11/22/2014

3° Festival de la Marcha de las Putas: “La línea es clara, es el consentimiento”


El sábado 22 de noviembre se realizará en Buenos Aires el 3° Festival de la Marcha de las Putas, movimiento que se inició cuando un policía canadiense dijo en voz alta lo que la mayoría de la sociedad piensa pero no explicita: si las mujeres quieren dejar de ser violadas, tienen que dejar de vestirse como putas. Natasha Urman, coordinadora de la Marcha, analiza en esta nota cómo la sociedad, la cultura, los medios, promueven la construcción de estereotipos femeninos hipersexualizados y luego culpabilizan a las mujeres de los abusos sexuales y las violencias que se cometen sobre ellas. “La línea es clara, la línea es el consentimiento: la diferencia entre el sexo y la violación es el consentimiento, la diferencia entre el acoso y el piropo agradable es el consentimiento a recibirlo, la diferencia entre tener relaciones y un abuso es un SÍ” afirma.
CV2Por Natasha Urman
COMUNICAR IGUALDAD- Desde que hace unos años, en Canadá, un policía expresó públicamente y con total seguridad que si las mujeres queremos dejar de ser violadas, entonces tenemos que dejar de vestirnos como putas, el movimiento “La Marcha de las Putas” (Slutwalk) se inició y se extendió con fuerza hacia diferentes países del mundo y sus ciudades.
Requiere un poco de esfuerzo notar que el bombardeo publicitario y mediático nos grita que nos exhibamos, que tomemos alcohol porque nos  hace pertenecer, que seamos sexys porque de lo contrario no seremos aceptadas, en paralelo a gran parte de la sociedad, que insiste con que nos tapemos, con que si nos manosean es por lo que tenemos puesto, que el consentimiento no importa, que es la mujer la que se expone y por ende la responsable.  Como sociedad seguimos hablando de “provocar” abusos, no desde el lado del abusador, sino desde el de la víctima.
¿Cuál será el día en el que en conjunto nos enfoquemos en el tipo de educación que recibimos, en el tipo de cultura que construimos y aquél que acosa¸ abusa¸ violenta, viola, mata? La cultura de la violación es nuestra cultura. La cultura de la culpabilización de la víctima¸ de la justificación del victimario, de la revictimización, de la negación de la realidad que nos rodea, que no se trata sencillamente de la inseguridad que vemos cuando prendemos el noticiero sino de lo que recibimos de tantos frentes que tomar consciencia de aquello ya nos abruma y hasta a veces nos convence: “Puta! vos te lo buscaste”. Decirle a una mujer que se lo buscó es decírselo a todas y cada una de ellas.

nata

Nos reunimos en Plaza de Mayo este 22 de noviembre porque estamos completamente seguros/as de que la línea es clara, pero la forma en que los casos emblemáticos del último tiempo culminaron en mujeres violadas y asesinadas, incluso mutiladas y encontradas en bolsas de residuos, y aun así siendo acusadas de “putas” nos deja claro que el grueso de la sociedad aún considera que la línea es borrosa.

La línea es clara, la línea es el consentimiento: la diferencia entre el sexo y la violación es el consentimiento, la diferencia entre el acoso y el piropo agradable es el consentimiento a recibirlo, la diferencia entre tener relaciones y un abuso es un SÍ.
Sostenemos que el consentimiento se da, no se da por sentado. Que es activo, que es un ida y vuelta, que es explícito y se da en igualdad de condiciones. Sostenemos que si tenés miedo de decir que “no”, no puede haber consentimiento. Sostenemos que pasar por encima de la línea del consentimiento es violencia.  Sostenemos que si por desarrollar nuestras actividades cotidianas al igual que los hombres lo hacen, tenemos que pagar el acoso o el abuso como derecho de piso, entonces es claro que aún no podemos referirnos a la nuestra como una sociedad igualitaria. 
Mientras una de cada seis mujeres constituyan la estadística de víctimas de alguna forma de abuso sexual, concientizar y educar sobre el consentimiento nos resulta necesario para llevar a cabo como algo colectivo. Y mientras siga siendo ésta la forma en la que se revictimiza a las víctimas, luchar por una sociedad que contenga y apoye a sobrevivientes de violencia sexual seguirá siendo fundamental.
El 22 de Noviembre marchamos las putas, y las putas somos todas, porque todas fuimos etiquetadas con esa palabra en alguna ocasión. Fue puta la que dijo que no quería, la que respondió a un comentario desubicado por la calle, la que decidió ponerse un escote, la que disfrutó y disfruta de su cuerpo y decide tener relaciones  con quien quiera  y cuando quiera  (pero también es criticada la que decide esperar y no tenerlas), es puta la que fue violada, la que se quiere, se respeta y se valora a sí misma, y por eso decide gozar de su cuerpo de la forma que quiera. Es puta la que decide por sí misma, es puta la que es libre.
Convocamos e invitamos a que marche la sociedad, a que marchemos personas de todo género en contra de la cultura de la violación, a que marchemos las putas y a que marquemos y remarquemos la clara línea del consentimiento.
Marcha de las Putas: 22 de noviembre a las 15hs en Plaza de Mayo.

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