupuesto a la
educación, sus resultados son bajísimos. En efecto, sólo 36% de los
ciudadanos entre 25 y 64 años tienen estudios de secundaria, lo que
dista mucho del promedio: 75%. Este es el país con los niveles
educativos más bajos de la OCDE, mientras que Finlandia cuenta con los
niveles más altos. Y por lo que concierne a calidad en niveles de
lectura y matemáticas, la República Mexicana alcanza 417 puntos, contra
el promedio de 497. Dato importante es que las mujeres mexicanas
salieron en el estudio un punto porcentual arriba que los hombres.
Segundo. En México, la esperanza de vida ha subido a 74
años; aún así, es menor que el promedio, que es de 80 años. Las mujeres
tienen una esperanza de vida de 77 años, y los hombres de 71. En
contaminación, también este país anda mal. El nivel de las partículas
atmosféricas PM10 –que son contaminantes, están en el aire, entran a los
pulmones y pueden dañarlos– es de 28.9 microgramos por metro cúbico,
bastante más alto que el promedio de 20.1 microgramos.
No se diga la calidad del agua: 20% menos potable que el
promedio de los países de la OCDE. Incluso en las relaciones personales,
los mexicanos confían menos (como lo han documentado Samuel Ramos y
Octavio Paz) que en otras partes del mundo. En efecto, 68% de los
connacionales dice tener alguien en quien confiar cuando lo necesita,
mientras que el promedio es de 84%.
Una de las grandes aportaciones de la simulación mexicana
es la credencial para votar, que se obtiene porque hace las veces de
documento de identidad y es gratuita, más que para ejercer el derecho al
voto. No tener credencial para votar es casi tanto como la muerte
civil. A pesar de ello, México tiene una participación política de 63%,
contra el promedio de 72%.
Tercero. Aunque los indicadores anteriores ponen de
relieve que nuestro país tiene una gran ventana de oportunidades para
mejorar, sorprende que el estudio de la OCDE afirme que los mexicanos
están más satisfechos con su vida (82% dice tener más experiencias
positivas en un día normal –sentimientos de paz, satisfacción por sus
logros, etcétera) que el promedio de 76%. Dichos datos de la OCDE fueron
obtenidos específicamente para este organismo internacional por la
encuestadora Gallup, y lo mencionado resulta preocupante porque refleja
un problema en la encuesta o muestra un grave estado de negación o
evasión de los mexicanos ante su realidad, en virtud de que se observa
un profundo divorcio entre su calidad de vida objetivable y su calidad
de vida aparentemente percibida.
Si esto que afirma Gallup para la OCDE es cierto, se
tendrá PRI para rato porque lo más importante no es la verdad vivida,
sino la verdad percibida. Aquí cabría el dicho utilizado por el mexicano
al que se le pregunta “¿cómo estás”, y que en su respuesta dice entre
bromas y veras: “jodido, pero contento”. ¿Será? l
ernestovillanueva@hushmail.com
@evillanuevamx
www.ernestovillanueva.blogspot.com
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